El Grupo de Santiago, y el frustrado golpe de estado al triunvirato

Texto: Francisco Rafael Guzmán

Como decía Fidel Castro: Balaguer prometió revolución sin sangre y trajo sangre sin revolución, luego de la Guerra de Abril de 1965. Más bien trajo sangre y contrarrevolución; luego de la muerte de Trujillo, incluyendo el gobierno de facto del Triunvirato, se vivía una etapa en que muchos servidores públicos y funcionarios tenían ideas liberales o de izquierda, produciéndose una cacería de brujas impuesta al Dr. García-Godoy en su gobierno de transición. Ciertamente que el país había pasado por un período de 4 meses aproximadamente de guerra civil, en la que por lo menos 3,000 dominicanos perdieron la vida, por lo que hacer que la violencia cediera no era tarea fácil, pero él (Balaguer) quiso el poder a toda costa. Para Joaquín Amparo Balaguer Ricardo el poder era un desiderátum, un deseo insaciable.

Había vivido en su exilio en los Estados Unidos, país en el cual desde finales 1963 no gobernaba John F. Kennedy, sino el grupo más conservador dentro del Partido Demócrata; Kennedy, el gran jefe de Estado, fue asesinado producto de las contradicciones del poder político en Estados Unidos y de las intervenciones de la mafia cubana que había operado en tiempos de Batista y estaba resentida con Kennedy y la Revolución Cubana, con el primero porque no quería invadir Cuba y con la segunda porque le había confiscado inversiones en los negocios del bajo mundo. Balaguer debió tener en su agenda para gobernar a partir de 1966, en un país en el que se celebraron elecciones con la presencia de las tropas extranjeras que intervinieron el país el 28 de abril de 1965 y duraron más de un año en el mismo, con la receta del poder norteamericano.

Los que no se perfilaban así eran las figuras importantes del PRD, entre ellas Juan Bosch -máximo líder- y Antonio Guzmán que era una figura de gran prestigio, quien fuera propuesto para ser presidente interino hasta que se celebraran elecciones y así poner fin al conflicto bélico. Este último no aceptó las condiciones que se le propusieron de deportar a algunos de los constitucionalistas y a otros de ellos confinarlos en una parte del territorio del país. Siendo un hombre que en parte debía de vivir de la renta de la tierra y en parte de la extracción de la plusvalía (era una suerte de híbrido de las clases burguesa y terrateniente), su posición no podía ser más loable al concluir la guerra. Las clases no se suicidan, pero algunos individuos dentro de una clase social actúan a veces no obedeciendo necesariamente conforme con los intereses inmediatos de la clase social a la que pertenecen.

Bosch dio demostraciones de que tampoco hubiese estado de acuerdo con que a los constitucionalistas se le reprimiera y él fue el líder político de la conspiración contra el Triunvirato desde su exilio, para reponer el derrocado gobierno encabezado por él. Dio demostraciones de tolerancia política durante su gobierno, por lo que fue derrocado; dio demostraciones después de concluida la guerra ya que se supo de “… una lista muy selecta de once dirigentes de izquierda condenados a muerte, denunciada por Juan Bosch y Peña Gómez en 1969…” (Narciso Isa Conde: Secretos, Vivencias… De lucha, vida y amor, Santo Domingo, editora Impresur, 2017, Pág. 147). De esos once izquierdistas sólo sobrevivieron a la persecución Narciso Isa y Baby Mejía. El que opine otra cosa de Juan Bosch es un loco o un orate en la política, porque los hechos dicen que Bosch fue un hombre que no concilió nunca con el imperialismo norteamericano y dio muestra de vocación democrática y tolerancia y acercamiento a las ideas revolucionarias.

La contrarrevolución balaguerista parece que estaba en marcha desde antes de producirse la Guerra de Abril, pues el Partido Reformista se fundó en el 1964, mientras Balaguer estaba en su exilio entre New York y San Juan en Puerto Rico. El gobierno del Triunvirato mantuvo a Balaguer en el exilio, lo que contribuyó un poco con el aumento de la animadversión de Balaguer contra los cívicos, pues estos eran el principal estamento político del gobierno de facto del triunvirato surgido del golpe de Estado contra Juan Bosch.

