Monopolios políticos darán paso al fraccionamiento del voto dada la polarización
Por Juan Carlos Espinal. En el siglo 21 hay políticos tradicionales que se desplazan de unos partidos a otros, mientras se crean las condiciones para el ingreso de otros nuevos, pero la relación cuantitativa entre deserciones y transfuguismo variara de unos intereses, presupuestos, empleos, nombramientos, sectores, sociedad civil, dependiendo la competitividad, las estrategias mediáticas, las políticas gubernamentales, el entorno institucional y la posición relativa de la socialización.
El resultado social especifico de este tipo de interacción de la política con el mercado de capitales y su interés electoral dependerá en buena medida de factores macroeconómicos y contextos sociopolíticos. En general, las proyecciones de los políticos dominicanos y su potencialidad prevén un aumento de las divisiones internas, de desplazamientos y éxodos constantes, de un lado para otro, y un incremento moderado de la conveniencia entre elites. Ese es precisamente el argumento de este artículo. La evolución social de los partidos políticos dominicanos no es un dato fijo o un argumento estático como para anticipar un derrumbamiento del sistema populista a tasas desproporcionadas dado que las variaciones de la economía dominicana proyectan estadísticas socio demográficas estables.
Dependerá en buena medida de las decisiones determinadas por la sociedad política, sobre los usos de la tecnología, sus aspectos socio culturales y una tasa de desocupación cuyo ciclo vital sea muy sensible a la variación global del neoliberalismo, la evolución de la crisis de valores en la familia, en cuanto a su distribución, la caída de la jornada laboral, en el ciclo vital de productividad y el nuevo sistema de inter relaciones sociales. Así pues, la tecnología de la información por sí misma no causará movilidad aunque reducirá el tiempo de trabajo por individuo, limitando los costos. Pero, en el paradigma socio político del populismo, el tipo de transfuguismo cambiara en cantidad y calidad y en cuanto a la naturaleza del trabajo que se realizara dependiendo de la necesidad del individuo. Asimismo, como la economía informacional es global, el desempleo entre la población, especialmente entre mujeres, y algunas regiones del país, como Santiago de los Caballeros, por ejemplo, podría convertirse, en efecto, en una zona electoral de competencias reales si no se restringe la competencia y si el modo de regular la relación entre el capital y el trabajo no se transforman. Lo mismo puedo decir sobre la provincia de Santo Domingo y San Francisco de Macorís. El endurecimiento de la lógica clientelar ha fomentado la polarización PLD – PRM a pesar de la mejoría ocupacional. Esta tendencia electoral no es irreversible ya que el PRD podría rectificar por políticas deliberadas dirigidas a re equilibrar la estructura social. Pero, dejadas por su cuenta, las fuerzas políticas de oposición empujarían la división socio política sin restricciones fomentando el éxodo masivo desde el PRSC al PLD y desde la sociedad civil al oficialismo.
La flexibilidad de estos procesos sociológicos es inducida por los mercados laborales que afectan profundamente las relaciones sociales de producción heredadas del pos industrialismo trujillista, introduciendo un nuevo modelo de transferencia flexible y un nuevo tipo de político clientela. Las tendencias hacia el año 2020, mirando desde el 2012, seran inducidas por la competencia y aceleradas por la presencia de nuevos actores y paradigmas transnacionales. Se pretende descentralizar a los partidos políticos sistémicos transformando el viejo contrato social. La categoría de crecimiento de los políticos de oposición dependerá de las alianzas municipales y el tiempo parcial de sus actividades proselitistas.
La nueva organización social y economica basada en las tecnologías de la información permiten, al mismo tiempo, la descentralización de la burocracia administrativa del modelo político creando redes inter activas en tiempo real, ya sea entre continentes o entre vecinos, auto gestiona las consultorías y permite la reducción del tamaño de la participación. Pero, Republica Dominicana es diferente al resto de los países del Hemisferio Occidental. Aunque no tanto como los observadores de las clases medias suponen o suelen pensar. Y es que, toda estructura política que pretenda explicar nuevos fenómenos históricos y con ello marcar tendencias en la organización del trabajo debe ser capaz de tomar en cuenta la excepcionalidad de la situación geopolítica de la Isla que es demasiado importante para EU como para dejarla de lado en el análisis, sin pretender nunca que sea una excepción a la regla o una rareza para la teoría comparativa. No obstante, Republica Dominicana es muy diferente, antropológica y políticamente hablando al resto. Así pues, consideremos ese detalle.
Su estructura social, por ejemplo, se caracteriza por una diversidad interna, así como por un patrón complejo de situaciones fluidas que se resisten a la generalización y a su estandarización. Para la mayor parte de los analistas de la contemporaneidad, de esos que uno lee a menudo y que se encuentran en el sistema, el modelo de partidos políticos dominicanos significa simplemente un conglomerado de intereses e individuos que como en las empresas privadas luchan por jubilarse al más corto plazo, en circunstancias comunes, como si fuera un asunto de costumbre, no de derechos. Y en gran medida tienen razón solo que esa práctica es utilizada por una ínfima minoría del aparato lo que limita. De hecho, ese es el núcleo de la desestabilización.
Así pues, en la superficie, la sociedad dominicana se está dializando, con un crecimiento considerable del vértice economico y la base politica, en ambos extremos de la polarización oficialismo – oposición, reduciendo en gran medida la parte media de las movilizaciones con un ritmo tan acelerado que dependerá del congreso la suerte de la oposición. Cada día se acerca al abismo político. Pero, en el fondo de la estructura social naciente, el cambio generacional influirá en la participación pues se ha desatado un proceso más fundamental. Es decir, la desagregación de las militancias que marca el comienzo de la sociedad RED.