A la espera de Xi
Mike Whitney.
Este es uno de los días más importantes de la historia de Estados Unidos. Es nuestra declaración de independencia económica. Los empleos y las fábricas volverán rugiendo a nuestro país, y ya lo están viendo. Supercargaremos nuestra base industrial nacional.
El presidente Donald Trump anuncia aranceles unilaterales a 180 países a pesar de las advertencias de inflación, recesión e interrupciones en la cadena de suministro, 2 de abril de 2025
Esta es probablemente la peor política económica que he visto jamás…. No hay forma de que esta política traiga de vuelta la manufactura a Estados Unidos y “haga a América rica de nuevo” … en todo caso, nos hará mucho más pobres. Muchos están diciendo que esta política arancelaria es el ‘fin de la globalización’. Yo no lo creo…. Es el fin de la participación de Estados Unidos en la globalización….
Molson Hart@Molson_Hart, Fundador y consejero delegado de Viahart, una empresa de productos de consumo.
El objetivo de la política arancelaria del presidente Trump no es lo que él dice que es. Si el objetivo de los aranceles fuera reindustrializar el país y crear más puestos de trabajo en el sector manufacturero, el anuncio habría ido acompañado de una política industrial que esbozara un esfuerzo gubernamental coordinado para reconstruir las industrias críticas de Estados Unidos.
Habría proporcionado detalles sobre los incentivos fiscales, la inversión en infraestructuras, la formación de la mano de obra, los subsidios gubernamentales y la financiación de la I+D; todo ello dirigido a lograr los objetivos declarados por Trump.
A estas alturas -finales de abril- Trump habría realizado numerosas apariciones públicas con importantes líderes bancarios y empresariales que habrían expresado su apoyo a este ambicioso proyecto de reconstruir el país para convertirlo en una potencia manufacturera. Trump también habría presentado una visión general de los numerosos acuerdos público-privados que se habían hecho con capitalistas ricos que apoyaban la idea y querían participar en su puesta en marcha.
Pero ninguna de estas cosas ha sucedido, porque no existe una política industrial; como tampoco existe la expectativa de que la imposición de onerosos aranceles a las importaciones extranjeras “traiga de vuelta los empleos a Estados Unidos” por arte de magia. Todo es una quimera destinada a engañar a la opinión pública. Entonces, ¿en qué consiste realmente el asunto de los aranceles? He aquí cómo el WSWS responde a esa pregunta:
El verdadero propósito de los aranceles de Trump (en palabras del socialista Tom Hall) es “preparar las cadenas de suministro para la guerra mundial, especialmente contra China”. (La administración) “está promoviendo una política que recuerda el período más oscuro del siglo XX bajo los nazis, donde la guerra comercial precedió al estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939”. World Socialist Web Site
Este análisis nos parece convincente, pero no especialmente creíble. Es cierto que Trump no ha respaldado sus edictos arancelarios con ninguna propuesta sólida para reconstruir la anémica base industrial de Estados Unidos. Pero eso no significa que se esté preparando para una guerra con China. Eso parece un poco exagerado. Aun así, vale la pena plantear la pregunta a Grok para ver si la analogía histórica es exacta.
Pregunta: ¿Hitler utilizó la guerra comercial para reforzar las líneas de suministro a Alemania antes de la guerra?
Grok-Sí, Hitler aprovechó la guerra comercial mundial y la agitación económica de la década de 1930 para reforzar las líneas de suministro de Alemania y prepararse para la guerra. La Ley arancelaria Smoot-Hawley y los posteriores aranceles de represalia de otras naciones perturbaron el comercio mundial, creando oportunidades para que Alemania persiguiera la autarquía (autosuficiencia económica) y se asegurara recursos estratégicos mediante acuerdos bilaterales. He aquí cómo:
El régimen de Hitler pretendía reducir la dependencia de las importaciones impulsando la producción nacional, especialmente en agricultura y materiales sintéticos (por ejemplo, combustible, caucho). El «Plan Cuatrienal» nazi (1936) daba prioridad al rearme y a la autosuficiencia para aislar a Alemania de las perturbaciones comerciales.
Acuerdos comerciales bilaterales: Con el comercio mundial obstaculizado, Alemania negoció acuerdos de trueque con naciones más pequeñas, especialmente en Europa del Este y los Balcanes…
Explotación de las economías debilitadas: La guerra comercial debilitó las economías a nivel mundial, haciendo que los países estuvieran más dispuestos a comerciar con Alemania en condiciones favorables…
Control de las economías vecinas: La influencia económica de Alemania sobre Austria y Checoslovaquia antes de su anexión (1938-1939) garantizó el acceso a sus recursos e industrias, reforzando aún más las líneas de suministro…
Aunque la guerra comercial no fue el único factor, creó una economía mundial fragmentada que Hitler manipuló para reforzar la maquinaria bélica alemana. En 1939, estos esfuerzos dotaron a Alemania de una sólida, aunque no completa, red de suministros para las primeras fases de la Segunda Guerra Mundial. (Grok)
Por lo tanto, se podría argumentar que Trump está pensando en la misma línea que Hitler, tratando de hacer que EE.UU. sea más autosuficiente en caso de una confrontación militar con China.
