Pedro Henríquez Ureña

Biografías Patrias para Escolares

Por Juan Carlos Espinal

(1884-1946). Nació en la ciudad de Santo Domingo el 29 de junio de 1884, hijo de Salomé Ureña y de Francisco Henríquez y Carvajal. Se destacó desde joven como escritor, filólogo, filósofo y educador, se reconoce como el intelectual dominicano de más renombre internacional.

Se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en 1901, viajando en ese año a la ciudad de Nueva York, donde permaneció hasta 1904, cuando se trasladó a La Habana. Desde 1906 hasta 1914 residió en México y se graduó de abogado. En ese último año trabajó en la Universidad de Minnesota, los Estados Unidos e inició su doctorado en literatura.

Mientras residía en los Estados Unidos ocurrió la ocupación militar norteamericana de la República Dominicana (1916-1924). Pedro Henríquez Ureña adoptó una actitud cónsona con los intereses de su patria. Inició una campaña, a través de la prensa hispanoamericana, reforzando la iniciada por la Comisión Nacionalista, presidida por su padre, Francisco Henríquez y Carvajal, a favor de la desocupación.

Tuvo influencia literaria, cultural y académica en los países donde residió, dejando discípulos y seguidores que lo admiraban por la solidez de sus conocimientos y por su autoridad moral.

Sus aportes en el campo de la educación, la literatura y la filología están contenidos en decenas de ensayos y libros, entre ellos: Ensayos críticos (1905), Antología de la versificación rítmica (1919), La versificación irregular en la poesía castellana (1920),Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928), La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1932), El español en Méjico, los Estados Unidos y la América Central (1918), Para la historia de los indigenismos (1938), Gramática Castellana (en colabora- ción con Amado Alonso), (1939), El español en Santo Domingo (1940) y La literatura en los periódicos argentinos (1944).

En España formó, junto a Menéndez y Pidal y un nutrido grupo de intelectuales, el Centro de Estudios Históricos; en México promovió la creación de la Escuela de Altos Estudios y en Buenos Aires produjo una admirable labor de investigación en el campo de la filología y la literatura.

Al iniciarse la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, regresó por breve tiempo a Santo Domingo, ocupando el cargo de Superintendente General de Enseñanza en la República Dominicana, entre 1931 y 1933. Fue catedrático de universidades en Santo Domingo, Venezuela, México, Buenos Aires, Chile y Harvard, Estados Unidos. Falleció en Argentina, siendo profesor de la Universidad de Buenos Aires, el 11 de mayo de 1946.

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