Matriz energética mundial 2022

Clara Sánchez Guevara.

Incluso, dentro de los países occidentales, principalmente de la Unión Europea, después de la escalada del conflicto bélico, transitar a lo “verde” se hace con pinzas, luego de haber querido “liderar” el primer puesto en la carrera por la transición energética, pasando ahora a un periodo de promoción, para venderla a los países en desarrollo y pobres que nunca han alcanzado el desarrollo, como la panacea que ahora sí, permitirá alcanzar el desarrollo sostenible que ahora es “verde”, mientras ellos, echan mano al uso de las energías fósiles para seguir salvando sus economías, aunque sigan calentando la tierra y exacerbando las consecuencias del cambio climático.


Entre el cambio climático, la transición energética y el mundo multipolar

El 2022 estuvo marcado por el conflicto Rusia – OTAN, aún es así, donde el tema de la crisis alimentaria, energética y climática descolló en la disputa mundial, en medio de la aceleración de la emergencia del mundo multipolar. Cuestiones que se instalaron con fuerza desde la pandemia por la Covid-19.

En consecuencia, en este escenario de disputa entre unipolaridad y multipolaridad, de crisis energética con incidencia en lo alimentario y el discurso de la aceleración a la  “transición verde”, como medida fundamental e inmediata para mitigar o reducir los Gases Efecto Invernadero (GEI) que causan el cambio climático, el petróleo sencillamente mantuvo su hegemonía, y no estuvo solo, también lo acompañó nuevamente, el carbón y el gas.

Y es que más allá de todo, la matriz energética mundial siguió compuesta principalmente por el petróleo, el carbón y el gas; la savia que mueve al mundo y continúa representando el 82 % de la demanda actual de energía, cuya triada se mantuvo exactamente igual, respecto a 2021.

El petróleo sigue siendo el Rey

En este sentido, según la OPEP[1], creció el consumo de petróleo alrededor del 3 % o 2,49 millones de barriles por día (mb/d) en 2022, alcanzando los 99,56 millones de barriles por día (mb/d), superando la demanda del 2018 y a punto de alcanzar los niveles antes de la pandemia, aunque se mantiene 710 mil b/d por debajo del 2019; mientras su precio aumentó un 40 %, no obstante en menor proporción, respecto a 2021.

Estando el 54 % de este consumo referido a destilados y gasolina y cuyo incremento está relacionado a una mayor demanda de crudo en Estados Unidos y Europa, cada uno con 400 mil barriles por día (b/d) adicionales e India con 365 mil b/d, mientras disminuyó la demanda china en 146 mil b/d y en Rusia en 53 mil b/d, respecto a 2021.

En consonancia, OPEP (2023) también aporta que la producción mundial de petróleo aumentó 3,46 millones de barriles por día (mb/d), alcanzando los 72,80 mb/día, aunque se encuentra 2 mb/d por debajo del 2019. Sin embargo, esto indica un incremento del 5 %, respecto a 2021.

Leve retroceso del gas

En cuanto a la demanda mundial de gas natural, después de haber crecido más del 5 % en 2021, recuperándose por encima de los niveles previos a la pandemia, en 2022 se retrajo un 3 %[2], respecto al año anterior, principalmente por el menor consumo europeo (-13 %) y así mismo, retrocedió levemente en cuanto a su producción, más no así en relación a sus precios, que rompió récord en Europa y Asia, siendo tres veces más en la primera. Manteniéndose Estados Unidos como el mayor consumidor con el 22,4 %, el cual aumentó su consumo, mientras que toda Asia Pacífico consumió el 23%.

Sin embargo, aumentó el suministro mundial de Gas Natural Licuado (GNL) en 5 %, principalmente por Europa que importó el 58 % del total mundial en 2022, aumentando en 10 % su demanda con respecto a 2021, por encima de Asia Pacífico que disminuyó su consumo en 6,5 % aunque sigue siendo la región de mayor consumo, mientras Japón reemplazó a China como el mayor importador de GNL del mundo, en el mismo periodo.

