La unidad de las izquierdas es un proceso complejo, pero posible.

Por Francis Santana.

La unidad a diferentes niveles de las fuerzas democráticas y de las izquierdas, ha sido (y continúa siendo) un proceso muy complejo.

La lucha entre las posiciones unitarias y las sectarias, aún está muy latente y a veces subterránea en distintos escenarios.

Aunque evidentemente el sectarismo y el vanguardismo han venido perdiendo terreno, aún no han sido superados suficientemente para poder garantizar la vertebración de una unidad sólida y sustentable más allá de determinadas coyunturas.

Nos corresponde encaminar esfuerzos más a fondo a lo interno de nuestras organizaciones, con los revolucionarios no orgánicos, en el movimiento social y en los nuevos ensayos unitarios que estamos impulsando, para ir superando prácticas marcadamente sectarias que aún se manifiestan.

En nuestro movimiento existen determinados protagonistas individuales (organizados o no) que actúan como librepensadores levantando posiciones anti-unitarias que incluso, no representan las políticas de sus respectivas organizaciones.

A esos casos hay que darles un tratamiento inteligente y persuasivo, no confrontativo, ni conciliador con posiciones e ideas erróneas, que no los empuje a distanciarse de sus partidos, ni de la causa revolucionaria.

Estamos frente a un fenómeno complejo y enraizado en nuestras filas y en parte de la sociedad durante mucho más de medio siglo y que cuenta con la constante intervención de unas «manos peludas» que incitan cotidianamente a que nos desgarremos entre revolucionarios y que las organizaciones revolucionarias vivan eternamente descalificándose unas contra otras.

Nos corresponde ir superando esta realidad de manera gradual, con perseverancia y la necesaria prudencia.

Entendiendo, que sin la unidad de las fuerzas democráticas y de las izquierdas y de estas con las amplias masas populares, es prácticamente imposible la victoria de la revolución.

Y cuando hablamos de unidad de las fuerzas democráticas y de izquierda, nos referimos a una unidad que se pueda expresar en las más variadas coyunturas, unidad táctica, estratégica con quiénes sea posible, unidad de acción, unidad para la lucha de calles, para la solidaridad, para participar en los procesos electorales y para gobernar unidos, aplicando un programa común que garantice el bienestar de nuestro pueblo y la soberanía nacional plena.

Una unidad para enfrentar y derrotar a los partidos que representan la oligarquía criolla y el dominio del imperialismo norteamericano en nuestro país

La unidad es y ha sido dificil, ciertamente; pero al mismo tiempo es enteramente posible e incluso imprescindible para poder alcanzar nuestros elevados objetivos revolucionarios.

Si no entendemos esto; sencillamente no entendemos nada, de cómo materializar los sueños emancipadores de nuestro pueblo y de nuestra nación.

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