Sobre la caída de Silicon Valley Bank, algunas razones y consecuencias
Andrés Piqueras.
Imagen: Silicon Valley Bank era una de las instituciones más importante para el sector tecnológico en EE. UU. Fuente: Andreas Prott/ stock.adobe.com
Además, si es precisamente la “nueva economía” que estaba propagandizada como la emprendedora de una nueva onda de acumulación con el Gran Reinicio del capitalismo (con las GAFAM -Google, Apple, Facebook…- abriendo el camino), la que pega estos petardazos, no van quedando muchas salidas de funcionamiento aceptable del Sistema.
Desde que las elites del capitalismo global anunciaran el Gran Reinicio del Sistema, vienen buscando una contracción forzada de cierta “vieja economía” (transporte, turismo, agricultura, industria manufacturera, inmobiliaria, alimentaria, textil, fosilista en general…), para lo que ha aprovechado pandemia y sanciones antirrusas, de cara a su transición a una “nueva economía” (digital, aeroespacial, armamentística, financiera, informático-mediática, farmacéutico-biológica, “verde”), con miras a garantizar su “sostenibilidad” para unos pocos. Aún más cuando el acople progresivo que ha venido expresándose como “lucha contra el cambio climático”, “transición ecológica” o “transición energética” y que ha compendiado en la Agenda 2030 buena parte de esas pretensiones, no ha dado, al menos aún, el fruto esperado.
La inundación de la economía con “dinero mágico” o inventado desde 2008 hasta aquí, con no menos de 22 billones de $, ha permitido, junto a las enormes cantidades de capital ficticio en circulación, insuflar vida artificial a una gran cantidad de empresas, entidades bancario-financieras e instituciones, aparentando que el funcionamiento sistémico sigue su curso.
Pero si con toda esa vida artificial en forma de dinero sin valor, preñada de especulación máxima y apalancamiento récord, de repente se suben los tipos de interés -el círculo vicioso entre depresión, dinero inventado, inflación y alza de tipos es insalvable-, no queda otra que buena parte del mundo bancario-empresarial que recibió tal dinero tendrá, como tantas familias, serios problemas para devolverlo. Con ello se va a lograr una gran “limpieza” empresarial y una centralización brutal del capital, listo para ese salto al vacío de la “nueva economía”. Sin embargo, algo no está saliendo del todo conforme con lo esperado.
El Silicon Valley Bank (SVB), precisamente, se autodefine como el partenaire de la mitad de la las “start-up” estadounidenses (la que está llamada a ser la economía del futuro) financiadas con capital riesgo, canalizado en gran medida a través de bonos del Estado norteamericano. Cuando ante los primeros problemas el SVB ha intentado vender esos bonos, lo ha tenido que hacer a un precio bastante más bajo de lo que los adquirió, debido al aumento de la inflación (que afecta también a sus bienes raíces y a sus acciones. Los Bancos de todo el país acumulan unos 620.000 millones de dólares en “pérdidas latentes”. Se trata de activos que se han depreciado pero cuyas pérdidas no aparecen en la contabilidad porque aún no se han vendido -ver aquí: Ya sabemos quién va a pagar la burbuja financiera de 620.000 millones de dólares – mpr21-. El resultado amenaza con empujar los activos bancarios por debajo de sus pasivos de depósito, acabando con su patrimonio neto: su capital contable). Su quiebra muestra cómo, a pesar de todos los esfuerzos, se rompen los eslabones débiles de la cadena: los sectores donde la especulación fue la más rampante y atroz [“Silverlake fue el primero en caer, pero fue un caso especial. Había tratado de aprovechar la ola de las criptomonedas sirviendo como banco para varios de estos “valores”” –cita en Hudson, Por qué el sistema bancario se está desmoronando (observatoriocrisis.com)-]. La inflación combinada fruto de las medidas covid y de las sanciones suicidas contra Rusia más la codicia empresarial, a la que se añade la mencionada subida de los tipos de interés, motiva que en lo que viene el crédito se empiece a restringir.
Ramas enteras de la economía se van a ver afectadas y ello infectará también, de nuevo, a los Bancos, por impagos de deuda. En adelante, los Bancos van a elevar aún más el tipo de interés tanto para prestar dinero como para prestarse entre sí, lo que terminará de sacudir al pequeño y buena parte del mediano capital, e incluso a porciones del grande, además de, claro está, golpear duramente al conjunto de la sociedad. Por supuesto que con la restricción del crédito también más Bancos entrarán en problemas.
Muy probablemente, el siguiente sector en verse afectado será el inmobiliario. Si no hay crédito, la compra de viviendas se resentirá. Constructoras e inmobiliarias lo harán sobremanera.
Además, en general, la subida de tipos restringe el consumo y va a empezar a subir la morosidad bancaria. Ello unido a los impagos de constructores, hará que más Bancos se vean con serios problemas. A partir de ahí, la crisis puede saltar a todos los sectores económicos: restricción del consumo, restricción del crédito, más impagos y más probabilidad de quiebras empresariales.
