Pospandemia, crisis capitalista y la profundización de las luchas de las trabajadoras del mundo

PCOA.

Pintura mural: segmento, «distribución de armas al pueblo» Diego Rivera.

En Observatorio de Trabajador@s en Lucha presentamos la ponencia presentada por Luis Primo de la Comisión General la PCOA en la conferencia: “Sindicalismo de clase, poscovid y coyuntura” en el marco del VII Congreso de la Central Unitaria de Trabajadoras (CUT) realizado el 3 de junio 2022.


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CONFERENCIA CUT: “SINDICALISMO DE CLASE, POSCOVID Y COYUNTURA INTERNACIONAL”.

Pospandemia, crisis capitalista y la profundización de las luchas de las trabajadoras(1)  del mundo(2).

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De donde viene la crisis del capitalismo actual

El imperialismo se encuentra en una crisis orgánica, una crisis civilizatoria. Esta crisis se profundiza con la Gran Recesión del 2008-2009 que solo fue el principio de lo que se ha convertido en una Larga Depresión que viene a ser la tercera a nivel mundial en 135 años (la Larga Depresión de 1873-97, la Gran Depresión de 1929-41 y la Gran Recesión de 2008-9).

Causa común de la Larga Depresión es la caída de la rentabilidad del capital, sin negar el papel de la deuda y del crédito.

Esta crisis que se mantiene actualmente, transformándose en una Larga Depresión también debe ser vista como expresión de por lo menos tres componentes fundamentales:

  1. La declinación estadounidense y europea ante la competencia industrial del bloque de países periféricos emergentes encabezados por China
  2. El Agotamiento del neoliberalismo como régimen socioeconómico institucional e ideológico prevaleciente a escala internacional.
  3. La crisis de hegemonía del imperialismo estadounidense en el mundo, en el marco económico, social político y cultural.

La pandemia como dispositivo de profundización de la crisis del capital

La crisis pandémica del COVID 19, que comenzó a finales de 2019, acelero el proceso de crisis del capitalismo y mostro su verdadera cara: primero es el capital y después el ser humano o lo que quede de él.

A partir de aquí se incrementó, aun mas, la desigualdad, explotación y el control sobre los pueblos. Fue una oportunidad para el capital de controlar a las trabajadoras y pueblos del mundo utilizando la desmovilización de las luchas populares.

La pandemia actuó como acelerador de la dinámica de reestructuración reaccionaria del capitalismo.

Consolidó la ofensiva en contra del trabajo, su precarización y ahora extendido con las formas del teletrabajo, profundizando aún más la discriminación de género y condenando a la juventud a un primer empleo precario para toda la vida.

Las burguesías de los estados centro desarrollaron una mala gestión de la pandemia y una especulación violenta con respecto a las vacunas. Dejando sin estas a la mayoría de las poblaciones del mundo y beneficiando a las transnacionales de la Big Pharmat

Una vez pasada la pandemia, debido a la virtual paralización de la producción, ha generado a finales del 2021 la elevación de los precios de las materias primas (Recursos energéticos, Alimentos y metales) provocando un alza en la inflación a nivel mundial.

Pero además produjo una crisis de las cadenas de suministro globales de las transnacionales que afectó y afectara al desenvolvimiento del capitalismo en la actualidad.

Se han venido generando, debido a la subida de los precios, cuellos de botella en estas cadenas de suministro provocando una oferta incapaz de satisfacer la demanda en diferentes rubros industriales vitales para el capital.

Pero además han profundizado otras “pequeñas crisis” que vienen desde antes de la pandemia, como la baja en la producción de semiconductores. Esto es producto del cambio repentino de la política comercial de EE. UU. con respecto a China. Esto está afectando a los más variados sectores: informática, telefonía, automotriz, línea blanca. También la producción de aviones se vio trabada por la falta de este componente crítico.

Todo esto ha producido un desabastecimiento de mercancías y combustibles, especialmente en los países centro, pero también a nivel mundial. Las causas son de carácter estructural y que demandarán mucho más tiempo.

Esta situación de crisis del capitalismo en las cadenas de suministro de valor no debemos perderla de vista ya que es de suma gravedad si observamos que estas controlan el 50% del comercio mundial.

El imperialismo: preservar la hegemonía a costa de la destrucción del planeta

Para preservar su hegemonía el imperialismo estadounidense viene desplegando un proceso en donde a la vez que desarrolla fuerzas productivas realiza un inaudito desarrollo de la Fuerzas destructivas que afecta al hombre y a la mujer y a la naturaleza.

