Para la oposición en la oposición y para la oposición en el oficialismo

Por Juan Carlos Espinal

Para la oposición en el oficialismo, y para la oposición de sociedad civil por oposición, el cambio social, político y económico del Siglo 21 se ha constituido, en consecuencia, en un discurso asumido por el ambiente político – intelectual y económico de las tribus mediáticas.

Algunos inteligentes analistas han intentado definir las características más sobresalientes de este discurso.

Según el Dr. Miguel Ceara Hatton: “…El Estado Dominicano ha perdido la función que cumple en la época actual…”

Para quienes comprenden sobre fideicomisos, la linealidad, la organización, la racionalidad de su discurso y su capacidad de análisis es holístico, intuitivo, complejo.

El Dr. Ceara Hatton es un genio que, sin reflexiones sobre la historia contemporánea, recorre décadas de recortes sociales – en artículos e investigaciones- buscando comprender una democracia que le viene en principio desestructurada, en el que las relaciones entre los diversos elementos del Estado y de la sociedad son presentes, con frecuencia, pensamientos meramente homogéneos, asociativos.

De tal modo – en un principio – (y aunque luego puedan producirse complejos ciclos de lectura del pensamiento político actual), los analistas políticos contemporáneos perciben la sociedad como el oído percibe, de un modo borroso y global.

Quizá este empeño en lo auditivo sea un indicio de la característica profunda de la cultura light de nuestra época.

Las encuestas sociales y políticas muestran esa tendencia:

la oposición al oficialismo se hace cada vez más acústica; la oposición de sociedad civil más estereofónica.

Pero, además, en la actualidad, la oposición se encuentra en un proceso de crisis de paradigmas, frente al oficialismo, que guarda relación con procesos sociales y económicos anteriores (2003) y que cada vez más es sustituto progresivamente por un déficit individual, pero no tan extravagante como el de Hipólito Mejía (2000-2004).

Prueba de ello es que proliferan las cadenas de endeudamiento interinstitucional.

La imagen que de la democracia dominicana tiene el PRM parece convertirse en una fuente ilustradora de lo que muchas veces intenta describir el escritor dominicano Andrés L. Mateo.

¿Cómo es que ese discurso coyuntural anticorrupción que el PRM está construyendo en la sociedad civil, y evidenciando ante la opinión pública, puede llegar a ser tomado en cuenta?

Veámoslo:

A) Si los medios de comunicación, es decir, la percepción de la sociedad política se distancia de la realidad histórica, la percepción opositora de la realidad social actual es “fusional”, táctil.

B) Si la oposición “está del lado” de la población contra los fideicomisos, la imagen da la idea de lo que en el fondo se busca.

Es decir, “afecto” a la población, “abstracción” allá en la PUCMM – pero sólo en imagen -.

El Dr. Miguel Ceara Hatton, por ejemplo, parece privilegiar la idea que tiene sobre los partidos políticos, pues, las características propias de su percepción acústica, es circular; sin perspectivas políticas precisas; con pensamientos sugestivos; emotivo más que interpretativo.

Muy envolvente.

¿Cómo explicar esta misma situación que atraviesa el doctor Andrés L. Mateo, por ejemplo, en términos semióticos?

Quizá, es la potenciación del aspecto de la enunciación – denominado “performance”,- es decir, la actuación, lo que llega a crear un contexto de los individuos, altamente conmovedor.

Tal contexto histórico tiene que entenderse, por tanto, como una forma perceptiva de ambos intelectuales que envuelve otra forma y que estructura la oposición al oficialismo, en definitiva y, en última instancia, con sofisticado sentido político.

Este también es el ambiente perceptivo del sociólogo César Pérez.

Eso es lo que se destaca en toda su importancia. (Aunque, en realidad, el Dr. César Pérez se destaca en toda su importancia).

Aunque, en realidad, el Dr. César Pérez tiene que ser considerado como un contexto básico ortodoxo, fundamental y envolvente que actúa políticamente sobre condiciones generales de honestidad, en el sentido político.

(En el próximo artículo intentaremos describir estas condiciones respecto del periodista Juan Bolívar Díaz).

El Dr. Miguel Ceara Hatton, por ejemplo, apoyándose, probablemente, en la especificidad de sus conocimientos y tecnología, tiende a privilegiar la retransmisión en directo de los acontecimientos sociopolíticos, de tal manera que las emisiones en diferido pierden capacidad de atracción que las audiencias públicas de la sociedad civil.

La tendencia espontánea del discurso político que apoya la figura del fideicomiso, enarbolado por el Dr. Pedro Catrain, por ejemplo, es apenas un extendido del plan de juicio político a Danilo Medina.

Ese discurso político consiste en estar siempre en el instante de la acción mediática.

Allá en los noticieros, donde suceden los hechos.

Y así, las cámaras de televisión del grupo de comunicaciones Corripio y los informadores al servicio de la estrategia muestran todo y para todos.

Del Dr. Leonel Fernández, de Fuerza del Pueblo y del mundo entero, – han hecho un solo escenario, pero, además, han acercado a él y a FP a la población, y casi, lo han convertido en el protagonista de la acción.

De aquí que para sostener ese impulso básico – que proviene de su más profundo inconsciente psicológico – y para darle legitimidad simbólica a sus intereses sociales y políticos el discurso anticorrupción de la oposición hayan tenido que construir sus propios mitos, su particular relato.