Eso podría explicar por qué está remendando las relaciones con Putin (para poder desviar su atención hacia China). También podría explicar su repentino interés por Groenlandia, que proporcionaría a EEUU un fácil acceso a metales preciosos, tierras raras y reservas de petróleo y gas en caso de que estalle una guerra en Asia-Pacífico.
La toma de facto del Canal de Panamá podría encajar dentro de este mismo paradigma en lo que se refiere al control de vías y pasajes marítimos críticos. Todas estas son acciones que cabría esperar que el gobierno emprendiera si estuviera planeando un conflicto a largo plazo con un competidor de su misma categoría situado al otro lado del mundo.
Pero seguimos sin estar convencidos de que ésta sea la andanada inicial de una guerra con China. Creemos que se trata de la fase de conmoción de una agresiva estrategia de contención que pretende aislar y cercar a China sin llegar a una guerra a tiros.
Aun así, ya debería ser bastante obvio que la extravagancia del Día de la Liberación no era más que una forma de ocultar el verdadero motivo de Trump, que era lanzar formalmente una guerra comercial contra China. Eso es lo que realmente está pasando detrás de los aranceles dispersos que se han dirigido al azar a amigos y enemigos por igual.
La verdadera diana está en China, la mayor amenaza emergente a la que se ha enfrentado nunca Estados Unidos.
El embargo de productos chinos sugiere que Washington está realizando por fin su pivote definitivo hacia Asia. Ucrania está siendo entregada a los aliados de la OTAN mientras EEUU desplaza su atención hacia Extremo Oriente.
La administración ya se ha comprometido a reforzar su presencia militar en la región, a recabar apoyos para una coalición antichina, a provocar incidentes en el estrecho de Taiwán y en el mar de la China Meridional y, ahora, a imponer un embargo total a China sin previo aviso y sin la menor provocación.
Los nuevos aranceles encajan perfectamente en la estrategia más amplia de Washington de contener al único rival que tiene muchas posibilidades de convertirse en el hegemón regional indiscutible.
Pero cualesquiera que hayan sido las intenciones de Trump, no cabe duda de que el plan estaba mal pensado y no está teniendo el impacto que él esperaba.
Por ejemplo, Trump pensó que sus gigantescos aranceles harían que el primer ministro chino, Xi Jinping, corriera al teléfono para ver qué concesiones podía hacer para aplacar al hombre fuerte Trump.
Pero hasta ahora, eso no ha sucedido, y no parece que vaya a suceder. En su lugar, el ministro de Asuntos Exteriores de China ha declarado en repetidas ocasiones que “deben eliminarse todos los aranceles unilaterales” antes de que China hable siquiera con Trump. En resumen, China no ha dejado a Trump otra opción que capitular ahora o ver cómo la economía estadounidense entra en parada cardiaca. Eche un vistazo a esta lista de predicciones de recesión de algunos de los grandes nombres de las finanzas:
Goldman Sachs: Predicción: Aumentan las probabilidades de recesión de EE.UU. al 45% para 2025…Si los aranceles recíprocos siguen adelante, esperan una recesión, aunque leve, similar a la quiebra de las puntocom de 2001….
JPMorgan Chase: Predicción: Ve un 60% de posibilidades de una recesión mundial para finales de 2025 El consejero delegado Jamie Dimon predice que los aranceles ralentizarán el crecimiento e impulsarán la inflación.…
TD Securities: Predicción: Eleva las probabilidades de recesión en EE.UU. al 50% debido a unos aranceles «más contundentes de lo esperado».
Moody’s Analytics: Predicción: El economista jefe Mark Zandi elevó las probabilidades de recesión al 40% calificando los aranceles de «forraje para una recesión económica»…
Deutsche Bank: Predicción: Ve un «aumento significativo del riesgo de recesión»,… Los aranceles elevan la inflación subyacente del PCE entre 1 y 1,5 puntos y reducen el crecimiento a través del aumento de los costes y la reducción de la competitividad. La incertidumbre y las represalias amplifican los riesgos de recesión.
Morningstar, Predicción: Califica los aranceles de «catástrofe económica autoinfligida» y predice una recesión con menor crecimiento del PIB para 2025-2026…Razonamiento: Los aranceles elevan los tipos efectivos al 20-25%, los más altos desde la Ley Smoot-Hawley de los años 30, aumentando la inflación y reduciendo la demanda de los consumidores. Las interrupciones de la cadena de suministro y las represalias empeoran los resultados.
Así que, aunque nadie puede predecir una recesión con un 100% de precisión, existe un consenso creciente de que los aranceles afectarán el gasto, la inflación y el crecimiento. Los resultados anticipados simplemente están ‘cocinados’ [ya predeterminados].
