Fue mi hermana española; compartíamos pensamientos y hasta las lunas llenas, con fotos que nos enviábamos. Aunque no nacimos el mismo año, cumplíamos el 21 de enero y lo celebrábamos virtualmente. Ya no está, y como dice Jorge, su esposo, sigue su apretada agenda en otra dimensión.

María nos enseñó que la amistad va más allá de un saludo ocasional; es sostenerse mutuamente en los proyectos, acompañarse en las caídas y celebrar los pequeños horizontes alcanzados en conjunto. Nos mostró que actuar con coherencia, tanto en las causas públicas como en la ternura personal, convierte a una amistad en un legado que trasciende el tiempo y el espacio. Con ella aprendí que, aun en la distancia, lo que cultivamos con conciencia y pasión nunca se pierde. Hasta siempre, amiga