¿Qué cosa NO es un estudio de opinión?
Por: Luis Córdova
Si la discusión fortalece la democracia, entonces la dominicana es una de las más robustas del mundo.
Los especialistas en predicciones electorales están en todas partes: patios, cafeterías, iglesias, bares, parques, torres… también en televisión, redes sociales y radio. Poco importa que nada sepan de metrología o le sorprenda que la demoscopia sea un recurso más propio del comercio que de la política.
Como bien nos explica Byung-Chul Han, vivimos en el régimen neoliberal de la información donde la dominación se presenta como “libertad”. Aunque uno se resista, por más creído que seamos, somos algoritmos.
Por eso mi interés cuando escuché que unos técnicos extranjeros realizaron un trabajo de esta naturaleza. Aunque como ciudadano celebro el interés que tengan empresas, academias o grupos de poder, por medir la evolución de la apreciación de la realidad, la verdad que se trata de un ejercicio muy relajado.
Ahora que tenemos una sociedad crítica, produciendo contenido en las redes, a la par de una inmensa “masa de sombis” que cree saber todo pero es especialista en nada. Pudiera ser interesante cuantificar cuántos usuarios se interesan por temas sociales, cuál es el impacto por un anuncio político, qué interés orgánico despiertan las falsas tendencias oficiales y partidarias.
A esta distancia (tan lejos de las elecciones y tan temprano para reconocer a los desconocidos que nos dirigen), una metría de naturaleza tradicional (consultando gente a la vieja usanza), nos hace reflexionar más que en los hallazgos en las motivaciones.
Que nadie olvide que toda la verdad está en la big data.