Revolución de color en Bangladesh

Thierry Meyssan.

 

Ilustración: Bangladesh, la revolución de colores y Yunus. OTL.

 

03 de septiembre 2024.

 

Después de haber organizado el derrocamiento de Imran Khan en Pakistán, Estados Unidos logra derrocar también a la jequesa Hasina en Bangladesh. Y un tercer “cambio de régimen” parece estar en preparativos en esa misma región. Washington sigue decidido a erigirse en “jefe” de lo que llama “el mundo libre”, despreciando la voluntad de los pueblos e imponiéndoles dirigentes.

El 4 de agosto, una serie de manifestaciones y disturbios callejeros llevaron al súbito derrocamiento de la jequesa Hasina, quien gobernaba Bangladesh desde hace 15 años y era considerada una campeona de la democracia.

 

El nuevo régimen la acusa de haber transformado su gobierno en una dictadura. Las elecciones legislativas –boicoteadas por la oposición– le habían proporcionado un parlamento ampliamente favorable. Este año, las manifestaciones que marcaron los meses de julio y agosto fueron reprimidas muy violentamente, con saldo de 250 muertos, quizás 650.

 

Pero, como siempre, las apariencias engañan y los reportes de los grandes medios de difusión al final resultan ser campañas de intoxicación.

 

El 24 de mayo de 2023, el Departamento de Estado de Estados Unidos prohibió la entrada en el país a varios dirigentes de Bangladesh para, según la explicación oficial, obligarlos a organizar «elecciones libres y equitativas» [1].

 

Primera anomalía: injerencias de Estados Unidos y de la Unión Europea

El 6 de enero, o sea la víspera de las elecciones generales boicoteadas por la oposición, la portavoz del ministerio de Exteriores de la Federación Rusa, María Zajarova, denunciaba las injerencias de la Comisión Europea y del Departamento de Estado de Estados Unidos en la organización de las elecciones en Bangladesh [2]. Según el Washington Post, la India intervino ante el Departamento de Estado para que el cambio de régimen en Bangladesh no fuese violento.

 

Ahora se sabe que el International Republican Institute (IRI) y el National Democratic Institute (NDI) estadounidenses se implicaron a fondo en la preparación de las elecciones legislativas en Bangladesh. Esos dos organismos partidistas estadounidenses, ambos igualmente vinculados a la CIA, recibieron para ello varios millones de dólares provenientes de la igualmente estadounidense National Endowment for Democracy (NED).

 

En junio, el Tribunal Supremo de Bangladesh reinstauró el sistema de cuotas en la atribución de empleos públicos. Esos puestos se reservan a los veteranos de la guerra de independencia de 1971 y a sus descendientes, lo cual favorece a los miembros de la Liga Awami (en el poder), que condujo la guerra de independencia. Pero, al mismo tiempo, los jóvenes que terminan sus estudios se ven sin perspectivas de trabajo. Eso llevó los sindicatos estudiantiles a organizar una huelga pacífica, que se vio interrumpida por las festividades musulmanas del Aid.

 

Precisamente después de las elecciones de enero de 2024, un diplomático estadounidense hizo una advertencia a la jequesa Hasina: sería derrocada si no aceptaba ceder una porción del territorio de Bangladesh, así como la creación de un Estado cristiano que abarcaría parte del vecino Myanmar y la instalación de una base aérea extranjera en la isla de San Martín.

El 24 de mayo, o sea 2 semanas antes del inicio del movimiento contra su gobierno, la jequesa Hasina reunió a los dirigentes de los 14 partidos políticos miembros de su coalición gubernamental para advertirlos sobre la existencia del complot [3]. La advertencia resultó inútil.

Segunda anomalía: operaciones de destrucción de los símbolos de Bangladesh

Desde el inicio mismo de la huelga, individuos atacaron y ultrajaron monumentos que rendían homenaje a la memoria de Mujibur Rahman, el fundador de la nación, asesinado en 1975. Cosa rara porque anteriormente no habían existido críticas hacia esa personalidad de la historia nacional.

 

Pero sucede que Mujibur Rahman, no es sólo el padre de la nacion (Bangabandhu), sino que también es el padre de la jefa del gobierno, la jequesa Hasina. Además, se trata exactamente del mismo esquema de disturbios que se vio en Siria en 2011, cuando personas no identificadas atacaban las estatuas del fallecido presidente Haffez El-Assad (1930-2000) –en realidad no se trataba de cuestionar el legado de esa personalidad histórica sino de destruir símbolos del Estado sirio y de deslegitimar a su hijo y sucesor, el presidente Bachar al-Assad.

 

Los medios de prensa internacionales no dieron importancia a esas acciones contra los monumentos públicos, perpetrados al parecer por miembros del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP, siglas en inglés), creado por Ziaur Rahman, quien fue presidente del país desde 1977 hasta su asesinato, en 1981.

 

El Partido Nacionalista de Bangladesh es favorable a los islamistas mientras que la Liga Awami es laica. Toda la historia del medio siglo de existencia de Bangladesh como país está marcada por la lucha entre islamistas y laicos. La presidente del BNP y ex gobernante del país (1991-1996 y 2001-2006), Khaleda Zia, está actualmente en la cárcel por malversación de fondos. Su hijo, Tariq Rahman, ha tomado su lugar a la cabeza del partido… desde Londres, la ex metrópoli de Bangladesh, donde vive como exiliado.

