Obras literarias y pensamiento tradicional
Por Manuel Matos Moquete
El pensamiento tradicional dominicano se anuda en los temas fuertes de nuestra historia como la colonización, España, los aborígenes de la isla, la lengua, las costumbres , la patria, la Independencia, la Restauración, los símbolos patrios, los héroes nacionales, todo lo que tiene que ver con Haití, ocurrencias sobre el dictador Lilis , La Virgen de Altagracia, entre otros tópicos recurrentes de la cultura nacional.
*Hoy se nutre de las anécdotas sobre Trujillo y Balaguer… y no faltan los apologistas …*
Pero ayer, el pensamiento tradicional nos llegaba y aún hoy pervive por la voz y la pluma de connotados intelectuales que, más que autores, eran los ecos de la tierra, la comida, los oficios, en síntesis, del modo de vida cotidiano en una época.
Esos intelectuales son los autores o los transmisores de obras orales en gran medida, pero transcritas como: Cosas añejas, de César Nicolás Penson , Narraciones dominicanas, de Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Al amor del bohío, tradiciones y costumbres dominicanas, de Ramón Emilio Jiménez, La fantasma de Higüey, de Francisco Javier Angulo Guridi, Cartas a Evelina, de Francisco Moscoso Puello.
En nuestra literatura son obras, en apariencia olvidadas, que, sin embargo, en el decurso del tiempo conservan una determinada presencia ; obras que no llegan al gran público y muchos las desconocen.
Son obras que no visten de filosofía. No siguen el trillo de la modernidad de su tiempo . Los autores, grandes intelectuales, se agazapan en los vericuetos y atajos del sentido común, el más fuerte de nuestros pensamientos.
Son obras que se leen como «cultura dominicana». No hay, aparentemente, ideología ni puntos de vista en esos escritos.
Así es el pensamiento tradicional, así se presenta , así se adapta a los tiempos y se adopta.
Ahora bien, una cosa es indudable: las mencionadas obras y otras no mencionadas son de gran calado en nuestra cultura.
Están vigentes a pulso. En circunstancias dadas, fue eficaz y de gran alcance la labor de esos intelectuales y sus obras en nuestra sociedad.
Ellos eran personalidades reconocidas; políticos y funcionarios de la administración del Estado, algunos.
Y eran los autores de los textos de referencia; los que aparecen como libros de lectura en la escuela desde los años 30 en adelante.
Hoy, su terreno no es el de la fama que ya experimentaron. Ellos saben que ese es un valor manipulable en cada momento, como ellos lo hicieron en su tiempo.
Hoy la manipulación mediática es mucho más fuerte por la eficacia propagandística de los modernos medios de comunicación, lo cual no garantiza continuidad de las obras y autores de hoy en los tiempos por venir.
Todo eso nos dice que hay algo dichosamente explicable en una cultura : finalmente, el influjo ejercido por un autor o una obra en la literatura y en la cultura de un país en un momento dado es el aval de su permanencia a través del tiempo.