Entonces, ¿qué debe hacer Trump?
Bueno, los datos son claros: ha cometido un grave error que requiere una acción inmediata. Necesita reconocer su error y corregir el rumbo antes de que las interrupciones en la cadena de suministro se deterioren y el agujero que se ha cavado se haga aún más grande.
Tiene que eliminar los aranceles, cumplir las normas y reglamentos de la OMC y sustituir a los miembros de su equipo de asesores económicos que urdieron esta descabellada idea.
Tenemos que suponer que no fue Trump quien pensó que los aranceles podían utilizarse para contrarrestar las llamadas ‘prácticas desleales’ de China que ‘ahuecaban la fabricación estadounidense’.
No, probablemente fueron Robert Lighthizer (que es un arquitecto clave de la guerra comercial del primer mandato de Trump) y Peter Navarro, un antiguo asesor comercial de Trump que fue coautor de Muerte por China (2011) y que influyó en la política arancelaria de Trump durante su primer mandato.
Estos son los cerebritos responsables de la debacle actual. Trump no es más que el cómplice involuntario que aplica los puntos de vista destructivos de los ideólogos chiflados. Nos recuerda una cita de John Maynard Keynes, en su obra seminal La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), que hizo la siguiente observación sobre la influencia de los economistas fallecidos:
Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando aciertan como cuando se equivocan, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. De hecho, el mundo se rige por poco más. Los hombres prácticos, que se creen bastante exentos de cualquier influencia intelectual, suelen ser esclavos de algún economista difunto.
Aunque ni Lighthizer ni Navarro están todavía ‘difuntos’, está claro que Trump está en las garras de sus ideas equivocadas.
He aquí una breve semblanza de ambos hombres:
Robert Lighthizer -un arquitecto clave de la guerra comercial del primer mandato de Trump y que probablemente influyó en la actual estrategia arancelaria-es un asesor de confianza de Trump cuyas opiniones proteccionistas coinciden con la mayoría de los demás nombramientos de Trump.“Lighthizer ve a China como un adversario económico que explota la globalización para socavar la fabricación estadounidense. Aboga por aranceles elevados, controles a la exportación y la desvinculación para proteger a las industrias estadounidenses y reducir el déficit comercial (295.000 millones de dólares con China en 2024). Su enfoque prioriza el nacionalismo económico sobre la confrontación militar o ideológica… Sus ideas inspiran directamente los aumentos arancelarios de Trump para 2025 (125%-245% a China), justificados como respuesta a la «falta de respeto» de China…
El proteccionismo de Lighthizer refleja la intención de Smoot-Hawley de proteger a las industrias estadounidenses, pero ignora cómo tales medidas pueden agravar el conflicto económico mundial… Robert Lighthizer sigue siendo un asesor informal en 2025, dando forma a la estrategia arancelaria de Trump a través de sus protegidos como Jamieson Greer. (Grok)
Luego está Peter Navarro, que ve a China como una potencia económica depredadora, que roba puestos de trabajo en EE.UU. mediante prácticas comerciales desleales. Aboga por aranceles agresivos, prohibiciones a la exportación y deslocalización de la fabricación para contrarrestar la ventaja comercial de 640.000 millones de dólares de China… Las ideas de Navarro refuerzan las subidas de aranceles y los objetivos de desacoplamiento de Trump para 2025… El enfoque de Navarro basado en los aranceles se hace eco del proteccionismo de Smoot-Hawley, que resultó contraproducente al profundizar la Gran Depresión… Las políticas de Navarro bajo Trump pueden perturbar los mercados mundiales sin una política industrial estadounidense robusta. (Grok)
Por último, tenemos a Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos (CEA):
Miran es uno de los principales arquitectos de la estrategia arancelaria de Trump, proponiendo un “Acuerdo de Mar-a-Lago” para reestructurar el comercio mundial, utilizando los aranceles para obligar a los países a “pagar tributo” por el dominio militar y financiero de EE.UU. (Informe de Economía Geopolítica, 10 de abril de 2025).
En un discurso pronunciado el 7 de abril de 2025, calificó a China de “nuestro mayor adversario” y argumentó que los aranceles podrían ganar una guerra comercial aprovechando el poder del mercado de consumo estadounidense. Defendió los aranceles como históricamente exitosos, afirmando que “la historia económica estadounidense ha visto coincidir periodos de altas tasas arancelarias con un éxito económico extraordinario”
(Nota: el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, parecen ser sólo actores menores en el fiasco de los aranceles).
Estos son los hombres cuyas ideas están impulsando la actual política arancelaria. La crisis económica que se está desencadenando puede remontarse a ellos y a sus ilusos puntos de vista.
Traducción nuestra
*Mike Whitney, analista político y periodista, publica sus articulos en Counterpunch y en The UNZ Review. Es coautor de Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press).
Fuente original: UNZ Review