A través de la firma Blue Star, en mayo de 2023, el Partido Nacionalista de Bangladesh contrató a Hunter Biden –el hijo del presidente estadounidense Joe Biden. El contrato precisa que, además de los gastos por acciones de cabildeo, Hunter Biden cobrará 100 millones de dólares cuando ese partido regrese al poder en Bangladesh.

En ese país, los islamistas están representados por la formación Jamaat-e-Islami, fundada por Sayyid Abul Ala Maududi y Said Ramadán, conocido personaje de la Hermandad Musulmana egipcia. Los islamistas están contra el Estado nacional y reclaman que Bangladesh vuelva a ser parte de Pakistán.

 

El 10 julio se produce un enfrentamiento entre los participantes en una marcha antigubernamental y manifestantes de la Liga Awami. El 19 de julio, grupos de manifestantes atacan un centro de detención, liberan a los presos e incendian la instalación. Viene después una serie de motines que cuestan la vida a un centenar de personas. El 4 de agosto, nuevos motines dejan un saldo de 97 muertos.

 

Al cabo de 2 meses de disturbios, cuando la cifra de muertos ya es de 650, la jequesa Hasina renuncia a su cargo de consejera principal (jefa del gobierno) y huye a la India en un helicóptero militar. Desde ese país, denuncia el papel de Estados Unidos en los hechos que la llevaron a renunciar a su cargo [4].

 

Tercera anomalía: un gobierno pacífico se convierte inesperadamente en un “régimen sanguinario”

La jequesa Hasina nunca había recurrido a la violencia. ¿Por qué desató sorpresivamente un baño de sangre?

 

Vuelven a aparecer aquí, en Bangladesh, los métodos que Estados Unidos utilizó y perfeccionó durante las guerras de Yugoslavia, métodos que yo mismo vi aplicar en Libia y en Siria contra los gobiernos de esos países: francotiradores convenientemente apostados en lugares estratégicos disparan al mismo tiempo contra policías y manifestantes, de manera que cada bando crea que está siendo agredido por el otro.

El 6 de agosto, el presidente de Bangladesh, Mohammad Shahabuddin, disuelve el parlamento y designa a Muhammad Yunus como primer ministro interino para que gobierne el país después de una serie de discusiones con el ejército y con los líderes de las protestas.

Cuarta anomalía: un personaje regresa del extranjero para convertirse en jefe del gobierno

“Casualmente”, Muhammad Yunus había anunciado en junio su intención de volver a la escena política y de gobernar el país [5]. Otra característica de las “revolución de colores” es que el ganador nunca es quien parece serlo.

El economista Muhammad Yunus (laureado en 2006 con el premio Nobel de la Paz por su práctica de los microcréditos) había entrado en conflicto con la jequesa Hasina, quien cuestionaba precisamente las prácticas de su banco de microcréditos. Para evadir el pago de impuestos, Yunus había transferido a una empresa familiar 100 millones de dólares de subvenciones de diferentes países.

 

Además, imponía elevadas tasas de interés (entre 21 y 37%) a mujeres pobres que recurrían a su banco [6].

Muhammad Yunus es un amigo personal de Bill y Hillary Clinton y un importante donante de la Clinton Global Initiative (CGI). Los Clinton amenazaron a la jequesa Hasina con oponerse a un préstamo –ascendente a 1 200 millones de dólares– del Banco Mundial a Bangladesh si el gobierno nacional llevaba a Yunus ante los tribunales. A falta de ese préstamo, el gobierno de Bangladesh tuvo que interrumpir la construcción de un puente ferroviario sobre el río Padma.

 

Diarios financiados por Estados Unidos afirmaron entonces que la empresa canadiense a cargo de la construcción del puente había pagado comisiones ocultas a la jequesa Hasina. La empresa canadiense desmintió y acusó a Muhammad Yunus de ser el autor de la patraña.

 

Yunus tuvo entonces como defensor al ex presidente del Banco Mundial y miembro del comité de dirección del Grupo de Bilderberg, James Wolfensohn. El entonces fiscal-jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, llegó incluso a viajar a Bangladesh para proceder a varias inculpaciones. En definitiva, nunca hubo en Bangladesh procesos jurídicos contra Yunus, a pesar de que un tribunal canadiense comprobó que nunca hubo problemas de malversación en la construcción del puente sobre el Padma.

 

En cuanto fue designado jefe del gobierno, Muhammad Yunus se autoasignó 25 carteras ministeriales. En su primera conferencia de prensa declaró:

 

He tomado las riendas de un país que, en muchos sentidos, era un verdadero desastre. En sus esfuerzos por mantenerse en el poder, la dictadura de la jequesa Hasina destruyó todas las instituciones del país. El sistema judicial fue destruido. Los derechos democráticos han sido suprimidos por una represión brutal que ha durado 10 años y medio.

Thierry Meyssan

 

 

 

 

 

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