Trastornos dejados por la pandemia en la pospandemia

Rafael Nino Féliz

Los que pensaron que, pasada la pandemia, el hombre iba a ser más humano, más justo y menos egoísta, se equivocaron. Contemple la pobreza y la riqueza y busque usted mismo la penosa respuesta.

Nadie está libre total, mental y socialmente del lastre que arrastramos en la pospandemia de la pandemia. La vida cambió en muchos aspectos y formas de vivir en relación con otros tiempos, que hoy vemos a la distancia como modelos «normales» de existencia y de convivir. Nos movemos y avanzamos con arados y bueyes diferentes a los de ayer y todavía no nos hemos acostumbrado. Muchos moriremos sin adaptarnos al nuevo cambio.

Todo cambió. Se transformaron la forma y la velocidad de la vida. El pensamiento del ciudadano tiene otros espacios adonde hacer sus reflexiones, bajo otros miedos y otras incertidumbres. El manejar o conducir solo por una avenida tiene otros encantos y desencantos. Otras sensaciones y otras prisas y otros silencios. Y ellos, los que se fueron, sin despedida, aún nos reclaman el abrazo que no les dimos y que nunca se alojó en su alma. Las lágrimas brotadas de los recuerdos tristes tienen otro vacío y otros desalientos.

La vida de las universidades ha sido impactada en todas partes del mundo. Las modalidades de la enseñanza se multiplican por necesidad imperiosa, gracias a las maravillas de la tecnología. Pero nada llena el vacío y el desierto de las aulas y la deserción peligrosamente amenazante.

 

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