El agua potable suficiente y necesaria, ¿qué se ha hecho para mejorar el suministro y la calidad?

Osvaldo Santana

Juana, es la última vecina de la calle 1, extremo Norte de El Cacique, ubicado entre las avenidas Independencia y la George Washington, que acaba de perforar un pozo para obtener agua para sus necesidades hogareñas. Hará más de año que el líquido de la Corporación del Acueducto de Santo Domingo (CAASD) dejó de llegar a ese punto del sector, que recibe agua dos veces a la semana en períodos normales, durante algunas horas, cuando la producción habitual ronda más de 430 millones de galones diarios.

Para residentes en El Cacique, donde predomina una población mayoritaria de clase media, y donde aún las edificaciones verticales no han crecido como en otros sectores, crear sistemas alternativos para recibir y almacenar agua no es tan difícil, pero para ciudadanos de otras zonas, aún en el Gran Santo Domingo, acceder al agua es un dolor de cabeza, como pasa en la comunidad de Guanuma, sección de La Victoria, Santo Domingo Norte, que tiene un acueducto construido hace más de 8 años, pero que nunca ha suplido agua. En esta administración ha sido inaugurado dos veces, pero el agua no llega. Algunos compran tanques de agua a 400 pesos, otros recurren a fuentes alternativas, como pozos compartidos, y los que menos pueden, recurren fuentes naturales inseguras o al generoso suministro de una estación gasolinera.

Y es que, en República Dominicana, con una infraestructura instalada que abarca a no menos del 90% hasta el 95% de los hogares, sin embargo, no siempre reciben de manera segura el servicio de agua, sino mayormente en forma intermitente. O nunca llega. Una verdadera paradoja.

Según el Banco Mundial (artículo de 2021), en la República Dominicana “si bien el acceso a agua potable y saneamiento básico es casi universal, el servicio es deficiente y muy limitado. Seis de cada 10 hogares urbanos y la mitad de los hogares rurales en este país caribeño reportan un suministro de agua intermitente. Más de dos tercios recurren a tanques, bombas o cisternas para almacenar agua para el consumo diario”.

El informe o artículo del Banco Mundial añade: “Pero eso no es todo: la baja calidad del servicio obliga a los dominicanos a recurrir a agua embotellada, que es más cara, lo que les genera un fuerte impacto en sus bolsillos.

“La situación ha venido empeorando con el paso de los años: en 1990, el 13% de la población urbana y el 0.7% de la rural utilizaba agua embotellada como fuente de agua potable. En 2016, según el último registro, esa cifra ascendía al 89% de la población urbana y al 68% de la población rural.

Y los pobres son los que más padecen este tormento. El 40% de los hogares más vulnerables destina un 12% de sus ingresos a adquirir agua y, de ese porcentaje, un 95% es para agua embotellada que compra a empresas privadas”.

Es un problema nacional

Los problemas en el suministro de agua suficiente, y obviamente, agua de calidad, es un problema nacional. Las dos principales ciudades tienen problemas similares.

El municipio de Santiago y las comunidades a las que les sirve la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (C0RAASAN) maneja un déficit circular que se acentúa en los tiempos de estiaje, que puede rondar en alrededor de siete millones de galones de agua potable diariamente, de una demanda de más 110 millones de galones.

En el caso del Gran Santo Domingo, si bien las autoridades no identifican la demanda de agua potable, en situaciones normales la CAASD se maneja con una producción promedio que ronda los 440 millones de galones de agua diarios, en sus sistemas de suministro Barrera de Salinidad, ubicado sobre el río Ozama, en el lado este, y que suple Santo Domingo Oriental, excepto Boca Chica; Isa-Mana, en el río Haina, Valdesia, en la toma de la presa del mismo nombre y los sistemas Duey, Haina-Manoguayabo e Isabela.

