Von Der Leyen le tiene miedo al parlamento europeo

Lorenzo Maria Pacini.

Foto: SCF © Photo: Public domain

Una mirada de serpiente lista para matar y un permanente impecable. Esta es Úrsula, la mujer más odiada de Europa, que conoce todos los trucos del diablo.


Señora Von der Leyen, ¡por favor, no sea tan susceptible!

Una mirada de serpiente a punto de matar y una permanente impecable. Esta es Ursula, la mujer más odiada de Europa, que conoce todos los trucos del diablo.

La obsesión del mes es que Rusia supuestamente está lista para invadir Europa, por lo tanto, debemos rearmarnos, como ya se anunció con ReArm Europe, para lanzar un ataque preventivo. Todo esto llevará unos años, pero los rusos serán pacientes y justos, esperando tener oponentes dignos.

Un informe de los servicios secretos alemanes (¡sic!) afirma que la Federación Rusa está preparando una invasión a gran escala para 2030 y los servicios secretos lituanos responden que el conflicto en Ucrania debe prolongarse para mantener ocupada a Rusia.

Tras la reunión en Londres sobre Ucrania, el sector de la industria bélica ha experimentado un fuerte aumento.

En la Bolsa de Milán, las acciones de Leonardo, una empresa italiana especializada en defensa, aeroespacial y seguridad, subieron un 15 %, alcanzando un nuevo récord de 45,50 euros. En Alemania, Rheinmetall, el mayor grupo de defensa alemán experimentó un aumento del 18 %, mientras que en Londres el gigante británico BAE Systems, el mayor fabricante de armas de Europa ganó un 14 %.

El acuerdo entre los líderes europeos para reforzar el gasto militar y las capacidades de defensa ha impulsado las acciones de la industria bélica en el continente. A 31 de diciembre de 2024, Leonardo había registrado un aumento del 16,2 % en sus ingresos, hasta alcanzar los 17 800 millones de euros, con una expansión en casi todas sus áreas de actividad.

En resumen, los industriales europeos del sector estratégico están muy interesados en la guerra.

Pero hay más. Como brillantemente observó el profesor Alessandro Volpi, detrás de la maniobra están los ETF, productos financieros que replican un índice y que, en gran medida, son creados por grandes fondos.

Volpi escribe que:

en los últimos meses, los ETF que tienen como objetivo índices vinculados directamente a la industria armamentística, están teniendo gran éxito. El mecanismo es simple: el gran fondo —por ejemplo, BlackRock— crea un ETF vinculado a un índice creado por el mismo fondo y, actualmente, la gran tendencia es crear índices con acciones de los principales fabricantes de armas, desde los estadounidenses hasta los europeos, que se espera se beneficien del mega Plan de Von der Leyen contra cualquier invasión

No es casualidad que este tipo de ETF atraiga cada vez más el ahorro de los europeos, a quienes sus gestores los ofrecen después de haber sido adquiridos por grandes fondos.

El clima de guerra hizo que la financiación del rearme fuera ‘indispensable’ y, para satisfacer esta necesidad, se crearon instrumentos financieros para canalizar el ahorro colectivo, transformando a todos, más o menos conscientemente, en financieros de la carrera armamentística.

También hay que destacar que estos armamentos no están destinados exclusivamente a Europa: los principales clientes de las grandes industrias bélicas europeas se encuentran, de hecho, fuera del continente, incluidos los países árabes, Israel y otras naciones alejadas de las fronteras de la Unión.

Por lo tanto, el rearme europeo favorece más a las finanzas que a la propia Unión Europea, teniendo en cuenta que de los 457 000 millones de euros que ya gastan anualmente la UE y el Reino Unido, más de la mitad se destina a la compra de armamento producido en Estados Unidos.

Un detalle significativo: el gobierno de Meloni ha propuesto incentivos fiscales para las empresas que decidan volver a producir armas.

En la práctica, el rearme no solo supondrá una carga para las cuentas públicas debido al aumento de los intereses de la deuda, sino también para los contribuyentes, que tendrán que cubrir los costes de un nuevo favor a Stellantis.

Por otro lado, con Europa bajo presión, parece casi inevitable que los italianos tengan que hacer sacrificios para evitar que Elkann se enfade y para evitar que los grandes beneficiarios de la burbuja económica sufran demasiadas pérdidas.

El rearme de Úrsula [Von der Leyen], un plan que cuesta casi un billón de euros, será la tumba económica de Europa.

