La Junta Central Electoral y la nueva gestión pública
José Manuel Jerez
La calidad es la única dimensión de desempeño que no tiene límite. Gracias a la calidad hemos podido evolucionar.
La misión de una institución de derecho público la encontramos en la normativa que la crea. En el caso de “La Junta Central Electoral”, como órgano constitucional autónomo o extrapoder, su misión la encontramos en la Constitución Política y en su ley de desarrollo o ley orgánica. De hecho, el artículo 211 de la Constitución establece que las elecciones serán organizadas, dirigidas y supervisadas por la Junta Central Electoral (…). De igual modo, el 212 dispone que la Junta Central Electoral tiene por finalidad principal: organizar y dirigir las asambleas electorales para la celebración de elecciones y de mecanismos de participación popular. Es decir, la tarea básica o esencial de la “Junta Central Electoral”, es tutelar el derecho y deber fundamental al voto o sufragio.
En ese mismo orden, la Ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral, ratifica el mandato constitucional y, además, atribuye a la Junta Central Electoral: custodiar, mantener y conservar el Registro Civil, la Cédula de Identidad e inscribir a los ciudadanos y ciudadanas en el Registro Electoral.
Para comprender donde opera la modernización del Estado se debe tener bien en claro la relación existente entre Políticas Públicas y Gestión Pública. En realidad, son dos caras de una misma moneda: Decisión Pública o de Gobierno. Es decir, la acción del Estado a los fines de resolver problemas públicos que sufren los ciudadanos o habitantes del país, sea de manera individual o colectiva, como salud, educación, seguridad o problemas de organización del Estado, como ineficiencia y falta de simplificación administrativa. No es desde las Políticas Públicas, sino desde la Gestión Pública, que se ponen en funcionamiento y operación los Procesos para que dicha modernización se concretice.
El objetivo general de la “Nueva Gerencia Pública” (NPM), por sus siglas en inglés, es articular e impulsar en todas las entidades públicas, el proceso de modernización hacia una Gestión Pública orientada a resultados de calidad que impacte positivamente en el bienestar del ciudadano y el desarrollo del país, bajo un sistema de gestión integrado, donde el usuario o administrado no solo salga con la solución a su problema, sino con una solución que lo satisfaga, debido a la calidad en el servicio. La calidad es una dimensión de desempeño que ha venido evolucionando, desde el artesano o esfuerzo individual al grupo integrado o sistémico, inspeccionado y motivado a cumplir niveles de estandarización. La calidad se gestiona.
Al tener claro la importancia del resultado y el impacto del servicio en la sociedad, debemos enfocarnos en los Procesos que se deben desarrollar, esto es, el conjunto de tareas y actividades mutuamente relacionadas o que interactúan, las cuales transforman, elementos de entrada en resultados. Los procesos permiten ordenar la Gestión, mejorar el desempeño, la eficiencia, eficacia, la calidad y hacen que las mejoras sean continuas, ya que éstas se vuelven a repetir, pudiendo mejorarse y aumentar aún más la calidad. Los procesos también sirven para rediseñar la Gestión, hacer reingeniería e innovación, implementando el modelo de gobierno abierto, que integra la Gestión con la gente. Lo Público no está en el Estado, está en la Sociedad.
Una vez obtenido los resultados y evaluado el impacto producido en la sociedad por esos resultados de calidad, ésta debe ser Certificada. Para eso está creado el Estado, para dar un servicio de calidad a la sociedad, a través de la Gestión de sus Instituciones. Es en la Gestión Pública (planificar, organizar, dirigir y controlar), donde se produce la Modernización del Estado, no haciendo Políticas Públicas. Las Políticas Públicas no son más que lineamientos o directrices, esto es, una forma de definir cómo se va a conducir y dirigir el Estado, es algo intangible pero muy importante, que la Gestión está en la obligación de tomar en cuenta; pero, es en la Gestión Pública, específicamente en el funcionamiento de la “Estructura Organizacional”, donde se dan los servicios de calidad. El ente que norma la calidad con mayor presencia a nivel internacional son las Normas ISO.
Cada vez más entidades públicas a nivel mundial están certificando la calidad conseguida, a través de una Certificación ISO, Para lograr esto, existen conceptos, métodos y formas de organizar, dirigir y controlar, los cuales son indicadores de Calidad. Esta Norma tiene alrededor de cuarenta años de historia, con cinco versiones y revisiones de dos tipos: menor y Mayor. La Norma ISO, que se usa tanto en el sector privado como en el público, para determinar los requisitos para un Sistema de Gestión de la Calidad, es la 9001, la cual está sometida a una metodología de desarrollo de mejoramiento continuo cada cierto número de años.
Así tenemos las últimas dos versiones: ISO 9001: 2008, con una revisión menor y la ISO 9001: 2015, con una revisión Mayor. En esta revisión se establece una Estructura de Alto Nivel, donde se implementa una metodología de mejoramiento continuo más amplificada: el PHVA o PDCA, por sus siglas en inglés, que significa: Planear, Hacer, Verificar y Actuar, que en muchos países se aplica cada vez más con mayor rigor, lo que nos mueve a producir “Calidad Certificada” con las Normas ISO 9001. De lo que se trata es de reingeniería, innovación y mejoramiento continuo, aplicando una serie de procesos y controles. En efecto, hace más de 16 años existe la “Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública”
Resumiendo, podemos decir que la Modernización del Estado, esto es, la Gestión Pública, descansa básicamente, en tres Pilares Centrales y tres Ejes Transversales: 1) Políticas Públicas, Planes Estratégicos y Operativos; 2) Gestión por procesos, simplificación administrativa y organización institucional; 3) Sistema de información, seguimiento, monitoreo, evaluación y gestión del conocimiento; 4) Gobierno Abierto; 5) Gobierno Electrónico; y 6) Articulación Interinstitucional. Tanto los Pilares como los Ejes, tienen como base: la Gestión del Cambio.
Gestión del Cambio que se concretiza al dar el salto de la “Gestión de la Calidad” a la “Gestión de la Excelencia”, lo que significa saber cómo llegar a la innovación en la Gestión Pública, es decir, hacer calidad con rediseño y mejoramiento continuo, que conduzca hacer reingeniería de los Procesos para generar aún más calidad, lo que permite entrar en la innovación. La calidad es la única dimensión de desempeño que no tiene límite. Gracias a la calidad hemos podido evolucionar. Cuando somos capaces de hacer progresar la Gestión Pública, desde el mejoramiento continuo por la reingeniería llegando a la innovación: entramos a la “Gestión de la Excelencia”.