Esto se demuestra en, el desarrollo del complejo industrial militar, el gasto de presupuestos de armento, las guerras y destrucciones de paises en los últimos años, la misma pandemia del COVID 19, la creación en biolaboratorios secretos donde crean diferentes tipos de virus para exterminar tanto humanos, animales y la misma naturaleza. Por último, el cambio climático forma parte de este proceso de destrucción de fuerzas productivas para crear otras de donde el capitalismo obtenga más rentabilidad aun a costa del genero humano y del planeta.

Igualmente, las diversas facciones capitalistas del Foro Económico Mundial han propuesto el “Gran Reinicio” que implica la remodelación del poder entre transnacionales, sectores económicos y zonas geográficas; sin embargo, las tensiones entre estas mismas facciones capitalistas son máximas, y peligrosas, llevando a tomar a decisiones temerarias de consecuencias incalculables. En este contexto las elites capitalistas pretenden “transformar” este capitalismo agonizante, para poder seguir con la reproducción ampliada de capital, mientras el género humano va hacia el abismo.

Este “gran reinicio” de los capitalistas e imperialistas coloniales es: la superexplotación de las trabajadoras y trabajadores, aumento del desempleo, la precarización del trabajo y la informalidad que afecta a las trabajadoras y trabajadores en el mundo y esto continuará en el 2022. Igualmente, la recolonización de los países, eliminación de la soberanía de los pueblos del mundo, la destrucción del ambiente y con ello del género humano. El futuro de la humanidad está en juego, y pende de un hilo.

El imperialismo estadounidense y sus socios la Unión Europea, Canadá, Australia y Japón paara mantener esta hegemonía utiliza su brazo militar, la OTAN. Esta es una compleja organización que desarrolla actividades ilegales que contravienen sus propios estatutos que son eminentemente defensivos y que desde el 2001 han pasado a desarrollar actividades agresivas de destrucción de países y pueblos que no expresan los intereses del imperialismo (Yugoeslavia, Kosovo, Afganistán, Irak, Libia y paren de contar). Igualmente se han dedicado a desarrollar una estrategia de cerco, con bases militares y misiles, a países que ellos consideran sus enemigos (Rusia, China, Irán). Pero también a Venezuela, Cuba y Nicaragua. Debemos recordar que Colombia es un socio global de la OTAN y Argentina y Brasil colaboran con esta organización de la destrucción humana.

El imperialismo en esta etapa comienza una expansión de su brazo armado la OTAN a nivel mundial. Empezando por cercar a Rusia, ya desde la implosión de la URSS.

Provocando la guerra entre Rusia y Ucrania e implicándose en ella. Las diferentes administraciones desde Obama hasta Biden por medio de la OTAN azuzaron la crisis en Ucrania como instrumento para evitar que la Unión Europea se articule en el proyecto del mundo multipolar.

La OTAN también está provocando a China, tratando de controlar el mar de China y armando y reconociendo a Taiwán cuando esta forma parte inalienable de China.

El Imperialismo también utiliza la guerra económica, realizando bloqueos y aplicando medidas unilaterales y coercitivas, como parte de los instrumentos para destruir a los países y sus procesos soberanistas.

Ahora no se trata de Cuba, Venezuela o Irán sino de Rusia y China a quienes “sancionan”. Toda esta serie de medidas del imperialismo afectarán, qué duda cabe, al desempeño del desarrollo capitalista y a profundizar futuras crisis en el mundo, las cuales no podemos imaginar cómo serán, pero si sabemos que seran las trabajadoras y el pueblo quienes las sufrirán.

Consideramos que estas medidas se mantendrán en el mismo nivel que estuvieron en 2021, con matices dependiendo de la situación geopolítica de cada caso y de la efectividad de estas medidas dentro de la estrategia global de guerra híbrida asimétrica que está empleando el imperialismo de EEUU y Europa para preservar la hegemonía mundial.

Se trata de la conformación de políticas de guerra fría, provocaciones, creación de conflictos, guerras asimétricas, invasiones a países, etc. Significa una nueva fase de planificación y ejecución de los dispositivos de cambio de régimen y guerra asimétrica desplegados a escala global, incorporando otras tecnologías de coerción, hostigamiento y presión envolvente con un elevado grado de sofisticación, extensión e impacto sobre los diversos planos de la comunidad mundial, entendida como la interacción compleja entre Estados, sociedades y universos culturales y normativos.

La guerra de Ucrania y Rusia, fomentada y armada por la OTAN ha mostrado al mundo los procesos de fascistización creciente o conformación de gobiernos de tendencias fascistas que se vienen desarrollando en Europa: procesos de represión física o simbólica, perdida de libertades de asociación, perdida de derechos laborales, de género, criminalización de las protestas, control social, pensamiento único mediante la anulación comunicativa de la libertad de expresión de los sectores sociales, control de los medio de comunicación centrales y eliminación de los opositores, etc.

