Reservorios para controlar inundaciones

Por Altagracia Paulino

En mayo del año 2011 estuve en Hong Kong participando en un congreso de la organización Consumers International, lo que me permitió conocer algunas cosas importantes de esa isla china, colonia inglesa hasta el año 1997.

La cultura de esa isla, pese a haber sido colonia inglesa, está atada a las milenarias costumbres de la gran China. Por ejemplo, perderse en los laberintos y no encontrar a nadie que te diga en inglés cómo regresar al camino por donde llegaste. Nos pasó, si no es porque otro grupo de latinos que asistían al congreso y que estaban perdidos también, hubiéramos tenido que llamar a la policía.

Esta historia es importante no por lo que nos pudo haber pasado, sino por lo que vimos en una visita guiada por los entornos rurales. Subimos a una colina con mucha vegetación, y desde la altura descubrimos un gran lago. Al preguntarle sobre la enorme fuente de agua, la guía nos dijo: “No es un lago, es un reservorio que fue construido para aprovechar las aguas que bajan de la colina y sirve para abastecer la demanda de la ciudad en caso de que se produzca escasez y sequía”.

Un torbellino de ideas y de imágenes se cruzó en mi cerebro, entre las que recordé la cantidad de agua que cae en las zonas de Hato Mayor, El Seibo, Miches, Sabana de la Mar y en toda esa región, donde no hay presas y donde muy bien se pueden construir reservorios para almacenar el agua para suplir a la población en tiempos de sequías.

Si se suman las aguas caídas en los últimos años, tuviéramos agua dulce hasta para vender a los países vecinos. Se piensa en grandes presas que, si bien proveen de energía renovable y ayudan con la agricultura, pensar en reservorios podría ser una opción más económica, menos riesgosa y una garantía de aguas reservadas para afrontar cualquier desastre como las sequías que se han vivido en otros años y por la degradación de muchas de nuestras fuentes como ríos y arroyos que ya no están.

El sur de la isla es el más golpeado por la sequía, pero cuando vienen las tormentas y huracanes por el Caribe, la región se abastece, pero pronto las aguas se escurren y van al mar cuando perfectamente pudieran ser aprovechadas en reservorios para que en la región siempre haya agua.

Cualquier plan estratégico que se formule con miras a la sostenibilidad de la isla debe tener como eje principal el tema del agua; es el recurso vital y, si tenemos la posibilidad de almacenarla, sería una gran ventaja.

Los reservorios, además de garantizar el almacenamiento del agua, impiden las inundaciones que son las que han evidenciado los mayores daños: a la economía, a las familias vulnerables, que son las que desnudan la realidad y marcan la desigualdad.

Los gobiernos locales, que fueron la primera forma de organización que se originó al nacer la República, deben recobrar su autonomía y, en sus planes de desarrollo, ponderar el tema del almacenamiento del agua en reservorios como una forma inteligente de gestión municipal.

En esos planes deben involucrarse no solo las autoridades, sino también la sociedad civil mediante sus representantes.

Como Hong Kong, somos una isla, y muy bien podríamos aprender a construir los sistemas de almacenamiento de aguas de la manera menos riesgosa posible.

 

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