En el caso de Europa principalmente, el conflicto bélico tuvo impacto en la disminución de las importaciones por gasoductos europeos, las cuales cayeron en 35 % y estrechamente relacionado al suministro ruso (que proporcionaba el 43 % del gas demandado), no solamente por las tuberías que atraviesan Ucrania, sino por la voladura del Nord Stream 1 y 2, poniendo fin al suministro a Alemania, haciendo que la Unión Europea buscara otros mercados de suministro y aun así, Europa terminó importando desde Rusia el 33 % del gas (gasoducto y GNL), el 23 % del petróleo y el 30 % del carbón en 2022.

La vuelta disimulada al carbón

Carbón que también alcanzó precios a niveles históricos en 2022 y aunque su producción aumentó en un 7 % e indica valores récord, su consumo creció levemente en un 0,6 %, indicando un menor ritmo en comparación con 2021, no obstante, retomando los niveles más altos desde 2014, y China e India siguen representando más del 67 % de esa demanda.

Sin embargo, mientras la región de Asia Pacífico demanda el 80 % del carbón,  así como produce más del 75 % mundial, Europa  y Estados Unidos no se quedaron atrás y aumentaron en 10 % y 18 % sus importaciones en 2022, respectivamente, incluyendo su producción en los últimos dos años; ambos, para garantizar sus suministros energéticos y no perder su estatus de crecimiento, desarrollo y consumo y por supuesto, evitar mayores impactos en sus economías.

En resumen, el petróleo sigue acaparando la mayor parte del mix energético mundial posicionándose de nuevo en 32 % en el 2022; seguido del carbón, el cual se mantuvo estable, ocupando el segundo puesto como el combustible más utilizado del mundo, representando el 27 % de la energía primaria total y mientras sigue siendo, el principal insumo para la generación de electricidad.

En el tercer lugar, se mantiene el gas natural, con una leve reducción de uso al 23 %; mientras que la energía hidroeléctrica sigue representando el 7%; las energías renovables aumentaron levemente para alcanzar también el 7 % y; la nuclear sigue ocupando el 4 % de la matriz energética, una vez retrocedido ligeramente su uso en 2022.

matriz1

Para detallar, en cuanto a la energía hidroeléctrica, China es el mayor consumidor (30,1 %) seguido, con un amplio margen por Brasil (9,9 %) y Canadá (9,2 %); mientras que, respecto a la energía nuclear, es Estados Unidos el mayor consumidor (30,3 %), estando en segundo lugar China (15,6 %) y en el tercero Francia (11 %).

Respecto a las renovables, es China nuevamente el mayor consumidor (29,4 %), seguido con bastante diferencia por Estados Unidos (18,7 %), aunque Europa consuma el 24,5 % como región. Crecimiento en el país asiático, relacionado a la mayor instalación para la generación de energía eólica y solar que se produjo en 2022 del 37 % y 41 %, respectivamente, lo que amplió levemente la capacidad mundial de las mismas.

Entre consumir energía y reducir emisiones CO2

Entre tanto, como el mundo se mueve principalmente con petróleo, carbón y gas,  por supuesto, la localización de estos seguirá siendo de importancia estratégica para los distintos actores del sistema internacional y por los que se seguirá compitiendo en medio de la denominada transición energética entre el 2030 y el 2050 o 60, que como puede observarse, no está a la vuelta de la esquina, mientras se compite al mismo tiempo, por el acceso, apropiación y control de la fuente primaria de energía sustituta y barata que se pretende, mantenga al sistema económico hegemónico funcionando en los niveles actuales; y el ejemplo, es que el carbonato de litio en este escenario, aumentó en un 335 %, convirtiéndose en un precio promedio récord por cada tonelada y por otro lado, es un mineral que no genera energía, la almacena.