Pero en realidad, la CAASD ejecuta una labor de ingeniería social y sanitaria para distribuir des un suministro de agua insuficiente para una población de 2 millones y algo más de 300 mil habitantes. Eso no incluye todos los sistemas marginales de las zonas rurales del Gran Santo Domingo, algunos bajo el influjo del Instituto Nacional de Aguas Potables (INAPA), por cierto, los responsables del inexistente suministro de la comunidad de Guanuma.

2024: el primer trimestre fue crítico para la CAASD

Hemos observado que la media mínima razonable para administrar la siempre escasa agua en el Gran Santo Domingo es de un mínimo de 400 millones de galones diarios. La sequía estacional de este año, hasta abril, resultó crítica para el suministro, dramático para Santo Domingo Este, cuya toma de la barrera de salinidad descendió a unos niveles muy bajos.

La producción de agua diaria general para ese período llegó a situarse en 379 millones de galones diarios, debido al impacto de la sequía en las cuencas de los ríos que sirven sus caudales a la gran ciudad.

Pero el pobre suministro no es único de los tiempos de sequía. La escasez es la constante durante todo el año, aunque el director de la CAASD lo racionaliza con el argumento de las fugas o averías, que ciertamente son un grave problema, pero lo esencial es que el Estado no ha hecho grandes inversiones para captura o cultivo de agua para el Gran Santo Domingo durante más de 40 años.

Para el 4 de junio de este año, la CAASD estaba satisfecha con la producción diaria, “dentro de los rangos normales, con 429 millones de galones diarios para abastecer a todos los usuarios del Gran Santo Domingo”.

El director general de la institución, ingeniero Fellito Suberví, valoró el significado de la corrección de 184 averías de diferentes diámetros, solo en esos días. Las fugas o averías son un problema para el suministro, y también constituyen una amenaza permanente sobre la calidad del agua.

Las averías son el gran dolor de cabeza, pues muchas veces la presión del agua afecta aquellas tuberías que se encuentran de manera superficial, y además de las pérdidas de agua, esta pudiera contaminarse, razón por la cual nuestros equipos intervienen de forma rápida y oportuna para resolver cada avería reportada o identificada en el menor tiempo posible”, dijo.

Los retos

Si bien el país tiene entre un 90 y 95% de cobertura de sistemas de suministro de agua instalados, la materia pendiente es la superación de la intermitencia (agua insuficiente en las redes) y la calidad del servicio. Además de la fragilidad de algunos sistemas que dependen de tomas sobre ríos, expuestos a los imponderables de la naturaleza.

Asimismo, de acuerdo con informes de fuentes diversas, todavía la cloración del agua no es universal a todos los sistemas instalados, especialmente en las zonas rurales.

Por eso, la desconfianza con los suministros de la CAASD e INAPA, que inducen a las personas a consumir agua embotellada.

La estrategia del gobierno

El reporte del Banco Mundial del 2021sugería que “para abordar esta problemática, se creó el Gabinete del Agua, que pondrá en marcha una estrategia a 15 años, con una inversión de 8.850 millones de dólares para presas, sistemas de riego más eficientes, mejoramiento de servicios de agua potable y colección y tratamiento de aguas residuales y reducción de contaminación. También se espera materializar “un Pacto de Agua con la población que permita la preservación y disponibilidad del agua en el futuro”.

La pregunta en este punto es: ¿qué ha hecho la administración del presidente Luis Abinader en inversión en infraestructura para mejorar el suministro de agua en el Gran Santo Domingo y las demás poblaciones, Santiago y el resto de las comunidades?

¿Dónde está y qué hace el Gabinete del Agua y qué hace; ¿qué de la ley de agua, con todas sus implicaciones?

En este punto, debería haber respuestas.

Nota al margen

El financiamiento de los sistemas de suministro de agua a nivel general recae predominantemente en el sector público y aún las grandes corporaciones no alcanzan los niveles mínimos adecuados de cobranza para auto gerenciarse. El gobierno mantiene subsidios a los programas de agua potable de las diferentes comunidades a través de las instituciones o corporaciones del sector público.

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