Pinar, el ecosistema dominicano más afectado por los incendios forestales

LD. El tipo de ecosistema dominicano que más se incendia es el pino, en las altas montañas. Por suerte, se trata de un ecosistema dependiente del fuego, y “digo por suerte porque si no estuviéramos perdiendo cobertura forestal”.

La explicación la ofreció Gerónimo Abreu, encargado del Programa Nacional de Manejo del Fuego, en el Encuentro Verde de Listín Diario.

Abreu dice que el raleo forestal (eliminación de árboles enfermos o de poca calidad para favorecer a los mejores ejemplares) es aprovechamiento en el sector comercial, aunque el primer raleo no es económicamente rentable porque se sacan los árboles enfermos para dar paso a nuevos individuos.  

Asegura que en las áreas protegidas dominicanas no se hace ningún tipo de manejo y que, aunque el pino es dependiente del fuego, hay un régimen natural de fuego que va entre los 8 y 12 años.

Si se quema muy frecuentemente, como está ocurriendo, el pino desaparece y el área queda deforestada”. ¿Cómo así?

“El régimen natural del fuego en el ecosistema de pinar se estima que ocurre entre 8 y 12 años. O sea, si se quema antes de los 8 años, en la regeneración natural los pinos pequeños no toleran el fuego y se mueren; pero si pasa de 12 años, la carga de combustible es tan alta, es decir, se acumula tanto material combustible, que entonces cuando se quema los árboles no resisten el calor”.

Y agrega: “No sabemos cuánta temperatura se necesita para matar un árbol, pero sí sabemos que, a mayor temperatura, en menos tiempo moriría. Mientras más tiempo está sujeto a esa alta temperatura, hay más probabilidad de que muera. Pero también ocurre que si no se quema, el pino también desaparece”.

Apunta que es lo que ha ocurrido en algunas franjas de la sierra de Bahoruco, que por mucho tiempo no se ha quemado y ahora ya no hay pinos sino latifoliadas, especies de hojas anchas.

EN BAHORUCO

El año pasado, tres incendios ocurridos en la Sierra de Bahoruco afectaron el 60 por ciento de toda el área quemada en el país.

Porque resulta que las características del suelo son fundamentales para que se formen incendios, indica el jefe de los bomberos forestales dominicanos.

“Generalmente en la zona de Bahoruco son rocas grandes, pero ahí están los pinares y con mucha facilidad se arrancan los pinos jóvenes, porque no hay un suelo firme, sino que han crecido entre rocas, alimentándose de material en descomposición de las mismas generaciones anteriores a ellos”.

Se arrancan con facilidad porque las raíces no tienen dónde afianzarse, añade.

Las sequías, la agricultura ilegal y el cambio climático han afectado este ecosistema del suroeste dominicano.

“Hasta el 2012, usted caminaba y se sentía como una alfombra. En el 2013 recuerdo que fuimos a hacer una ruta y yo le decía a los que nos acompañaban: Miren, esto es una mala señal, porque el bosque suena ahora cuando uno lo pisa. Antes había tanta humedad que al pisar era como si pisaras una alfombra. Ahora cuando pisas cruje, se rompen las ramitas, las raíces que están ahí, porque están secas”.

La entidad que preside Abreu es dependencia del Ministerio de Medio Ambiente.

LAS CAUSAS DE SIEMPRE

Abreu explica que hay varios factores a tomar en cuenta al margen de lo que provoca el incendio: el combustible (que es todo material vivo o muerto que se pueda quemar, así como la condición en que está ese material); el clima (cuánta humedad hay en el ambiente), el viento y la topografía.

“Un fuego en la parte plana va a desarrollarse más lento que en una pendiente. El aire caliente tiende a subir, entonces va precalentando los combustibles que están más arriba; esto hace que se seque más rápido  y se expanda más rápido el fuego”.

El conuquismo. Sigue siendo la principal causa de fuegos forestales en Dominicana. Hay conuquismo en algunas áreas protegidas y sobre todo desde las áreas de amortiguamiento, que llega a la zona núcleo, indica Abreu.

Sostiene que el año pasado hubo un incendio en Aceitillar (Pedernales), uno de los más grandes registrados en 2021, que fue por una descarga eléctrica y no se extendió tanto por la pronta respuesta de los bomberos forestales en la zona de Bahoruco.

Como fue una descarga eléctrica comenzó en la parte alta y el fuego fue bajando.

“El año pasado tuvimos 254 incendios y solo 4 fueron por descarga eléctrica, la mayoría fueron por actividades antrópicas, por actividad del hombre”.

Montería.  Los monteros que se dedican a la caza de jabalíes o cerdos cimarrones suelen iniciar  incendios “sin querer”.  ¿De qué forma? “Cuando cazan los puercos generalmente en el pueblo calientan agua y les echan a los puercos para quitarles el pelo, pero en este caso ellos prenden fuego, queman el pelo y lo raspan con cuchillo pero sin agua, porque en el monte quizá no hay. Cuando terminan de pelar su carne la mayoría de veces apagan bien el fuego, pero a veces creen que sí y no lo apagan bien”.

La montería se practica todavía mucho en los parques José del Carmen Ramírez, Armando Bermúdez y Valle Nuevo. 

“Nosotros usamos a los monteros como guía porque saben dónde están los caminos, las cañada, dónde hay un área con mucho o poco combustible”, dice Abreu.

Relata a que a finales del año hubo un fuego en Macutico, próximo al pico Duarte, provocado por unos jóvenes que fueron de Sabaneta.

Los colmeneros. Para ‘escatrear’ a las abejas y sacar la miel les ponen humo, porque las adormece, y para hacer humo necesitan primero hacer fuego. “Cuando terminan de recolectar la miel a veces tiran el humo por ahí y también si las abejas los atacan tiran el humo porque tienen que correr”.

Otros. La quema de basura, accidentes de niños jugando y descuido de visitantes.

En los 35 años que tienen vinculado al bosque, Abreu asegura que solo ha visto dos incendios provocados por turistas, en Valle Nuevo: una fogata mal apagada en la conmemoración de la invasión y otra en Las Pirámides durante una acampada.

¿POR QUÉ SE REPORTAN MENOS FUEGOS EN EL ESTE?

La mayor cantidad de incendios forestales (254 en 2021) ocurren en la cordillera Central, en la Sierra de Bahoruco y en la línea Noroeste.

El hecho de que ocurran menos fuegos en la región Este, explica Abreu, tiene que ver con el factor detonante que lleva el fuego al bosque.

“En el Este no hay tanta actividad agropecuaria, o por lo menos la cultura no es la misma en el este. En el Sur la gente quema para mejorar el pasto. Por ejemplo, a partir de ahora comienzan a chapear y a quemar las cercas para que cuando vengan las lluvias en abril  y mayo el pasto rebrote más verde. En el Este no pasa eso. En el este lo que hacen es que estabulan el ganado. Y también está la parte agrícola: en el Sur y parte del Cibao los agricultores tienden a quemar los predios para sembrar sus cultivos”.

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