Nuevos gobernantes de Siria luchan con el caos en su camino hacia un futuro incierto
Por: Alireza Akbari
Tras la toma de Damasco el 8 de diciembre por parte de grupos militantes armados, encabezados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el cambio de poder ha sumido al país árabe, devastado por la guerra, en una incertidumbre aún más profunda, con analistas advirtiendo que la situación frágil podría desmoronarse en caos antes de lo esperado.
Poco después de la caída del gobierno de Al-Asad la semana pasada, el régimen israelí lanzó una serie de ataques aéreos a través de Siria, apuntando a lugares clave como Damasco, Homs, Tartus, Latakia y Palmira.
Los ataques fueron acompañados por incursiones terrestres, con tanques y buldóceres blindados penetrando el territorio sirio, más allá de los altos del Golán ocupados hasta Qatana, a apenas 30 kilómetros de Damasco.
Los observadores creen que Israel aprovechó el vacío de poder creado por la salida de Al-Asad para avanzar en su agenda territorial, que se alinea con el llamado proyecto de “Gran Israel”.
El HTS permaneció notoriamente en silencio ante la agresión israelí sin precedentes, rehusándose a condenar la agresión israelí y el robo de tierras, una medida que los expertos regionales interpretan como una señal de inestabilidad interna.
En medio de la creciente crisis en Siria, el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, discutió los acontecimientos que se desarrollan en el país árabe en un discurso el miércoles.
“Sin duda, las áreas ocupadas en Siria serán liberadas por la valiente juventud de Siria”, señaló, enfatizando que la caída de Al-Asad fue planeada en las salas de mando de Estados Unidos y el régimen de Israel.
A pesar de los ataques aéreos israelíes, Abu Mohammad al-Golani, comandante del grupo militante HTS, declaró que Siria “no está lista para otra guerra”. Se negó a condenar de manera inequívoca el régimen de ocupación israelí, que apuntó a bases militares sirias, áreas civiles e infraestructura clave.
Los comentarios de Al-Golani llegaron tras al menos 480 ataques aéreos israelíes realizados en dos días después de que Al-Asad dejara el país, los cuales, según informes, destruyeron toda la fuerza aérea del país árabe.
El periodista escocés Craig Murray destacó la postura de Al-Golani en una publicación en X (anteriormente Twitter), sugiriendo que revela las prioridades del HTS. “Al-Golani ha indicado expresamente esta noche que su objetivo es un ataque sectario contra el Eje de la Resistencia… no mencionó a Israel ni su invasión de Siria”, escribió Murray.
Según el ejército israelí, estos ataques apuntaron a 15 buques navales sirios, baterías antiaéreas, sitios de producción de armas, depósitos y un centro de investigación en varias ciudades principales.
Las bases militares y los activos sirios, incluidos tanques, drones y bases aéreas como Al-Shayrat, Mezzeh, Kuweires y Khalkhalah, fueron algunos de los objetivos clave. Además, las fuerzas israelíes atacaron instalaciones navales en Tartus y el puerto de Latakia, destruyendo docenas de buques atracados.
Bassam Haddad, profesor asociado en la Escuela de Política y Gobierno Schar de la Universidad George Mason, abordó recientemente el impacto perjudicial de los ataques israelíes sobre las capacidades defensivas de Siria en una publicación en su cuenta de X.
La desactivación y destrucción sin precedentes de las capacidades de defensa e inteligencia del Estado sirio por parte de Israel hasta el día de hoy tendrá repercusiones durante décadas”, escribió.
Haddad enfatizó que Siria ahora está casi completamente “desprotegida ante cualquier agresión militar israelí u otra”, señalando que su capacidad militar se limita a armas ligeras y equipos inadecuados para una batalla significativa.
Además, la magnitud de la destrucción suscitó paralelismos con batallas históricas. El presentador de televisión egipcio-estadounidense Bassem Youssef compartió una imagen de un avión de guerra sirio destruido en X, comparándola con las pérdidas de Egipto en la guerra de 1967, donde las fuerzas israelíes destruyeron aviones egipcios en tierra antes de ocupar el Sinaí.
Mientras la nueva entidad gobernante de Siria lidia con la transición de poder, los analistas observan un patrón estratégico en las incursiones de las fuerzas israelíes, describiéndolo como un ejercicio de expansionismo dentro del territorio sirio.
Según los activistas, la ocupación israelí del Monte Hermón se destacó particularmente por su importancia geopolítica, mejorando las capacidades de vigilancia del régimen sobre el sur del Líbano, el Valle de Bekaa y profundamente dentro del territorio sirio.
“Israel acaba de tomar tierra en Siria hasta dos veces el tamaño de la Franja de Gaza y los tanques israelíes están a 30 millas de Damasco y posiblemente más cerca… Sin embargo, HTS no ha disparado ni un solo tiro a un soldado israelí”, subrayó Murray en X, criticando la inacción del HTS ante las ofensivas terrestres israelíes.
