Transgénicos y glifosato
Altagracia Paulino
¿Qué vínculo tienen los alimentos transgénicos con el glifosato? Las plantas genéticamente modificadas necesitan el glifosato para combatir las malezas que crecen en su entorno. Por tanto, además de que no existen evidencias concluyentes sobre su seguridad, estos alimentos están contaminados con este herbicida.
En el año 2011, el glifosato, junto al agente naranja —usado también como plaguicida—, fue incluido entre los Agentes de Contaminación Orgánica Persistente por la Convención de Estocolmo, de la cual el país es signatario.
En Argentina, desde 1996, se cultiva soja transgénica, y los agrotóxicos utilizados han tenido un costo humano muy alto, según el investigador Pablo Piovano, quien asegura que el cáncer en niños ha aumentado en un 400% y que casi 13.4 millones de personas han sido afectadas con abortos, malformaciones y otros daños a la salud.
El químico conocido como 2,4-D es un componente del agente naranja, el herbicida utilizado durante la guerra de Vietnam para eliminar la maleza en la selva. Su uso causó un ecocidio, con la muerte de tres millones de personas y medio millón de niños afectados.
Este agente produce dioxinas, sustancias extremadamente tóxicas cuyo daño se expande por el ambiente a través del aire contaminado.
En Jalisco, México, se encontraron agrotóxicos en la orina de un centenar de niños analizados. En la entrega pasada, mencionamos que la presidenta Claudia Sheinbaum declaró a México territorio libre de transgénicos y envió al Congreso una propuesta de ley para prohibir completamente el uso de semillas genéticamente modificadas.
En nuestro país, el glifosato no está prohibido, se vende libremente y, en varias de nuestras entregas, hemos hablado sobre las intoxicaciones en planteles cercanos a las plantaciones de arroz en las proximidades de San Francisco de Macorís. La última intoxicación ocurrió en la tercera semana de enero de este año.
Es posible que estas fumigaciones se realicen con glifosato. De ser así, tenemos a personas jóvenes, como los estudiantes de los planteles, el personal docente y los vecinos de las zonas fumigadas, expuestos a este químico en sus cuerpos. Una investigación seria podría determinar los daños a la salud de la población circundante.
Al inicio de la docencia, después de las vacaciones de Navidad, una de mis nietas necesitaba una lombriz de tierra para llevarla a su clase de Ciencias. No apareció ninguna en ninguna parte, ni siquiera en el campo.
Las lombrices de tierra están amenazadas, al igual que las abejas. Ambas especies son vitales para la producción de alimentos y su disminución se debe al uso excesivo de agrotóxicos.
El glifosato está prohibido en 74 países debido a su amenaza a la salud y al medio ambiente. Se ha relacionado con varios tipos de cáncer y, si está presente en nuestros alimentos, al menos deberíamos tener la información necesaria para ejercer nuestro derecho a saber y decidir si consumimos estos productos o los descartamos.
Actualmente, no tenemos regulación sobre los alimentos transgénicos. Sin embargo, en Estados Unidos su etiquetado es obligatorio. Como estamos promoviendo una Ley de Etiquetado Frontal de Advertencia Nutricional, sería pertinente incluir en ella la obligación de etiquetar los OGM.
Creo en la ingeniería genética. Sin ella, no existirían los avances en la medicina, y ahora, con la inteligencia artificial, los progresos serán aún mayores. No obstante, en el caso de los OGM, aún no hay pruebas concluyentes de que sean seguros.