Catástrofe ecológica: desaparecen 700 ríos en República Dominicana

LI. En República Dominicana han desaparecido alrededor de 700 ríos, arroyos y cañadas en tres décadas, como consecuencia de contaminación, deforestación, conuquismo, asentamientos humanos a orillas de los mismos, elaboración de carbón y la destrucción de las  cuencas de las fuentes acuíferas.

La degradación del medio ambiente es consecuencia, según hallazgos en estudios e investigaciones, a la carencia de programas y políticas públicas eficientes desde el Estado; la problemática es deprimente.

Movimientos ecológicos como la Sociedad  Ecológica del Cibao, La Laguna y Consejo en Defensa de la Naturaleza, han expresado sus preocupaciones ante la extinción progresiva de los recursos hídricos.

A pesar de los esfuerzos, sacrificios y luchas populares en la búsqueda de la recuperación de las riquezas y bellezas que proporciona la madre naturaleza, desde las instancias estatales no ha habido una reacción satisfactoria.

Portavoces de las agrupaciones ambientalistas, afirman que conjuntamente con la aniquilación de ríos, arroyos, cañadas y lagunas naturales se extinguen todas las especies; la flora y la fauna mueren en toda la geografía.

Causas de la problemática

El contagio del medio ambiente, tala indiscriminada de árboles, extracción de arena, gravilla y agua de los ríos, utilización de áreas ecológicas en construcciones de viviendas, ganadería desordenada, producción agrícola sin control (conuquismo), falta de plantas de tratamientos de aguas residuales, deficiencias de los sistemas cloacales y ausencia de autoridad, figuran entre las causas que provocan el desastre hídrico en el país.

También, esto es grave, la gente no tiene conciencia sobre la importancia de los ecosistemas en la vida del ser humano, por eso agreden a los ríos y vierten desperdicios, animales muertos, desechos químicos, malezas clínicas, materia fecal y se edifican casitas en las riberas de los arroyos.

En esa práctica confluyen empresarios, ciudadanos comunes y funcionarios, por tal razón, hay una culpabilidad compartida; “nadie puede tirar la primera piedra”, puesto no se nadie se puede librar del grave pecado que representa el destrozo de la naturaleza.

Efectos

Son múltiples los efectos que se derivan de la desaparición de los ríos, entre los cuales sobresalen la escasez de agua potable para consumo humano, merma del líquido necesario para alimentar los sistemas de irrigación de los campos productivos, déficit en la generación de energía eléctrica y la propagación de enfermedades infectocontagiosas.

Este panorama implica calamidades en el seno de las familias, disminución de la producción agropecuaria, deficiencias en la generación eléctrica y la desolación de amplias extensiones de tierra.

“Si el Estado no interviene con urgente, -advierten los ecologistas- la República Dominicana será afectada en corto plazo, por una hecatombe”.

¿Qué hacer?

Frente a los serios problemas hídricos, las entidades ecológicas, sugieren la aplicación de programas de orientación y educación, a fin de concienciar a la ciudadanía de la necesidad de cuidar sus entornos, en especial las cuentes acuíferas.

Además, prohibir la tala en los bosques y las cuencas, obligar a las empresas a  instalar plantas de tratamiento de aguas residuales y desechos químicos, eliminar el conuquismo, evitar la construcción de casas en las zonas protegidas y aplicar todo el peso de las leyes contra quienes atenten contra los ríos.

Todos los sectores nacionales deben unirse alrededor de una cruzada por el rescate, conservación y preservación de los ríos, arroyos y cañadas, porque son las fuentes del agua, porque sin ese preciado líquido no se puede vivir.

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