Mito social y político que es el de su propia constitución sociológica y psicológica, de sus ideólogos, por tanto,

¿Cuál es al Siglo 21 la verdadera historia del PRM, de los sectores de sociedad civil con vínculos empresariales y políticos en RD?

La historia del PRD pos Peña Gómez (1973-1994) es una historia en la que la heroína actual es su propia oposición interna, que se hace visible, en todos los rincones del país.

La máxima ambición del PRM es estar en presencia simultánea en todos los medios y en todos los acontecimientos.

Aunque social y políticamente divido.

 

Pero, en el Siglo 21, eso ya no es posible.

La historia del oficialismo del PRM de hoy, sobre sus orígenes, se ritualiza y se representa constantemente a través de diferentes segmentos de la programación televisiva: en los noticieros, en las retransmisiones de radio, en los talk shows, etc.

La letanía del mito de la oposición de sociedad civil es constante porque el PRM es siempre su propia oposición.

Muchos problemas estructurales del estado, en el Siglo 21, no existirían sin las experiencias histórico–sociales de entre 1978 – 1986 y 2000 – 2004, por ejemplo. ( Bancomercio, Banco Universal, la devaluación de la moneda, los espectáculos masivos de 1984).

Lo que cuenta para posteridad, lo que eleva el rango de los individuos y por tanto de los acontecimientos a categoría pública, según el escritor Andrés L. Mateo, es pues, llamado oposición.

Pero, la audiencia social, por su parte, destinataria suprema de los hechos parece participar en los acontecimientos que denuncia el PRM.

Pero su presencia allí es solo aparente.

Según el mito del PRD de Hipólito Mejía y sus asesores, por ejemplo, se puede llegar a creer que el déficit fiscal acumulado entre 2003-2012 es apenas un efecto de la realidad de la actualidad y no una consecuencia estructural histórica derivada de ella.

Pero, la gente de a pie sabe que lo que dice Hipólito Mejía es apenas un efecto de su propia realidad, una figura discursiva de verosimilitud.

El PRM es auténticamente, la presencia de este animal político, simulada en torno al discurso de su intelectualidad de sociedad civil, una consecuencia histórico- política de la singular enunciación de esa burguesía pro mercado de EU y de la UE que opera de facto.

Podríamos decir, entonces, que se produce en la opinión pública una colectivización subjetivizante de la crisis global del capitalismo, obviando sus causas y consecuencias, en el Estado dominicano.

En ese escenario, las huellas básicas y primarias de la crisis estructural del capitalismo dominicano 1962-2020 desaparecen hasta quedar en un segundo plano y entonces adquieren notoriedad las marcas de la personalización individual opositora.

Por otro lado, los minúsculos partidos de izquierda y sectores opositores del PRSC – que pretenden construir una enunciación política a partir de un sujeto que no sale de sí mismo para aproximarse al mundo real – no son sujetos de acción porque no son capaces de comprometerse con la sociedad en un curso histórico social de transformación política.

La izquierda liberal dominicana, la sociedad civil pro USAID es más bien un sujeto inanimado que toma el fenómeno de la globalización neoliberal como prolongación de proyección de su propio espacio.

Resumiendo, este es el mito-mecanismo enunciativo que justifica el bipartidismo PRM-FP.

El PRM del Siglo 21 es como tal:

1) Un enunciador cuasi invisible que muestra constantemente el mundo de su referencia para agazaparse tras él.

En eso la politóloga Rosario Espinal tiene toda la razón.

2) Un enunciatario colectivizando de facto que personaliza la crisis respecto del doctor Leonel Fernández y FP para tratar de convertirse en sujeto pleno de subjetividad frente al PLD.

3) Esa subjetividad de oposición se desparrama a la población – vía los medios de Radio y TV a sus servicios – se extiende a los hogares e invade la relación enunciativa del ser, e incluso, el mundo político referencial del PRM- con lo cual se procura una cierta apropiación subjetiva del mundo real.

El apoyo a los fideicomisos es un acto lingüístico-discursivo esencial del presidente Abinader ante el país que puede resumirse en un simple enunciado:

“…Aquello que ustedes están observando – la crisis – no soy yo ni nosotros, es decir, la crisis económica, el déficit fiscal, el endeudamiento, la inflación anualizada del 8%, no forma parte de mi intimidad sino mas bien del impacto global externo…”.

El resultado de todo ello es que la oposición al oficialismo se construye enunciativamente – por los medios de comunicación – y pretende apropiarse de todo lo público y lo hace personal, subjetivizando a FP y a Leonel Fernández y lo hace de una forma tal que lo convierte en un instrumento simbólico de su lucha, en una prolongación de su propio espacio interior.

El oficialismo, por tanto, lleva a operar una auténtica desestructuración social.

A la larga, el PRM tiende a cambiar el sentido de la identidad colectiva por una entidad global (pero subjetivizada por la oposición).

Individualizada la crisis sanitaria, por ejemplo, personalizada la enunciación.

Buena parte del subjetivismo intelectual del ambiente político y el individualismo dominante en los sectores empresariales que conforma la matrícula del CONEP de hoy dependen de la extensión de ese mecanismo enunciativo que hemos descrito.

Porque la programación general de la oposición del PLD y de sectores de sociedad civil tiende globalmente a ese fin.

Ese es su fundamental error histórico-político.

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