¿Por qué Gaza es el lugar más peligroso para periodistas según la ONU?

Mientras el mundo celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo, los periodistas palestinos en la Franja de Gaza sufren uno de los capítulos más tristes de la historia de la prensa.

En el enclave asediado, las cámaras devinieron blanco de ataques y las palabras pueden costar vidas ante el ataque genocida continuo perpetrado por “Israel”.

Lo que antes era una misión para informar la verdad se convirtió en un riesgo diario de muerte. 

Desde el 7 de octubre de 2023, al menos 230 personas murieron, la mayoría mientras informaban sobre el terreno o en sus hogares durante ataques aéreos, según estadísticas oficiales y locales.

El Centro Palestino de Derechos Humanos confirmó que es el mayor número de fallecidos registrado a nivel mundial en un solo conflicto desde 1992.

No hay margen de error, solo precisión

Los informes de la Organización de Naciones Unidas documentaron un patrón sistemático: periodistas identificados por sus chalecos de prensa o equipos de filmación convertidos en blancos específicos de francotiradores.

El horror se extiende a hogares enteros (28 familias de comunicadores exterminadas en sus viviendas) y a infraestructura mediática atacada con exactitud militar, entre ellas la sede central de Al Mayadeen en Beirut, Líbano.

En Cisjordania ocupada, la represión adoptó otras formas igualmente brutales: reporteros gráficos golpeados durante las coberturas de protestas contra asentamientos ilegales; medios completos clausurados bajo acusaciones de «incitación al terrorismo»; y al menos 37 comunicadores con procesos judiciales por publicar contenido en redes sociales.

¿Y la justicia internacional?

Mientras la Corte Penal Internacional acumula pruebas contra Benjamín Netanyahu por crímenes de guerra contra periodistas (incluidas ejecuciones deliberadas documentadas con coordenadas GPS y horarios precisos), los reporteros gazatíes sobreviven como pueden.

Sin chalecos antibalas, sin equipos profesionales, muchos graban con teléfonos móviles cargados en generadores alimentados con aceite de cocina.

La comunidad internacional mira hacia otro lado. Los mismos organismos que condenan cada muerte en otros países callan ante la aniquilación metódica de los profesionales de la prensa en Palestina.

En octubre de 2024, la ocupación israelí atacó una residencia en Hasbayya, sur del Líbano, y acabó con la vida del camarógrafo de la red Al Mayadeen, Ghassan Najjar, y del ingeniero de transmisión, Muhammad Reda.

Apenas once meses antes, en noviembre de 2023, los proyectiles sionistas provocaron la muerte  de la corresponsal Farah Omar y el fotógrafo Rabih Al-Maamari durante una incursión en Tair Harfa, también en el sur libanés.
AL MAYADEEN

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