Perspectivas geopolíticas de los pueblos y las trabajadoras para frenar al imperialismo y sus socios en la construcción de un mundo mejor

 Todos estos procesos que se están desarrollando actualmente están expresando una crisis hegemónica del imperialismo y sus socios que frenan las aspiraciones de recomponer esa hegemonía. Existen muchos factores pero consideramos que hay dos que serían los fundamentales:

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La conformación de una nueva correlación de fuerzas, a nivel de las grandes potencias capitalistas en la tendencia a la construcción de un nuevo orden multipolar

Existe una lucha por la hegemonía capitalista entre un sector unipolar, bajo el predominio del neoliberalismo y liderado por EEUU y sus aliados Unión Europea, Japón, Canadá y Australia y un sector multipolar conformado por un grupo de paises heterogéneos y desiguales, opuestos en diferentes formas al neoliberalismo liderado por China y Rusia.

Sin embargo, la conformación un nuevo orden mundial multipolar, posibilitará nuevas vías para el desarrollo de las luchas populares por la soberanía y autodeterminación de los pueblos a partir de la acumulación histórica de fuerzas en la lucha común de hoy contra el neoliberalismo.

Esto determinará que las políticas del imperialismo estadounidense les cueste desarrollarlas en profundidad, sin embargo, debemos estar claro que son tendencias y movimientos hacia la multipolaridad que aún están por consolidarse.

En definitiva, se presenta ahora más que nunca una lucha por la hegemonía global que tendrá sus impactos en todas las naciones del mundo.

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Profundización del ciclo de luchas de clases en el siglo XXI

 Desde la crisis capitalista de 2008 podemos apreciar dos oleadas muy importantes de lucha de clases desiguales, asimétricas y discontinuas en suis aspectos políticos y culturales que se extendieron a nivel internacional. La primera, como respuesta directa a los efectos de la Gran Recesión, tuvo su punto más alto en las rebeliones árabes, contra los gobiernos pronorteamericanos que se generan por el alza en el precio del pan. Esta oleada tuvo su expresión en Europa con el movimiento de los indignados en el Estado español y las decenas de huelgas generales en Grecia, capitalizados mayormente por nuevas formas orgánicas partidistas: Podemos y Syriza.

La segunda oleada se inició en Francia en 2018 con la movilización de los “chalecos amarillos”(mouvement des gilets jaunes) contra el alza de los combustibles, transformada posteriormente en lucha política contra el gobierno de Macron. Esta oleada llegó a América Latina con el levantamientos de Ecuador (contra la subida de combustibles ordenada por el FMI), las protestas y paros nacionales en Colombia y la revuelta en Chile de octubre de 2019, que se transformó en una revuelta política cuya principal petición era la constituyente popular. Bajo esta presión popular se realizarían los acuerdos entre gobierno y sectores sociales y políticos de izquierda para la conformación de una constituyente y el triunfo de Boric como colofón de esta movimiento de masas.

Las luchas de las trabajadoras y trabajadores de las plataformas digitales de reparto globalizadas, contra la precariedad del trabajo en América Latina como en Europa y Australia que se extendieron durante toda la pandemia. Una de las respuestas a esta pandemia fue la organización a nivel internacional mediante sindicatos de base, alianzas con sindicatos tradicionales ya existentes, asociaciones amplias con consumidores y usuarios y la realización de 5 paros internacionales.

En el 2020 se generaron protestas en EE. UU. por la muerte de George Floyd a manos de la policía blanca y racista de Minneapolis. Se conformaron y consolidaron movimientos de masas antirracistas y anticoloniales como el BLM (Black Live Matter).

En Europa se desarrolló una lucha sugerente, la lucha de los migrantes; los “sin papeles”.

Las luchas en la India de los agricultores contra las medidas impositivas que aglomeró a sindicatos y trabajadoras y trabajadores de diferentes sectores, en una huelga general más grande del mundo, de 250 millones de trabajadoras y trabajadores a finales del 2020.

