Se repartieron el país
Juan TH.
En pocas instituciones del Estado no hubo corrupción durante los cinco gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana que encabezaron Leonel Fernández y Danilo Medina. Al parecer la corrupción no se detuvo en ningún despacho; o casi ninguno para no generalizar.
Nunca antes había gobernado un partido con tantas apetencias, con un proyecto francamente delincuencial. Los grupos que cohabitaban en esa organización se repartieron el país en áreas económicas. Los juegos de azar florecieron de manera exponencial creando una sociedad de ludópatas. Las amas de casa -lo dice un estudio- gastaban cerca del 40% del presupuesto familiar en bancas de lotería. Cada grupo tenía su propia Loto.
Los casinos, las galleras, las bancas de apuestas estaban en todas las esquinas. Había -y sigue habiendo- más bancas que escuelas, colegios, universidades, clubes y politécnicos, juntos. ¡Increíble!.
Lo mismo sucedía con el narcotráfico. Las drogas se vendían en todas las esquinas. Los puntos de drogas se instalaron en todos los barrios, en las escuelas, en las universidades, etc. Para mantener a la juventud envilecida se distribuía estupefacientes. (Era mejor drogar a los tigueres que matarlos, como fue mejor “pagar para no matar”) ¿Por qué ahora se decomisan toneladas y toneladas de cocaína y en los gobiernos del PLD, no?.
Juegos de azar, microtráfico y narcotráfico sirvieron de instrumento para corromper y gobernar durante veinte largos años al pueblo dominicano. (Por suerte la “fábrica de presidentes fracasó).
Las investigaciones realizadas por las autoridades que encabeza Luís Abinader revelan que este país estuvo gobernado por una mafia, grupos gangsteriles organizados para el saqueo y el robo sin ninguna consecuencia penal porque la justicia estuvo secuestrada.
La mayoría de los dirigentes del PLD no resiste una auditoria visual, mucho menos una investigación sobre el origen de sus bienes, porque antes de llegar al Estado eran pobres miserables que no tenían “ni uno”.
La mayoría -no todos, ¡claro! – llegó con una mano delante y otra detrás. Qué alguien me diga un Ministerio donde no hubo corrupción, donde las licitaciones no estuvieron amañadas, donde los contratistas y suplidores del Estado no tuvieran que pagar hasta el 30% de sus beneficios. Para cobrar una deuda en las instituciones era obligatorio pagar un peaje. Un ministro le dijo a un suplidor: “No licite porque aunque ganes no te pago”.
Lo penoso es que a casi dos años del gobierno del cambio no se haya hecho justicia, que muchos que deben estar presos, están en sus mansiones, en sus villas, con sus yates, sus amantes, etc., porque es muy difícil que un político corrupto termine en la cárcel.