Qué hace el Banco Central con los dólares de la reserva internacional

Por Haivanjoe NG Cortiñas

Con exactamente US$14,793 millones bajo su custodia , el Banco Central de la República Dominicana administra las reservas internacionales brutas del país, con un portafolio diseñado para resistir tormentas financieras y asegurar la estabilidad monetaria del país y apoyar la macroeconomía.

La evolución de los activos internacionales de la economía dominicana correspondiente al Estado dominicano, con el tiempo ha ido creciendo en montos nominales, como también, en proporción al tamaño de la economía, en efecto, para junio del año 2019, las reservas netas interanual se situaron en US$ 8,215 millones, equivalente a un 9.8 % del PIB y al mismo mes en el 2025 alcanzaron los US$ 14,788 millones, que representa un 11.3 %, también del PIB. De manera que hoy se cuenta con US$ 6,573 millones y de 1.5 puntos porcentuales más que en el año previo al COVID-19.

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), las reservas internacionales son los “activos externos que están disponibles de inmediato y bajo el control de las autoridades monetarias para satisfacer necesidades de financiamiento de la balanza de pagos, para intervenir en los mercados cambiarios a fin de influir sobre el tipo de cambio y para otros fines conexos (como el mantenimiento de la confianza en la moneda y la economía, y servir como base para el endeudamiento externo).

La ley monetaria y financiera 183-02, en su artículo 31 le otorga la potestad de la administración de las reservas internacionales, delegación que se hace a fin de poder cumplir con el objetivo de la estabilidad monetaria y la confianza en las políticas macroeconómicas. Este ordenamiento legal, establece los criterios para el manejo de las reservas en las líneas de la seguridad, liquidez y rentabilidad, procurando preservar o aumentar su valor. En la generalidad de los bancos centrales y asumimos que el dominicano no es la excepción, la gestión de las reservas internacionales se realiza fundamentada en la teoría de portafolio, que promueve la diversificación de las inversiones y uso, una adecuada manera de procurar seguridad, liquidez y rentabilidad, con un enfoque de conjunto y no por separado. A pesar de lo fundamentado que está el uso de las reservas, un vacío que se advierte en la ley monetaria y financiera, es que no establece que los activos internacionales tienen que invertirse de manera explícita en monedas extranjeras, oro, títulos o valores emitidos por otros estados o bancos extranjeros o internacionales, como manera de establecer restricciones precisas

Al momento de escribir este artículo, no se identifican fácilmente o no existen informes periódicos publicados acerca de la gestión que realiza el Banco Central sobre las reservas internacionales, lo que sí se divulga con suficiente actualización en su web son sus estadísticas, que aparecen bajo el título de Planilla de reservas internacionales y liquidez en moneda extranjera. Las reservas internacionales de la República Dominicana alcanzaron un total de US$14,793.3 millones, representando un 11.3 % del PIB, una métrica que cumple con los parámetros internacionales con cierta holgura, equivalente a una cobertura robusta frente a contingencias externas y refleja como se leerá a continuación de una administración prudente del portafolio oficial de activos en moneda extranjera. Su composición revela una estructura de portafolio diversificada pero dominada por instrumentos financieros.

El análisis de la estructura de los activos internacionales dominicanos, revela que el 95.2% de las reservas está constituido por divisas convertibles, es decir, monedas de aceptación internacional como el dólar estadounidense, el euro o el yen. Este componente se subdivide en dos pilares clave: valores financieros y depósitos bancarios líquidos.

En detalle, los valores -como bonos soberanos o instrumentos emitidos por organismos internacionales- ascienden a US$8,469.5 millones, lo que equivale al 57.2% del total de reservas. Estos activos están orientados a preservar capital y generar retornos moderados, sin comprometer la seguridad financiera.

Por otro lado, el dinero legal y depósitos bancarios representan US$5,619.3 millones, lo que supone el 38.0% del total. Destacan dentro de este grupo los depósitos en bancos con casa matriz fuera del país (US$4,715.3 millones) y en otros bancos centrales, el BPI y el FMI (US$904 millones), componentes que garantizan alta liquidez y disponibilidad inmediata para atender presiones cambiarias o financieras.

En cuanto en activos especiales, el país posee US$88.9 millones en su posición de reservas en el FMI y US$51.4 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG), instrumentos utilizados principalmente en transacciones entre bancos centrales. Por su parte, las reservas en oro alcanzan US$59.9 millones, con un volumen de 0.02 millones de onzas troy, reflejando un enfoque simbólico de diversificación estratégica.

Una partida relevante y creciente corresponde a otros activos de reserva, con un valor de US$504.3 millones, de los cuales US$453.7 millones corresponden a derivados financieros. Esta inclusión sugiere el uso de instrumentos de cobertura ante posibles riesgos de tasa de interés o tipo de cambio.

En términos generales, el portafolio de inversiones de las reservas internacionales está compuesta en un 60.3 % en instrumentos de diversificación, equivalente a un monto de US$ 8,923 millones y un 39.7% en instrumentos de alta liquidez y que alcanza el monto de US$ 5,870 millones.

Es importante resaltar que no se registran activos en moneda extranjera fuera del marco de las reservas oficiales, lo que denota una administración conservadora y transparente, alineada con los estándares internacionales de reporte.

El portafolio de reservas internacionales dominicanas mantiene un equilibrio entre liquidez, seguridad y rendimiento, con una mayor concentración en activos líquidos y de bajo riesgo. Esta configuración fortalece la posición externa del país y proporciona un colchón sólido ante eventuales choques financieros globales o desequilibrios internos.

La política de reservas sigue una línea conservadora, con enfoque en liquidez y resiliencia financiera. Esta estructura contribuye a fortalecer la confianza en la estabilidad macroeconómica del país, razón por la que resulta conveniente realizar informes periódicos y que sean publicados, como forma de promover también una mayor transparencia comunicacional acerca del destino de las referidas reservas.

A medida que el entorno global se torna más hostil por los conflictos bélicos y además, por la tensión arancelaria que prevalece en el mundo, que puede transformar el esquema de la globalización hasta ahora vigente y las derivaciones que puede tener sobre la economía y los mercados financieros y de valores, la capacidad del Banco Central para gestionar eficientemente sus reservas será cada vez más crucial. La transparencia y la diversificación seguirán siendo pilares clave de esta estrategia.

En tiempos de transformación global, las reservas no solo son un seguro financiero, sino también una declaración de principios sobre cómo se construye estabilidad y credibilidad económica.

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