Psicología del fascismo: el fascistómetro
Por Prof. José Garcés
Vicerrectorado de investigación
LAUICOM
1. PARA SABER QUÉ TERRENO PISAMOS
Los fascistas en la Alemania nazi, en la España franquista, en la Italia de Mussolini y en la oposición venezolana, tienen como eje transversal que se creen superiores a los demás actores en la sociedad y por eso se creen con el derecho de negar sus derechos humanos. Además han desarrollado una especie de “Conciencia fascista” (Ver Claudia Koonz, “La conciencia Nazi”) que se corresponde con un sistema de creencias en donde la definitoria siempre es la superioridad de un grupo sobre otro. Por lo pronto, aduciremos que el fascismo venezolano tiene un sistema de creencias en donde hay una mixtura de odio con ideas de descalificación al grupo social del chavismo.
Finalmente, recordemos que como proceso político, este fascismo de la oposición venezolana, que trata de hacerse ver como la opción política “liberadora de un pueblo”, en realidad es un fenómeno de la burguesía luchando por sus intereses de clase, en el que ha arrastrado a un sector de la sociedad venezolana. La burguesía ha sido muy astuta, y desde que la Revolución Bolivariana ha comenzado a recortarle privilegios, ellos sienten que han “perdido algo”, pues entonces han hecho perder algo a cada persona de este país; así muchas familias han perdido un miembro que ha abandonado el país, etc. Si ha habido una jugada maestra de la burguesía, es que ha trasladado su pérdida a cada venezolano para que le acompañe en su lucha por recuperar sus inimaginables y cornucopiales privilegios.
En cuanto al autoconcepto, la mayoría de los fascistas venezolanos no se asumen como fascistas. Es decir, por lo general negarán que son fascistas aunque sus conductas así lo demuestren.
2. PSICOLOGÍA DEL FASCISMO.
El fascismo puede entenderse como el resultado de una larga cadena de errores conceptuales en un sistema de pensamiento acompañado por el odio y la descalificación.
2.1. El primer error: Creer que somos solamente seres individuales.
En lo más hondo de nosotros creemos que el ser humano es un ser solitario e individual que “arrojado al mundo” en un lamentable “Dasein”, como describiera magistralmente Heidegger en su libro de 1926, viene a padecer la angustia del sufrimiento y de la muerte. Ignoramos asimismo que el ser humano en su inextricable vinculación con los demás, comparte un proyecto transhistórico y transgeneracional que construimos en forma colectiva (Venerable Damcho 2024). Buda insistía en que vivimos en continua e inextricable “INTERDEPENDENCIA”. No somos solo seres individuales, en realidad, somos seres colectivos e individuales AL MISMO TIEMPO.
2.2. El segundo error: Dividir el mundo en: Yo y Los demás
Desde niños se nos entrena a pensar en una división que niega el vínculo. Se nos hace creer falsamente que YO SOY YO y los demás son los demás. Entonces, comenzamos a ver el mundo de la siguiente manera: Yo soy BUENO, ergo, el otro es MALO.
Una consecuencia de percibir el mundo en Yo y los demás es dividir el mundo en “Buenos y malos”. En esa división se ancla el pensamiento fascista. Una muestra de este tipo de pensamiento lo tiene Abascal, quien al referirse al encuentro del Foro de Madrid dijo: “Celebro que por primera vez los buenos están unidos contra los malos”, (Rivas, F. 5 de septiembre del 2024)
2.3. El tercer error es generalizar.
La Teoría de la Identificación Social (TIS) de Tajfel nos alerta de este error. Cuando dividimos el mundo en Yo y los demás, hacemos un grupo de “esos otros”, les ponemos una etiqueta y los conceptualizamos. Los conceptos suavizan las diferencias y producen una abstracción que no existe en la realidad (Venerable Damcho 2004), pero que es muy útil para englobar a todos los que no son “YO”. Esto representa una tendencia a generalizar y con frecuencia generalizamos solo los aspectos negativos, (aunque sean muy pocos). Entonces decidimos ver a los demás ver como los “Malos” aunque hayan hecho tenido muchas cosas buenas; un ÚNICO Y SOLITARIO error en la otra persona, eso les basta para concluir: “Es que no sirve para nada”.
