¿Quiénes son los terroristas en Ecuador?
Raúl Ortiz Patiño
La Enciclopedia Británica señala que terrorismo es el «uso deliberado de la violencia para crear un clima general de temor en una población y, con ello, lograr un objetivo político específico»
En Ecuador se está desarrollando un Paro Nacional desde el 21 de septiembre (15 días) de este año, convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), federaciones de transportistas, centrales de trabajadores, organizaciones de médicos, campesinos, estudiantes, mujeres, comerciantes, barriales y otras en demanda de la suspensión del Decreto Ejecutivo No.126 emitido por el Presidente Daniel NOboa que eliminó el subsidio al diesel incrementando el precio del galón de USD 1.80 a USD 2.8 hasta ajustarlo a precios internacionales que se elevarían hasta 6 dólares en pocos meses más. A esta exigencia se suman otras demandas relacionadas con los derechos al trabajo, salud, educación y seguridad pública.
El Presidente Daniel NOboa expidió otro Estado de Excepción; primero a cuatro provincias en donde se iniciaron las acciones de protestas, luego lo amplió a diez, debido al incremento de las manifestaciones y descontento generalizado de la población. En este marco, ordenó a la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, responder con el uso «progresivo» de la fuerza que ha desencadenado una brutal represión cuyos resultados son: un asesinado; Efraín Fuérez, dirigente comunitario, otro indígena, Luis Agualongo quien ha perdido un ojo, 12 detenidos en la ciudad indígena de Otavalo a quienes este día recién se les otorga el habeas corpus preventivo con medidas cautelares, más de 90 personas lesionadas en varias provincias del Ecuador por el uso de bombas lacrimógenas caducadas, perdigones y disparos de armas de fuego, dirigidos al cuerpo de los manifestantes. A esto se suma el corte de energía eléctrica e internet en una comunidad de Otavalo previo a la incursión nocturna de un convoy militar y policial al que infructuosamente disfrazaron de «ayuda humanitaria» al infame estilo de lo que hace el ejército israelí con la población de Gaza.
Todas estas cruentas acciones se vienen efectuando contra comunidades indígenas desarmadas que protestan de manera pacífica en sus propios territorios y también contra manifestantes en ciudades como Quito, Cuenca, Guayaquil, Ibarra, Otavalo, Cotacachi y otras. Todos los días, los medios de comunicación comunitarios informan con crudos videos, como decenas de jóvenes, mujeres, ancianos y adolescentes son golpeados y apresados con brutalidad, realidad que no es difundida o deformada por los medios de comunicación privados. Ejemplos: un indígena, al inicio de las protestas, fue arrollado a propósito por un vehículo que sale de un comando policial. Otros manifestantes son embestidos a diario por motos policiales en comunidades y ciudades. A un joven estudiante, policías le esparcen gas pimienta en la boca para que no grite su nombre cuando lo apresan y lo más horripilante e inhumano; militares bajando de un vehículo militar, bien armados, patean el cuerpo inerte de Efraín Fuérez que yace en el pavimento y golpean también a su vecino que trata de ayudarlo. Estos actos execrables constituyen la estampa sangrienta y procaz de un gobierno que muestra su verdadero rostro neofascista ante un pueblo que hace uso legítimo de su derecho a la resistencia consagrado en la Constitución de Montecristi de la república de Ecuador en el artículo 98.
Ante esta situación, es preciso responder la pregunta nodal con la que se pretende silenciar la protesta legítima del pueblo ecuatoriano con otras interrogantes objetivas que se responden por si solas con sentido común.
¿Quién viola constantemente la Constitución y leyes de la república con amenazas, sometimiento, chantaje o compra de consciencia a miembros de los otros poderes del Estado e instituciones afines como la Asamblea Nacional, Consejo Nacional Electoral, Tribunal Contencioso Electoral, Fiscalía, Contraloría, Procuraduría y Consejo de Participación Ciudadana y Control Social?
¿Quién impone un modelo de gobierno neoliberal radical servil al Fondo Monetario Internacional y Estados Unidos, autoritario, reacio al diálogo, con recortes presupuestarios a salud, educación, empleo, seguridad, discriminador y violento tanto en el discurso como en las acciones?
¿Quién origina el conflicto social en Ecuador, el sujeto económico y político que busca concentrar la riqueza de manera ilegal, mafiosa y violenta a través del ejercicio fascista del poder; o el sujeto social que resiste con organización, protestas legítimas y demandas concretas de cumplimiento de ofertas de campaña o de políticas de redistribución de la riqueza y justicia social?
¿Quienes son los terroristas; los que comenten actos violentos y deliberados contra comunidades humildes y manifestantes urbanos, con miles de policías y militares bien equipados y armados, cientos de camiones, helicópteros y estrategias avanzadas de guerra, con el fin de sembrar temor en la población y silenciar la protesta social, o los que protestan cerrando vías, alzando la voz y esgrimiendo carteles demandando sus derechos?
El pueblo ecuatoriano está respondiendo estás preguntas en las calles por 15 días consecutivos con nuevas estrategias de resistencia y acumulación de fuerzas.
Además, el veredicto popular frente al llamado a Consulta Popular que plantea el Presidente para responder si queremos o no bases militares en Ecuador, si se reduce el número de Asambleístas y si se elimina o no el presupuesto a los partidos políticos, ya se está consolidando en las calles antes de la campaña. Ocurre lo mismo con su otro distractor de llamar a un Referéndum para conformar una Asamblea Constituyente que reforme la actual Constitución de Montecristi, considerada la mejor de Latinoamérica, por otra de corte fascista y abiertamente neoliberal. Ambos deseos del «yo el supremo» (Roa Bastos) ya tienen su respuesta en las calles. Es un rotundo ¡NO!.
El Presidente que se cree emperador y considera al Ecuador una de sus haciendas bananeras, se parece al rey que mandó al sastre a elaborar su mejor vestido y éste simuló hacerlo y lo «vistió» con uno imaginario. Y así salió desnudo a la calle hasta que un niño le hizo notar su aberrante desnudez. El pueblo ecuatoriano es el sastre y el niño nuestros jóvenes que luchan por su futuro queriendo que Ecuador sea de nuevo país y no satrapía feudal bananera.
Debemos dejar de ser el pueblo pasivo que mira al reyezuelo desfilar desnudo cubierto de ego, avaricia y soberbia y lanzarnos a la calle a destronar a este falaz aprendiz de dictador.