En 2021 en España se desarrollaron importantes luchas de carácter general y particular, siendo las más emblemáticas las grandes movilizaciones de las pensionadas y pensionados por la continuidad en el tiempo y en defensa de la seguridad social. Entre las luchas particulares encontramos la huelga del metal de Cádiz

Los procesos de luchas obreras en EE. UU. en octubre-noviembre denominada Striketober. Entre otras, John Deere (United Auto Workers, UAW), los trabajadores de comunicaciones (CWA) de Frontier Communications en California, Kellogs sindicato (sindicato BCT & GMU), 21.000 enfermeras y otros trabajadores de la salud en Kaiser Permanente en California, IATSE, el sindicato de trabajadores en la producción de películas, Volvo, Frito-Lay, Nabisco, la Universidad de Nueva York, la Universidad de Columbia y programas de televisión, maestros y profesores, camioneros. Todas estas huelgas se desarrollaron desde las bases de sus sindicatos mediante la aprobación en asambleas de la huelga como instrumento de lucha. Pero también existieron numerosos paros en varias cadenas de comida rápida y de venta al por menor, como McDonald’s, Walmart, Wendy’s, Burger King, Bojangles, Jack in the Box y Family Dollar.

A todo esto, hay que unir los conflictos en África en formas de golpe de estados (Sudán, Mali, Guinea, Chad y otros). Por lo menos en Sudán y Mali se han movilizado grandes contingentes de trabajadoras y trabajadores y pueblo en general. Igualmente, las luchas por los territorios y de liberación nacional que enfrentan el pueblo saharaui y el Frente Polisario contra la ocupación colonial de Marruecos, que actúa como agente de los intereses imperiales de la Unión Europea. La lucha del pueblo Palestino en Cisjordania y Gaza contra el ocupante colonial de Israel apoyado por el imperialismo EE. UU. y su socio la Unión Europea.

Este ciclo de lucha de clases se caracteriza por un proceso de clase superior y más violenta en sus formas de lucha, con una represión del sistema capitalista no vista hasta ahora en las “democracias” imperialistas. Conformado por sectores empobrecidos, precarizados, cuando no desempleados, especialmente de clase trabajadora, jóvenes, que quedaron virtualmente por fuera del “pacto social” neoliberal de trabajo precarizado, que en muchos casos han sido marginalizados hacia la periferia de las grandes ciudades, siendo en muchos casos estigmatizados desde la burguesía y los grandes medios de comunicación.

Estos sectores son los que están protagonizando este ciclo de lucha de clases, que está en desarrollo y que continuará con más fuerza en 2022. A estos sectores debemos incluir los sectores sindicalizados en lucha contra la profundización de la precarización de sus condiciones de vida, pero además sectores de trabajadores de logística concentrados en las cadenas de suministros globales y que están desarrollando nuevas formas orgánicas, logrando gran poder de lucha que puede representar un peligro para el capitalismo globalizado en los próximos años.

Que forma orgánica sindical necesitamos en estos tiempos convulsos

El sindicalismo que necesitamos en la actualidad debe ser de clase, internacionalista feminista y soberanista que luche por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y naciones; pero por sobre todo debe ser de combate y movilizador de todas las luchas del pueblo.

En definitiva, necesitamos un sindicalismo antimperialista, anticolonial y antipatriarcal.

La clase obrera del siglo XXI sólo podrá jugar un papel independiente y central si además de luchar por las reivindicaciones más sentidas del movimiento obrero, asume el combate contra el patriarcado junto al movimiento feminista, la lucha de los pueblos originarios y la defensa de la biósfera, junto a la juventud y amplias capas de profesionales y científicos.

A partir de este contexto internacional es que expresamos que existe la necesidad de globalizar las luchas antimperialistas (feminista y antipatriarcal, pueblos originarios, cambio climático, trabajadoras y trabajadores, campesinos por la tierra, lucha por la soberanía de los pueblos) e ir conformando una organización que articule alianzas con los pueblos del mundo contra el imperialismo de EE. UU. y Europa.

Debemos reconstruir articulaciones y alianzas en la que estructuremos nuestras fuerzas comunes para una lucha única y global contra el imperialismo colonial. Construir nuevas formas orgánicas de la clase obrera desde lo político-cultural hasta lo socioproductivo, que se orienten a construir el socialismo ya para superación definitiva del capitalismo.

Se necesita un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: extinción por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso social.

Lo anteriormente planteado nos permite demostrar que la lucha de clases es un hecho incontestable y que la emancipación de la humanidad del capitalismo opresor será solo obra de la humanidad misma.

¡¡Solo la lucha de las trabajadoras salvarán a la humanidad, la naturaleza y el planeta!!

Notas

(1) El uso del femenino de trabajadora es parte del lenguaje inclusivo contra la visión patriarcal del capitalismo

(2) Ponencia presentada por Luis Primo de la Comisión General la PCOA en la conferencia: “Sindicalismo de clase, poscovid y coyuntura” en el marco del VII Congreso de la Central Unitaria de Trabajadoras (CUT) realizado el 3 de junio 2022

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