2.4. El cuarto error es establecer jerarquías.
Cuando dividimos el mundo en dos grandes generalizaciones “Nosotros” y “Los otros”, aumentamos el error creyendo que hay JERARQUÍAS entre los grupos.
El hecho de creer que los demás son malos representa una especie de sustrato axiológico que nos hace establecer no solo diferencias, sino jerarquías en esas diferencias. Milei, una de las voces más estruendosas del fascismo argentino no se cansa de vociferar: “Zurdos de mierda, no solo somos superiores moralmente, sino que también somos superiores estéticamente” (Ámbito, 17 junio del 2021). En la misma línea de pensamiento, Hitler creía firmemente que la raza aria era una “raza superior”. En virtud de este tipo de pensamiento, los fascistas van entendiendo al mundo como un concurso en el que gana el más fuerte y el más bello. Por eso la estética tiene un componente importantísimo dentro del fascismo y es lo que hace a Susan Sontag (2007) escribir: “Fascinante fascismo”. La preocupación por la estética será uno de los descriptores más importantes del fascismo. Esto es lo que hace a MCM dar sus discursos con el mismo manerismo al hablar que usaría durante un té canasta en el Country Club. Para el fascista, la belleza es un excelente criterio que le sirve para dividir al mundo en Nosotros (los bellos) y Ellos (los feos).
2.5. El quinto error es creer que somos la narración que hemos escuchado.
La TIS se explica que el sujeto construye su Yo a partir de las creencias que le implica el pertenecer a un grupo. De manera que el Yo es fundamentalmente un YO NARRATIVO que se construye de historias, y las historias que hemos venido arrastrando y creyendo, van conformando lo que creemos que nos define como persona. Las narrativas están plagadas de ideología y son justamente las narrativas de una cultura son las que van conformando la identidad que creemos que tenemos y por tanto, van conformando también el YO.
El YO, así construido tiene dos extensiones:
• El Yo y lo Mío
La sensación de “mío” no es más que una extensión de la noción del “yo”. Al robar atacamos la sensación de “mío” en otra persona.
• El Yo y el matar.
Aparece el deseo de matar cuando el otro representa una parte de mi YO que no tolero, entonces proyecto mi “Sombra” junguiana sobre el otro y mato en el otro lo que no puedo matar en mí. Al matar, agredimos a una parte de mi “YO” en el otro.
2.6. El sexto error es defender la inmadurez, que favorece el sectarismo e impide el cambio.
López Pedraza (31 de agosto de 2020), en su lapidario texto explica: “La premisa básica del sectarismo es la siguiente: Yo y el grupo de personas al que pertenezco somos mejores y tenemos propósitos de más valía que las personas que no pertenecen a este grupo, las cuales están equivocadas y por lo tanto pertenecen al bando equivocado. Entiendo, por supuesto, que esta es una visión sumamente simplista y esquemática del sectarismo, pero la psicología del sectarismo es exactamente así: simplista y esquemática”. El hecho de no querer entender que en la sociedad hay otros actores que merecen respeto y merecen ser escuchados, no forma parte del repertorio de conductas de la inmadurez, que es el fondo, uno de los sustratos de los fascistas.
Una ilustración nos la da Eurípides en su drama donde Hipólito recita una plegaria a Artemisa:
Hipólito: «A ti, oh diosa, te traigo, esta corona trenzada con las flores de un prado virgen (…). Vamos, querida soberana, acepta esta diadema para tu áureo cabello ofrecida por mi mano piadosa. Yo soy el único de los mortales que tengo el privilegio de reunirme contigo. ¡Ojalá que los últimos días de mi vida sean iguales a estos primeros!». Y he aquí la clave de la inmadurez y del sectarismo que son sustratos del fascismo; el hecho de querer que los últimos días de su vida sean iguales a estos primeros es lo que hace decir a López Pedraza que es “una vida sin alquimia” o una vida sin transformación, o una vida que no quiere permitir la transformación. Esto ocurre cuando no se permite el cambio y la persona se queda atrapada en esquemas del pasado que alguna vez le funcionaron, pero que ya necesitan de negociación y de adaptación a nuevas realidades.