Incluso, dentro de los países occidentales, principalmente de la Unión Europea, después de la escalada del conflicto bélico, transitar a lo “verde” se hace con pinzas, luego de haber querido “liderar” el primer puesto en la carrera por la transición energética, pasando ahora a un periodo de promoción, para venderla a los países en desarrollo y pobres que nunca han alcanzado el desarrollo, como la panacea que ahora sí, permitirá alcanzar el desarrollo sostenible que ahora es “verde”, mientras ellos, echan mano al uso de las energías fósiles para seguir salvando sus economías, aunque sigan calentando la tierra y exacerbando las consecuencias del cambio climático.

Países desarrollados, que demuestran en este escenario, así como lo han hecho en otros, que no están dispuestos a reducir rápida, a gran escala y a corto plazo las emisiones de CO2, que en el año 2022 superaron las 39 mil millones de toneladas de CO2 (GtCO2) equivalente a dióxido de carbono en el mundo, o sea, un aumento del 0,8 %, respecto a 2021, siendo las emisiones por el uso de energía las que contribuyeron en un 87 % de las emisiones globales totales[3].

Por supuesto, Estados Unidos aumentó sus emisiones por el uso de energía al 14 %, mientras que Europa en conjunto emitió el 11%, y particularmente la Unión Europea y Reino Unido que presumen de su transición energética, apenas las disminuyeron en medio de su crisis de energía por escasez y altos precios en un 2 %; y China que desde el 2005 superó a Estados Unidos, ha escalado hasta convertirse en el mayor emisor, actualmente alcanzando el 30 % de estas.

Siendo interesante destacar que también juega un papel importante en este contexto, el mercado de carbono y lo que se denomina la externalización de la fabricación, que reduce las emisiones nacionales por la mudanza a otros países de las manufacturas, esto es, desde los países desarrollados a los en desarrollo. Y es el mismo modelo que se sigue vendiendo ahora, a lo “verde”.

Sin embargo China, ha disminuido levemente sus emisiones totales en 2022 (-0,8 %), mientras Rusia hizo lo propio en mayor proporción (-6,9 %).

Para terminar.

Debemos aclarar que no estamos hablando de las emisiones acumuladas históricas e incluso las per cápita, que es otro tema, y ubica perfectamente a los actores que hasta la fecha ya calentaron la tierra hasta su nivel de temperatura actual y lo seguirán haciendo, mientras no exista la energía baja en emisiones y barata que desplace en igual proporción a la matriz energética actual, antes de su agotamiento y que además, tenga la capacidad de mantener todo funcionando, tal cual está, y no es precisamente China, India o Rusia; así como tampoco son todas las “actividades humanas” de toda la población de la tierra responsables por igual del nivel de calentamiento global actual y sus proyecciones de aumento futuras, un relato que apunta en la dirección incorrecta para evitar identificar claramente al sistema económico hegemónico como el principal responsable. Cosa que sí hizo Hugo Chávez en su oportunidad[4].


*Clara Sánchez Guevara autora y directora de alimentosypoder.com ; Ingeniera Agrónoma; Magíster en Estrategia y Geopolítica. Autora de Operación bloqueo de alimentos a Venezuela. Cambio de régimen o matar a la población de hambre (2014-2020).

[1] (OPEC, 2023) Annual Statistical Bulletin 2023. Obtenido de https://asb.opec.org/

[2] (Energy Institute, 2023) Statistical Review of World Energy 2023. 72nd Edition (Bp). Obtenido de https://www.energyinst.org/statistical-review/resources-and-data-downloads

[3] (Energy Institute, 2023) Op cit.

[4] (Chávez Frías, 2009) Chávez Frías, H. (2009). ¡No cambiemos el clima, cambiemos el sistema! XV Conferencia Internacional de la Organización de Naciones UNidas sobre CAmbio Climático (pág. 31). Copenhague, Reino de Dinamarca: MPPCI.

Fuente: Alimentos y Poder

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