Se pronostica que la inflación mundial aumente de 4,7% en 2021 a 8,8% en 2022, para luego descender a 6,5% en 2023 y 4,1% en 2024.
Desafíos para el 2023
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL,
afirmó que los cambios en la inflación regional en el segundo semestre de 2022, aunados a la desaceleración de la actividad económica que se espera se prolongue para el próximo año, plantearán varios desafíos:
En materia fiscal, evitar ajustes del gasto, reducir la evasión, aumentar la recaudación y progresividad de la estructura tributaria, y avanzar en mejoras en la eficiencia y eficacia del gasto público.
En lo monetario-financiero el objetivo debería ser diversificar las herramientas de la política económica para enfrentar la coyuntura, y junto con la tasa de interés que fija el Banco Central aplicar mecanismos de control del mercado para impulsar el crecimiento y la inversión.
Finalmente, dinamizar la inversión y la productividad para atender las demandas sociales, la creación de empleo decente y reducir la informalidad, la desigualdad, la pobreza, y avanzar en la adaptación y mitigación del cambio climático.
«Para ello son necesarias políticas públicas innovadoras en lo productivo, financiero, comercial, social y en la economía del cuidado, para evitar una nueva década perdida como la observada durante el período 2014-2023», sentenció Salazar-Xirinachs.
Los números de 2022 y 2023
El crecimiento del PIB en 2022
sería de un 3,7% para América Latina y el Caribe. Todas las subregiones mostrarán un menor crecimiento en 2023:
América del Sur crecerá un 1,0% (3,7% en 2022).
Centroamérica y México un 1,6% (3,3% en 2022).
El Caribe —sin incluir Guyana—, un 3,3% (4,5% en 2022).
En América del Sur, algunos países se verán particularmente afectados por el bajo dinamismo de China, que es un importante mercado para sus exportaciones de bienes.
Tal es el caso de Chile, Brasil, Perú y Uruguay que destinan a China más del 30% de sus exportaciones de mercancías —40% en el caso de Chile—. América del Sur se verá también afectada por la disminución de los precios de los productos básicos y el impacto de la inflación en los ingresos reales y, con ello, en el consumo privado y la inversión.
Para las economías de Centroamérica, el bajo dinamismo de los Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas hacia los países de la subregión, afectará tanto al sector externo como al consumo privado. En este caso, sin embargo, la disminución de los precios de los bienes básicos actuaría a favor de esas economías, ya que varias de ellas son importadoras netas de alimentos y energía.
Por último, en las economías del Caribe la inflación ha repercutido no solo en los ingresos reales, y con ello el consumo, sino también en los costos de producción, con un impacto negativo en la competitividad de las exportaciones tanto de bienes como de turismo.
El saldo del recorrido de las economías de la región es decepcionante: con las tasas de crecimiento de 2022 y 2023, 12 de los 33 países de la región no habrán logrado todavía, casi cuatro años después de comenzada la pandemia, recuperar los niveles de actividad anteriores a su inicio en 2019.