3. CONSTRUCCIÓN DEL FASCISMO A PARTIR DE LOS ERRORES CONCEPTUALES. APARICIÓN DE LA SOBERBIA.
El hecho de creer que se es un ser individual (error Nº 1) y que tiene que competir con todos los seres humanos del planeta (error Nº 2) ya tiene suficiente carga ansiógena, y sobre ello se afianza el discurso fascista. Los líderes fascistas han explotado la vulnerabilidad de sus seguidores y le han ofrecido una opción compensatoria a sus falencias con el fascismo. Todas las conductas fascistas pueden explicarse a la luz de la teoría de la compensación de Adler (1972) como veremos de inmediato. En este sentido ha dicho magistralmente Kurt Adler (Ob. Cit.): “La historia juzgará a los líderes actuales y pasados de sus acciones a la luz de las exposiciones de Adler sobre el señuelo seductor de usar el poder sobre los demás en compensación por su sentimientos de inferioridad, cuando sus sentimientos de empatía por la humanidad no son suficientes”, (p. 10).
3.1. La soberbia.
Lo que a nivel político se llama fascismo, a nivel interpersonal se llama soberbia. El diccionario define la soberbia como: “Sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos”. La etimología de Soberbia también nos da luces para entenderla, viene del latín “Superbia” y este de “Superbus”, el sufijo “Super” nos hace referencia a “que está por encima”, y tiene la misma raíz que la palabra “Superior” y “Superman”. De lo que se desprende que Soberbia es esa actitud donde el sujeto de alguna manera se cree superior a los demás aquí se verifica el error conceptual Nº 4.
¡Qué clase de soberbia puede poseer al fascista cuando quiere tener más poder que la vida misma y niega la realidad! La frase frecuente de los opositores en Venezuela es: “Tu presidente dijo…” Y así niega el principio fundamental de la democracia que es aceptar la decisión de la mayoría, y por tanto niega que Nicolás Maduro ES también SU presidente.
¡Qué clase de soberbia arrastra al fascista cuando ignora olímpicamente la realidad e impone su esquema de cómo debería ser la realidad! El fascista está convencido de que ganó las elecciones del 28J aunque mil voces le adviertan lo contrario.
El soberbio no puede aceptar que la realidad es como es y por eso la niega (error Nº 5). No aceptar la realidad es una forma de mentirse a uno mismo. Aquella sentencia de: “La realidad es solo lo que está, y no lo que uno quiere que esté”, no funciona para el soberbio porque la realidad tal como es, le resulta dolorosa.
Imponer y obligar son conductas muy frecuentes en el repertorio de conductas del Soberbio/Fascista. El soberbio impone y obliga al otro porque se cree superior y cree además que está en lo correcto, y que puede adivinar el destino del otro, cuando en realidad nada está escrito, y esto no deja de ser una forma de obligar a la realidad a que se comporte como el soberbio ordena.
A veces el soberbio dice no creerse superior al otro, hace una componenda y entonces expresa: “Yo no me creo superior a ti, pero creo que tú no sabes lo que es bueno para ti”. Con ello, descalifica al otro, y aunque dice no sentirse superior al otro, hace ver de alguna manera que el otro es inferior a él.
El soberbio/fascista puede decir frases como las que siguen y que reflejan que solo interactúa consigo mismo:
• “Ya yo sé lo que tú me vas a decir” y por eso nunca escucha a los demás.
• “Ya yo sé lo que dice ese libro, todos dicen lo mismo”, y por eso no se actualiza y toma una sola idea que mantendrá hasta el final de su vida.