Hay dinero para todo, excepto para lo que realmente se necesita

El plan europeo “ReArm Europe”, presentado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y ampliamente apoyado por los Estados miembros, se basa en una visión fuertemente militarista.

La iniciativa se basa en la suposición de que Europa está a punto de enfrentarse a una especie de Tercera Guerra Mundial contra Rusia y sus aliados, sin poder contar con el apoyo de Estados Unidos.

Esta perspectiva parece más una fantasía política que carece de pruebas concretas. Sin embargo, la estrategia de rearme requiere una narrativa centrada en la defensa contra una posible invasión rusa, especialmente tras la suspensión de la ayuda estadounidense a Ucrania.

Esto implica un cambio radical, según el cual los europeos deberían destinar la mayor parte de su gasto público y capital privado a la producción bélica.

Las manifestaciones por la paz se reinterpretan rápidamente dentro de una lógica en la que armarse se convierte en una obligación, casi un deber moral, considerado como el único elemento disuasorio eficaz contra la guerra.

Se trata de un modelo histórico desastroso, que siempre ha conducido a conflictos devastadores. Rusia es descrita como un enemigo absoluto, con el que no puede haber tratos hasta su derrota final.

En consecuencia, se elimina cualquier espacio para la mediación o el diálogo, sustituido por una retórica belicista que demoniza al adversario.

Esta actitud pragmática de los llamados “pacifistas armados” ignora el hecho de que la paz se construye, ante todo, eliminando el “espíritu de guerra” de las relaciones internacionales.

La paradoja es clara: mientras se arman, declaran que no quieren enviar ni un solo soldado al frente, alimentando así una actitud hipócrita que ahora es característica de esta fase histórica.

De hecho, la Comisión Europea ha decidido suspender las restricciones del Pacto de Estabilidad exclusivamente para el gasto militar, elevándolo a una especie de imperativo moral. Si los países aumentan su presupuesto de rearme en al menos un 1,5 % de su PIB, este gasto estará exento de restricciones presupuestarias.

En otras palabras, las estrictas normas europeas permanecen inalteradas para sectores fundamentales como la sanidad, ya en crisis, el bienestar, la educación, la transición ecológica y la protección del territorio.

Sin embargo, cuando se trata de financiar armas, las restricciones desaparecen. La necesidad de hacer frente al envejecimiento de la población, de garantizar la educación de los jóvenes en un contexto de fuerte migración y de reducir las desigualdadesestá completamente subordinada a la carrera armamentística.

En el marco de ReArm Europe, emerge claramente la voluntad de crear un mercado único de capitales e incentivar la financiarización de la industria bélica, involucrando también al Banco Europeo de Inversiones. El objetivo es transformar el capitalismo en un sistema cada vez más orientado a la guerra.

El plan es una clara señal a los grandes fondos de inversión estadounidenses (BlackRock, Vanguard y State Street) y europeos (como Amundi), así como a los principales bancos, invitándoles a centrarse en el sector armamentístico.

El documento destaca precisamente los sectores a los que se debe dar prioridad: defensa aérea y antimisiles, sistemas de artillería, misiles, municiones, drones y tecnologías antidrones.

Esta tendencia corre el riesgo de generar una gigantesca burbuja especulativa, con consecuencias impredecibles.

Sin embargo, Von der Leyen asusta al Parlamento Europeo, porque sigue sin presentarse a los debates, prefiriendo aparecer solo para comunicados de prensa y citas institucionales.

El parlamentario Roberto Vannacci (PfE), exgeneral del ejército italiano, lo reiteró enérgicamente en la cámara, enfatizando que el verdadero problema no son los rusos a las puertas de Europa, sino la creciente pobreza, la inmigración ilegal que trae delincuencia, la inestabilidad política y la falta de democracia en el continente europeo.

Los escándalos de Ursula no son pocos. Tras la falsificación de documentos para terapias de Covid y el Pfizergate, también han salido a la luz otros: el jefe de la oficina alemana de McKinsey se convirtió en asistente de Von der Leyen, mientras que su hija Johanna encontró trabajo en la conocida consultora; en 2018, el Tribunal Federal de Cuentas alemán cuestionó los procedimientos de adjudicación de contratos millonarios por parte de Ursula cuando era ministra de Defensa alemana; favoritismo hacia Markus Pieper, del mismo partido, nombrado enviado de la UE para las pequeñas y medianas empresas; su abuelo Albrecht fue un general nazi.

Todos problemas que la presidenta no está abordando, sino que está dando prioridad al proyecto de enviar a miles de jóvenes europeos a la guerra.

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