SENASA: Cuando la salud pública se convierte en botín

Por José Alberto Blanco

La seguridad social dominicana atraviesa una de sus crisis más profundas. El colapso técnico del Seguro Nacional de Salud (SENASA) no es solo un problema administrativo: es una herida abierta en la confianza ciudadana, una traición institucional que afecta a más de 7.5 millones de afiliados, y una alerta ética que exige respuesta.

Auditorías oficiales, investigaciones periodísticas y denuncias ciudadanas revelaron un esquema de corrupción que supera los RD$9,800 millones. Más de 4,000 procedimientos médicos fueron facturados sin haberse realizado. Se autorizaban desde un call center paralelo, se registraban en sistemas alterados, y se pagaban a centros privados bajo contratos capitados que burlaban la ley.

La red incluía empresas como LUFARCA y Skinmed Esthetic Clinic, y se canalizaban pagos a través de Farmacard, S.R.L., violando la Ley 340-06 de compras públicas. El resultado: una SENASA en quiebra técnica, incapaz de pagar a prestadores ni garantizar cobertura.

La denuncia formal ante la Procuraduría General de la República, presentada por la Convergencia Nacional contra el Robo de la Seguridad Social y la Fundación Primero Justicia, señala a:

– Santiago Hazim, exdirector de SENASA
– Gustavo Guilamo
– Rafael Dujarric
– Gustavo Messina
– Germán Robles
– Ángel Luis Guzmán

Las acusaciones incluyen estafa agravada, falsedad documental, asociación de malhechores, lavado de activos y prevaricación. La periodista Nuria Piera, desde N Investiga, entregó sus reportajes como evidencia clave ante el Ministerio Público.

El presidente Luis Abinader destituyó a Hazim y nombró a Edward Guzmán Padilla, quien junto al superintendente Miguel Ceara Hatton, entregó un informe técnico a la procuradora Yeni Berenice Reynoso. Se han cancelado contratos irregulares, migrado al pago por servicios reales, y prometido continuidad para los afiliados.

Pero la pregunta persiste: ¿basta con cambiar nombres y prometer reformas? ¿Dónde está el régimen de consecuencias?

Este caso no es solo una estafa al erario. Es un crimen contra la dignidad humana. Cuando se roba la salud, se roba la vida. Cuando se manipula la seguridad social, se vulnera el pacto ético entre Estado y ciudadanía.

La justicia debe actuar con firmeza. La sociedad debe exigir transparencia. Y los líderes institucionales debemos asumir que la ética no es un adorno: es el fundamento de toda gestión pública.

Porque si SENASA cae, no solo se quiebra una institución. Se quiebra la esperanza de millones.

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