• “Ya yo sé lo que va a pasar”, por eso nunca da oportunidad a la experiencia a que suceda.
Así, el soberbio poco a poco se consume en su propio fuego. Es decir, el dolor que trata de esconder el soberbio, lo hace vulnerable y por nada del mundo hará público ese dolor, por eso se aislará más y más, y el dolor se mantendrá en su alma. Uno de los dolores que comúnmente encontramos en los soberbios devenidos en fascistas es el dolor de la pobreza. Una idea muy publicitada por la ideología dominante es que las ideas progresistas son empobrecedoras, Milei asocia las palabras y dice: “El socialismo empobrecedor”. Los que manejan las sociedades saben perfectamente que a los seguidores de la derecha les han prometido que pueden ser tan ricos como Elon Musk, y el seguidor de las ideas de la derecha, devenido en opositor, devenido en fascista, ha jurado por su corazón, NO VOLVER MÁS NUNCA A LA POBREZA. Por eso odia todo lo que signifique progresismo y se aferra a lo que le prometieron sus líderes derechistas. Solo el que ha vivido en la pobreza sabe de lo doloroso que resulta la vida del pobre, y eso lo saben perfectamente los ricos.
Dos elementos definitorios de la soberbia y observados en práctica clínica son: el placer al producir miedo en el otro y la necesidad de remarcar su posición de superioridad.
4.1. MECANISMO PARA ESTRUCTURACIÓN DEL FASCISMO VENEZOLANO
En primer lugar, se elige un sector de la población venezolana que ha sido entrenado en los errores conceptuales explicados en la primera parte y que pasaremos a recordar:
1. Creer que somos solamente seres individuales.
2. Dividir el mundo en: Yo y los demás
3. Generalizar
4. Establecer jerarquías
5. Construir el YO teniendo como base la narración que hemos escuchado.
6. Defender la inmadurez, que favorece el sectarismo
A este sector se le suma una personalidad compensatoria de sus falencias y se estructura la SOBERBIA. Sobre la soberbia se modelan el odio y el fundamentalismo a través de OPSIC y Guerra Cognitiva. Súmele a todos estos elementos una bandera partidista y tenemos como resultado el fascismo.
4.1.1. El odio
Es tal vez la emoción más definitoria en el universo de la oposición fascista en Venezuela. Es asimismo la emoción preferida por quienes han manipulados el psiquismo de los opositores durante décadas a través de las OPSIC y de la Guerra Cognitiva.
Los autores clásicos franceses llamaban al odio “La petit folie” o la pequeña locura, porque se comporta igual que una psicosis, ya que pueden “ver” cosas que no existen (las alucinaciones) y pueden no verse cosas que existen. El que odia exagera las características negativas del objeto de su odio y no ve las cosas positivas.
Buda decía que el odio es como lanzar carbones encendidos al otro, efectivamente se le puede hacer mucho daño a una persona, si se le lanzan carbones encendidos, pero quien los lanza también se hace daño. En otra definición Buda explicaba que tener odio era como tomar veneno esperando que el otro muera. Lo cierto es que la conducta de odio afecta tanto al que odia como al objeto de odio y puede permanecer mucho tiempo en el que odia.
Una persona entrenada en el odio:
1) Confundirá la descripción de la realidad con su propia interpretación de la realidad.
2) Proyectará, inventará o exagerará las cualidades negativas de aquello que considera como malo.
3) Se verá a sí mismo como externo a la situación de odio.
4) Negará su odio o en todo caso asumirá que lo que tiene es una “leve molestia”.
5) No renunciará fácilmente a su odio.
6) Creerá que la solución de sus problemas es la eliminación física de su oponente y se olvidará de que él mismo es factor fundamental en la situación problemática.