A esto hay que agregar que los cívicos eran abiertamente anti-trujillistas, aunque algunos de ellos antes se habían congraciado con Trujilllo, habían acumulado algún peculio o habían recibido favores durante la dictadura trujillista; ellos no podían tener componenda con Balaguer, porque aunque Balaguer a la caída de Trujillo quiso dar muestra de destrujillización y de democracia, promulgando además una ley de autonomía universitaria, lo cual parece que era parte de una estratagema para en un futuro político ser menos vulnerable a los cuestionamientos de ser él trujillista, pero la verdad es que él no podía divorciarse mucho de su base social, y esta tenía raigambre en sus antecedentes trujillistas.

Para saciar sus ambiciones políticas, en medio de la vorágine o torbellino de la guerra, Balaguer toma la excusa de que su madre estaba enferma y entra al país para n o salir de él, hasta que no es juramentado, luego de que se celebrara la farsa electoral de 1966 con las tropas interventoras dentro del mismo. No valieron las exigencias de Imbert Barreras, jefe de la Junta de reconstrucción Nacional -gobierno paralelo al de los constitucionalistas-, para que Balaguer abandonara el país. Esto último se negó a hacerlo; como ironía de la vida, los constitucionalistas fueron partidarios de que Balaguer se quedara, para luego pagarle con las persecuciones y los allanamientos. Todo parece indicar que la represión de Balaguer obedecía a un plan contrarrevolucionario recetado a Balaguer. Para Imbert, Balaguer representaba el retorno del trujillismo; Imbert, al igual que Wessin, estaba con los cívicos.

Estos querían las empresas del Estado y todo el botín de los Trujillo para enriquecerse; Balaguer quería el poder, gobernando con los poderosos del imperio y los inversionistas criollos y extranjeros que estuvieran dispuestos a hacer inversiones privadas, reprimiendo a los opositores y desarmando a la población, pero sin enajenar en principio al Estado de su patrimonio. Su ley más emblemática en ser aplicada en los inicios de su gobierno, como parte del favoritismo a los poderosos, fue la ley de austeridad.

El Grupo de Santiago era en un principio un poco heterogéneo, pues no era sólo el colectivo de intelectuales y empresarios que se organizó en la Asociación para el Desarrollo Incorporado y en torno a la UCAMAIMA (hoy PUCAMAIMA). Esto se puso en evidencia cuando a partir del 1961 se produjo el golpe de Estado organizado desde Santiago del general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría, pero también cuando a raíz del golpe de Estado a Juan Bosch el 31 de octubre de 1963, según el reportaje aparecido en la Revista Ahora # 52 del mes de febrero de 1964, en su página 36: “Las autoridades dominicanas descubren un complot para derrocar al gobierno en Santiago. Como resultado del descubrimiento son arrestados el coronel de la Fuerza Aérea Dominicana Guarién Cabrera Ariza, el teniente coronel de FAD, Danilo Simó, el señor Soto Bermúdez, industrial santiaguero, y el Doctor Ambiórix Díaz Estrella, ex-Procurador fiscal en Santiago. El ex-General Pedro Rafael Santiago Rodríguez Echavarría de la FAD y el Dr. Vinicio Castillo (Vincho) sic son perseguidos por las autoridades por supuesta implicación en el presunto complot ” . Nótese lo que parece era un supuesto grupo de conspiradores que al parecer era muy heterogéneo políticamente hablando.

Guarién Cabrera Ariza, si se le compara con Santiago Rodríguez Echavarría, podrían tener en común su pasado Trujillista. Sin embargo, a partir de 1965 la conducta de ambos tal vez no fuera muy parecida. Santiago Rodríguez Echavarría estuvo del lado constitucionalista siempre y esperaba el apoyo del grupo militar de Santiago, pero la rama militar del Grupo de Santiago traicionó a los constitucionalistas, ya que se había comprometido con estos y no cumplió con su palabra.

Podemos encontrar muchos conatos del Grupo de Santiago en procura de poder político, pero un poco díscolo en principios en cuanto a su comportamiento de este grupo, aunque sin dejar de hacerse sentir.

foto: Pedro Rodriguez Echavarria, Guarien Cabrera y Ambiorix Diaz Estrella

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.