Cisma del oficialismo en Perú deja al presidente en una encrucijada
Por Sergio Llerena Caballero. SPUTNIK. Hace semanas ya se intuía un cisma dentro del partido de Gobierno Perú Libre (izquierda conservadora). Ahora no quedan dudas. Al mandato del presidente, Pedro Castillo, le esperan días de gran incertidumbre.
El 14 de octubre fue un día clave en el destino del oficialismo. Ese día, la bancada de Perú Libre, compuesta por 37 congresistas en un parlamento de 130, emitió un comunicado en el que anunciaba que no iba a otorgar su voto de confianza(respaldo) al nuevo gabinete ministerial nombrado el 6 de septiembre pasado por el jefe de Estado.
El gabinete, presidido por la primera ministra, Mirtha Vásquez, una mujer de izquierda moderada, reemplazó al presidido por el ex primer ministro Guido Bellido, el primer gabinete de la gestión de Castillo.
Radical o moderado
¿Cuáles son las diferencias más importantes entre ambos gabinetes? Primero, Bellido es militante de Perú Libre, además de legislador, y durante su gestión se caracterizó por enfrentarse al Congreso, donde el oficialismo es minoría respecto a las bancadas de derecha o centroderecha. Además, realizó una serie de anuncios —la nacionalización del gas, la convocatoria a una Asamblea Constituyente— que no estaban autorizados por el presidente.
Para entender esta dinámica contradictoria entre el ex primer ministro y el jefe de Estado hay que decir que Castillo no es militante de Perú Libre y que llegó en calidad de invitado a ser candidato a la presidencia, pues Vladimir Cerrón, líder de la fuerza política y el candidato natural, no puede ejercer la función pública por tener una condena activa por corrupción.
Otra diferencia entre los dos gabinetes es que, luego de la gestión problemática de Bellido, el presidente optó por colocar una mayor cantidad de ministros de izquierda moderada a fin de bajar las tensiones con la oposición y poder generar consensos en pro de la gobernabilidad. Es decir, dejó de lado a los ministros conservadores y ciertamente más radicales que eran leales a Cerrón, incluyendo desde luego a Bellido.
Así, luego del cambio de gabinete, la bancada oficialista, o más precisamente los miembros leales a Cerrón dentro de una bancada con evidente falta de unidad, anunció no solamente que le daría la espalda al gabinete actual sino que además denunció que el Gobierno había sido capturado por «fuerzas centroderechistas» y «caviares» (gente de izquierda moderada), denostando de ellos como personas que no se alinean con las posiciones de izquierda dura de Perú Libre.
¿La soledad del presidente?
Asimismo, la bancada anunció «despidos» para elementos «traidores» a la causa de implementar en Perú un Gobierno de «auténtica izquierda». Esto, evidentemente, constituye un cisma dentro de las filas del oficialismo que, probablemente en futuros días, ejecute una «depuración» que merme el número de representantes que tiene en el parlamento.
Sin embargo, analistas coinciden en los graves riesgos para el presidente Castillo que significaría tener una bancada aún más minoritaria, pues eso podría dejarlo desamparado en un extraño y paradójico escenario en donde oficialismo y oposición, aunque no tengan nada en común, sí compartan su rechazo a su mandato, tanto por ser finalmente un político de izquierda para la oposición derechista, como por ser un político de izquierda aunque «poco puro» o moderado para el núcleo «cerronista» de Perú Libre.
Pero, por otro lado, el escenario irónicamente podría jugar a favor del presidente si las fuerzas de oposición, no todas radicales en su rechazo, deciden apoyarlo en una gestión que busque consensos que satisfagan los intereses de ambos espectros políticos, con una postura que se ubica más cerca del centro que de los extremos.
Al fin de cuentas, parece que todo dependerá de la capacidad de negociar del mandatario.