Los Bancos[1], sectores y países menos afectados serán los que menos vinculados estén al tipo de economía mencionada y a la emisión de deuda especulativa. También, curiosamente, los que más sanciones tengan o, dicho de otro modo, los que menos relación comercial mantengan con EEUU y Europa.
Gran Bretaña, por ejemplo, se va a llevar otro fuerte martillazo a su ya ficticia y especulativa economía. La economía del ladrillo española no parece tampoco que vaya a quedar bien parada, una vez más.
La “socialdemocracia light” imperante hoy en Europa no podrá, ni siquiera se planteará, frenar despidos, impagos, desahucios y aumento generalizado de la pobreza…
Pero fijémonos en cuál es la situación. Los Estados europeos están altamente endeudados entre otras muchas razones por el dinero inventado que imprimieron para gestionar la “resiliencia” social a la pandemia (con un empleo subsidiado para frenar el paro) y por el despilfarro bélico que llevan a cabo contra Rusia[2]. Tendrán que devolver con creces en breve (cuando venzan sus títulos de deuda pública) ese dinero en forma de ajustes estructurales que terminarán de destrozar las condiciones sociales y laborales de la UE (aunque también esto es extensible a otros lugares del planeta). Y tengamos en cuenta que según aumenta el numerador en la relación deuda/PIB a cuenta de los planes de recuperación y “transición energética”, el denominador se achica debido a las medidas bélico-económicas contra Rusia, la crisis estructural que padecen las formaciones socioestatales europeas y la contracción económica debida a la gestión de la “pandemia”. Lo que da como resultado una relación deuda/PIB al borde del abismo. Si al tiempo se quiere salvar al conjunto de la Banca una vez que se han disparado precisamente los tipos de interés, una mayor contracción económica y monto de la duda están garantizadas, y con ellas las posibilidades de precipitarse por ese despeñadero.
Además, si es precisamente la “nueva economía” que estaba propagandizada como la emprendedora de una nueva onda de acumulación con el Gran Reinicio del capitalismo (con las GAFAM -Google, Apple, Facebook…- abriendo el camino), la que pega estos petardazos, no van quedando muchas salidas de funcionamiento aceptable del Sistema. La industria bélica, desde luego, va adquiriendo con ello más y más importancia; también la farmaceútico-biológica, cada vez más vinculada a la anterior; la digital (ídem –sobre todo en el control de las propias poblaciones-) y por supuesto la “verde”, que está destrozando a marchas forzadas y por doquier bosques, cultivos, hábitats, formas de vida, comunidades, pueblos…con mares de placas fotovoltaicas, millares de torres de alta tensión, parques eólicos y otras plagas destructoras de la naturaleza en nombre de lo “ecológico”.
Veremos qué se inventan, de momento, en lo inmediato para seguir estirando la cuerda y aparentar salud económica. ¿Más huida hacia adelante sacándose más dinero de la chistera y re-apalancamiento? Todo indica que, efectivamente, la FED va a tapar el agujero con más papeles sin valor, más deuda y más ingeniería financiera («dinero mágico» con el que seguirán fabricando más armas y comprando riqueza real en el planeta), para seguir llenando de aire la burbuja antes de entrar, definitivamente, en modo Guerra Total.
De momento, Rusia asiste expectante al desgaste del enemigo occidental, viendo cómo las sanciones contra ella le van desmoronando lentamente.
*Andrés Piqueras es profesor titular de Sociología en la Universitat Jaume I de Castelló. Autor y director de numerosos estudios sobre migraciones, mundializacion, identidades, movimientos sociales y agencialidad politica; ha desmenuzado tambie la dialéctica Trabajo/Capital a lo largo del capitalismo histórico. Entre sus libros más destacados cabe citar Capital, migraciones e identidades (2007) y la obra colectiva del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC), del que es miembro, El colapso de la globalizacion (2011). Recientemente ha publicado un libro de gran importancia, La opcion reformista: entre el despotismo y la revolucion, antecesor del que aquí se presenta. Tambie es Premio Nacional de Investigacion ¬´Marqués de Lozoya¬ª 1994, del Ministerio de Cultura, por su investigacion sobre la identidad valenciana.
Notas
[1] Habrá que poner especial atención a Credit Suisse, Deutsche Bank y buena cantidad de Bancos estadounidenses contaminados con esta caída. First Republic está a punto de perder 73,02 %. La Banca de San Francisco ha perdido tres cuartas partes de su capitalización bursátil desde el miércoles pasado. La californiana PacWest (-54,74 %), Western Alliance en Arizona (-82,47 %), Zions Bancorporation (-31,60 %) de Salt Lake City (Utah) figuran también entre los más afectados. Para desgracia de los hipotecados, el Euribor es la tasa (manipulable) a la que se prestan los Bancos entre sí, y cerró al final de la semana pasada a 3,97%. ¿Efecto contagio? Esta vez han sido primero las criptomonedas, enseguida la “nueva economía”, luego vendrán hipotecas y la Banca.
[2] Desde el 24 de enero de 2022 al 15 de enero de 2023 se han destinado un total de 76.800 millones de dólares a Ucrania, de los cuales al menos 46.600 millones de dólares reconocidos han tenido fines militares.
Fuente: Blog de Andrés Piqueras