La candidata presidencial estadounidense Jill Stein se unió a la condena, tachando los bombardeos e invasión israelíes de Siria como “una apropiación ilegal de tierras”. Instó a Washington a detener la ayuda militar a Israel.
“Corten ahora las armas y el dinero de EE. UU. a este régimen expansionista genocida”, afirmó.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, caracterizó las incursiones militares israelíes como “una posición defensiva temporal” en un mensaje en vídeo compartido en X.
La nueva entidad gobernante de Siria permanece sitiada, observando los avances israelíes desde el suroeste y oeste como un tigre sin dientes, incapaz de repeler la agresión o condenarla abiertamente.
Para complicar aún más sus desafíos, las regiones del norte de Siria permanecen bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, que continúan enfrentándose con los militantes del HTS.
Se han reportado intensos combates en Manbiy, Ain al-Arab (Kobane), Al-Raqqa y Deir Ezzor, con ambos bandos utilizando armamento moderno en un intento de afirmar su dominio sobre los territorios clave de Siria.
Además, la nueva administración gubernamental enfrenta más desafíos, ya que los miembros takfiríes de HTS continúan desafiando el compromiso del grupo de respetar a las minorías y sus lugares y santidades religiosas en el país.
En los últimos días, han surgido varios vídeos impactantes que muestran a militantes atacando a las minorías, incluidos actos brutales como tiroteos y degollamientos, especialmente aquellos considerados cercanos a Al-Asad.
Las crisis humanitarias se han convertido en otro desafío crítico para los nuevos gobernantes, con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertando sobre el empeoramiento de la inseguridad alimentaria en Siria.
Carl Saku, subdirector ejecutivo del PMA, informó recientemente que más de “3 millones” de sirios estaban experimentando escasez de alimentos aguda antes de los eventos de diciembre de 2024 en Siria, donde la agencia solo pudo proporcionar ayuda a dos tercios de los necesitados.
Los analistas predicen que la cifra es significativamente más alta, con estadísticas humanitarias que indican que “16,7 millones” de personas necesitaron asistencia en 2024.
La Oficina de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO, por sus siglas en inglés) señaló: “14 años de guerra han dejado a la población de Siria enfrentando desplazamientos masivos, inseguridad alimentaria generalizada, infraestructura en ruinas, declive económico y enfermedades prevenibles, con unas 16.7 millones de personas en necesidad urgente de ayuda”.
Las hostilidades crecientes en Líbano también han empeorado la situación, empujando a miles de personas hacia Siria, que se encuentran en una situación complicada. Hay informes que indican que decenas de miles de sirios, en su mayoría de la comunidad minoritaria, ahora se dirigen a Líbano, Irak e Irán.
Años de sanciones crueles y debilitantes han exacerbado la crisis en el país árabe. Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto extensas restricciones económicas a Siria desde 2011.
Bajo la Orden Ejecutiva 13582, la administración de Barack Obama congeló los activos del gobierno sirio, prohibió las importaciones de petróleo y restringió las transacciones financieras, lo que dejó al gobierno de Al-Asad con recursos escasos para satisfacer las necesidades de la población.
La Ley César de 2020 apuntó aún más a las entidades extranjeras que trataban con Siria, particularmente en los sectores energético y de construcción, lo que agravó los problemas económicos del país.
El impacto económico ha sido catastrófico. Según los datos del Banco Mundial publicados en mayo de 2024, el producto interno bruto (PIB) de Siria disminuyó un 1, 5% en 2024, acumulando una caída del 1,2 % el año anterior. La pobreza ha aumentado, afectando al 69 % de la población, dejando a millones incapaces de acceder a necesidades básicas.
La situación económica, golpeada por las sanciones, continuó deteriorándose en 2023, con indicadores de actividad económica que muestran una caída alarmante. Las emisiones de luz nocturna, un indicador de la vitalidad económica, cayeron un 1,2 % en comparación con el año anterior, especialmente a lo largo de las fronteras occidentales, en parte debido a la reducción de la actividad comercial.
De manera similar, los datos sobre la quema de gas nocturna revelaron una caída del 5,5 % en la producción de petróleo, atribuida principalmente a los daños en la infraestructura causados por el terremoto de febrero de 2023.
La intersección de la violencia sectaria, la inseguridad alimentaria y las sanciones económicas pinta un panorama sombrío para Siria bajo el nuevo liderazgo militante, que enfrenta la ardua tarea de abordar estos complejos problemas.
Según los expertos, el HTS ahora enfrenta desafíos económicos agravados, exacerbados por las sanciones y la destrucción de infraestructura por los ataques israelíes. Los continuos ataques del régimen de Tel Aviv han apuntado a infraestructura crítica, debilitando aún más los esfuerzos de recuperación en una economía ya frágil.
El cambio de poder en Siria, con HTS en su centro, ha generado preocupaciones significativas, y los analistas cuestionan la capacidad del grupo militante para asegurar “legitimidad local y obtener reconocimiento internacional”.
Los países vecinos y actores globales importantes están monitoreando de cerca los desarrollos en el país, especialmente mientras el HTS lucha por proyectar estabilidad en medio del caos latente.
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