4.1.2. Fundamentalismo y extremismo en la oposición fascista venezolana
El fundamentalista está convencido que tiene LA VERDAD y que ESA VERDAD es la ÚNICA VERDAD POSIBLE. Para el fundamentalista, Las posibles interpretaciones de los demás actores en la sociedad, sencillamente no existen, o siempre las considerará equivocadas sin detenerse ni siquiera a revisarlas.
El fundamentalista confundirá la descripción de la realidad con SU interpretación de la realidad. El fundamentalista no tiene como objetivo de encontrar la verdad, sino de mantener SU verdad.
Para la Oposición devenida en fundamentalista y fascista no existen los criterios de la lógica en la búsqueda de la verdad, rápidamente confundirán la idea con la persona. Si alguien profesa una idea distinta a la suya, ese alguien será inmediatamente considerado su enemigo. Esto es lo que se conoce como el “Argumento Ad Hominen”, y se atacará a la persona a la que consideren su enemigo.
En el fundamentalista falla el juicio crítico; nunca reflexionará acerca de si él mismo es fundamentalista, y nunca pondrá en duda su verdad a la que considerará inamovible. Por eso creerá que él es una especie de “iluminado” que tiene el poder superior de entender algo que los demás (seres inferiores) no entienden (error Nº 4). El fundamentalista le dará un carácter “sagrado” a sus convicciones y no permitirá bajo ningún concepto que sea discutida ninguna de sus ideas, que para él son “revelaciones proféticas” (errores 5 y 6).
El extremista es todavía más peligroso porque puede llegar a tomar acciones violentas. Un grupúsculo de solo 10 personas puede organizar todo un entramado en donde la psique de la población entera se verá muy afectada. Las Operaciones Psicológicas que se realizaron para manipular la psique de los opositores en Venezuela, en las que se les ha sembrado odio y rechazo a todo lo que signifique Revolución bolivariana, lo verifican. La Guerra cognitiva va en la misma dirección y es el sustrato del clima de intolerancia que reina en la oposición fascista. Recordemos que a partir de un clima de odio similar, se generó una guerra espantosa en Ruanda que tuvo como consecuencia un millón de muertos. En la misma línea de pensamiento un tinerfeño me confesó: “Yo evito preguntarle a los venezolanos de qué partido son, si son de oposición se ponen muy agresivos”.
Consideramos que la Derecha mundial y nacional, se ha planteado como estrategia:
• Incorporar a Venezuela en el concierto internacional de naciones que participan, apoyan y difunden el fascismo del S. XXI.
• Preparar las condiciones psicológicas para la instauración del fascismo del S. XXI en Venezuela:
Ese fascista del siglo XXI estaría descrito por la frase: «El Hombre Nuevo existe, vive ya en medio de nosotros. Él está aquí –gritaba Hitler en tono triunfante– ¿Le basta con esto? Voy a confiarles un secreto: yo he visto al Hombre Nuevo, es intrépido y cruel. Ante él, he sentido miedo». (Tomado de Serrano, El Hombre que vendrá). Ese “Hombre nuevo” no es solo producto de la imaginación de un escritor neonazi, ya está caminando nosotros y sus ejemplos más emblemáticos son: Muks, Milei, Netanyahu, Zelensky, MCM.
Descarado, sin escrúpulos, intrépido, cruel, caradura y desfachatez, son algunas de las características de ese nuevo fascista del S.XXI. Si tiene alguna duda, simplemente observe cómo se comportan Musk que vocifera “daremos un golpe de Estado a quien queramos” Milei, quien va a Madrid e insulta a la esposa del Presidente de España o Nethanyahu, que su Gobierno llama Subhumanos a los palestinos o MCM que dice: “La autoridad soy YO”. Personajes tales que no respetan límites, ni autoridad, ni tienen ningún respeto por los demás y sus éticas han sufrido un grave ACV.
