Centroamérica y el Caribe, los más golpeados por cambio climático

DL.  «Si alguien duda del cambio climático, solo tiene que ver la realidad para convencerse», afirma el representante de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, que constata como el objetivo de su organización, la lucha contra el hambre, se ve obstaculizada «en los países más golpeados» por los efectos del calentamiento.

«Centroamérica ha puesto mucha capacidad para tratar de resolver el tema de la seguridad alimentaria, pero es la región americana, junto con el Caribe, que más sufre los fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático y esa es la razón por la que el número de personas que sufren hambre y desnutrición no baja», aseguró a EFE el subdirector del organismo de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, en una entrevista concedida en Madrid.

En el caso del Caribe, la situación es peor que en Centroamérica porque las víctimas de está lacra aumentaron, a pesar de que las cifras globales de Latinoamérica fueron positivas y tres millones de personas abandonaron esta triste estadística en un año, según los últimos datos de la FAO.

Centroamérica y el Caribe

El Informe 2023 de la FAO sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo señala que más de 43 millones de personas padecen hambre en Latinoamérica, una cifra aterradora pero inferior a la del año anterior, que fue de más de 46 millones.
Una disminución «pequeña, pero esperanzadora» que, sin embargo, no se produjo en el Caribe, donde aumentó el hambre porque, a las consecuencias devastadoras de los fenómenos climáticos, se suman otros problemas específicos de la región, como su dependencia de los alimentosimportados y las dificultades para superar de la crisis de la COVID.

«El Caribe no se ha recuperado plenamente de la caída del turismo que supuso la COVID, porque los medios de transporte que quebraron no han sido todavía totalmente restituidos», según el dirigente uruguayo, que tiene mucha confianza en los avances que se puedan conseguir en materia de seguridad alimentaria a través de los proyectos ahora en funcionamiento que buscan incrementar la autosuficienca alimentaria de las islas caribeñas.

Haití

Pero hay un país del Caribe que se sale de todos los esquemas, con cifras dramáticas de falta de alimentos, y para el que las iniciativas en marcha no funcionan. Este país es Haití.

El 72% de su población sufre inseguridad alimentaria y las organizaciones con programas de cooperación sobre el terreno, como los de la FAO o el Programa Mundial de Alimentos, no logran revertir la situación porque «todo está paralizado, sobre todo en la capital y en algunas ciudades», según Lubetkin.

No obstante, el subdirector de la FAO ve luz al final del túnel en este país atravesado por la violencia de las bandas criminales porque su nuevo primer ministro, Garry Conille, es un hombre «muy válido», al que conoció personalmente cuando trabajaron juntos en UNICEF.

«Creo que hablamos mucho de Haití, pero hacemos poquito por Haití -reflexiona-. El desafío de este periodo, si efectivamente se logra un escenario mínimo de estabilidad, es conseguir ayudar de una forma completamente diferente a como se ha hecho hasta ahora y dar instrumentos para que el país puedan después seguir combinando la ayuda de la emergencia con la construcción de su propio camino para generar un desarrollo sostenible».

A pesar de las dificultades de la tarea que tiene encomendada la FAO, Mario Lubetkin ve signos de esperanza porque la lucha contra el hambre «se ha convertido en los últimos años en un tema central» para los gobiernos, como no lo era antes, y se ha vinculado a «otras líneas estratégicas globales, como el cambio climático y las cuestiones de género».

 

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