5. EL FASCISTÓMETRO
Habida cuenta de que para la confección de un fascista se necesitan:
5.1. Los 6 errores conceptuales.
5.2. Una estructura de personalidad soberbia.
5.3. Un sistema de creencias basado en considerar al otro como enemigo.
5.4. Un componente emocional signado por el odio como emoción predominante.
5.5. Una conducta política signada en el fundamentalismo y el extremismo.
5.6. Una conducta ideológicamente motivada.
El siguiente instrumento nos dará un “alerta temprana”. De manera tal que si en el discurso de algún actor político encontramos algunos de estos elementos, se deben activar los mecanismos de control social pertinentes. Lo mismo puede aplicarse a otras manifestaciones de la cultura Pop como las series de Netflix o las canciones altamente difundidas.
Por lo pronto proponemos el uso de
EL FASCISTÓMETRO
Variables Item Atributo Si/No
1. Errores conceptuales 1.1. Creer que somos solamente seres individuales.
1.2. Dividir el mundo en: Yo y los demás
1.3 Generalizar
1.4. Establecer jerarquías
1.5 Construir el YO teniendo como base la narración que hemos escuchado.
1.6. Defender la inmadurez, que favorece el sectarismo
4. Soberbia 2.1. Placer al producir miedo en el otro
2.2. Hace remarcar su posición de superioridad.
3. Sistema de creencias basado en un enemigo 3.1. Sistema de creencias basado en un enemigo como Hitler con los judíos, y la oposición venezolana con los chavistas
4. Odio 4.1. Confundir la descripción de la realidad con su propia interpretación de la realidad.
4.2. Proyectar, inventar o exagerar las cualidades negativas de aquello que considera como malo
4.3. Verse a sí mismo como externo a la situación de odio.
4.4. Negar su odio o en todo caso asumir que lo que tiene es una “leve molestia”.
4.5. No renunciar fácilmente a su odio.
4.6. Creer que la solución de sus problemas es la eliminación física de su oponente y se olvidará de que él mismo es factor fundamental en la situación problemática.
5. Conducta política 5.1. Fundamentalismo
5.2. Extremismo
5.3. Participación en violencia política.
(Esta participación varia en un continuo que va desde asistir a un acto violento hasta quemar personas vivas.
Este item no aplica a los líderes; nunca se ha visto a un Trump participando en la toma del Capitolio ni a una MCM quemando un preescolar con niños dentro).
6. Conducta ideológicamente motivada 6.1. Magnificación del valor de cambio sobre el valor de uso
6.2. Negación de los derechos del otro.
6.3. Reificación de las costumbres y hábitos.
6.4. Reificación de las representaciones sociales.
7. Autoconcepto 7.1. En los primeros estadios de la evolución como fascista no se reconocerá como tal.
Para cuando ya lo haga abiertamente, ya estará absolutamente incorporado al fascismo.
6. Estética 8.1. Altísima preocupación por la estética.
7. Fascismo de “El hombre que vendrá” 9.1. Intrépido y cruel. Ignora la ética.
5. COROLARIO
Propusimos un instrumento para el análisis de discurso, y que también se puede aplicar al análisis de la conducta de las personas, con las adaptaciones pertinentes.
Como podemos darnos cuenta, estos descriptores no solamente están presentes en la ideología de la ultraderecha. Tal vez el Ur-Fascismo (como lo llamó Eco), ese fascismo que es eterno, pero que erróneamente nos fue circunscrito solo a la Alemania nazi o a la Italia fascista gracias a Hollywood, no solo es patrimonio de los Hitler o Mussolini modernos. De seguro lo encontraremos en el fascismo de nuevo cuño, en “El hombre que vendrá”, en la camada de presidentes de derecha que se levanta en el continente americano y Europa, y en los presidentes que se visten de izquierda pero golpean a los procesos revolucionarios de América para no quedar mal con el jefe en el norte. Tal vez podemos encontrarlos también en los pliegues de las camisas de revolucionarios y progresistas de hoy, o en el vecino, o en el hermano con quien jugamos en la infancia. Si todos venimos de la misma cultura no debe asombrarnos lo que encontremos una vez que comencemos a aplicar el fascistómetro.