Colores de los bosques de otoño en América del Norte, amenazados por el cambio climático

DL. El famoso otoño del noreste de Estados Unidos, que transforma las hojas de los árboles en una paleta multicolor de rojos, naranjas y amarillos, puede ser historia, advierten los expertos que señalan que el cambio climático está apagando los colores y atrasando su pico.

En esta región donde el espectáculo otoñal deja cada año centenas de millones de dólares, las temperaturas más cálidas y lluvias más intensas mantienen las hojas verdes durante más tiempo, mientras que los eventos climáticos extremos como olas de calor y tormentas desnudan a los árboles antes de tiempo, según los conservacionistas.

“El cambio climático está haciendo que este festival de colores otoñal sea más difícil”, dice a la AFP Andy Finton, un ecologista forestal que trabaja para la organización Conservación de la Naturaleza en Massachusetts.

Varios factores se combinan para que las hojas se tornen en vivos colores cada mes de octubre en estados como Nueva Inglaterra, Connecticut, Vermont, Maine y Nueva Hampshire.

Se necesita una perfecta combinación de calor y precipitaciones en el verano, seguidos de días soleados y noches frescas cuando los días empiezan a acortarse para que la clorofila se rompa, desvelando pigmentos amarillos y naranjas que dan la tonalidad dorada a fresnos y abedules.

Pero lo que más preocupa a los botánicos es el complicado proceso por el que las hojas producen azúcar, que es la que crea las antocianinas rojas de arces y eucaliptos.

Los días con mayores temperaturas, noches más cálidas y cielos cubiertos debido a las crecientes precipitaciones están desacelerando la fotosíntesis, amenazando los colores brillantes que tanto aman los turistas.

“Lo que se va a ver son colores más apagados”, dice Finton.

Muchas páginas de internet tratan de predecir cuándo será el momento en que las hojas alcancen los colores más vivos en el noreste del país.

Mientras los ecologistas aseguran que el cambio climático está atrasando la estación y haciendo más difícil predecir cuándo cambiarán de color las hojas, acortando también el periodo de observación.

Stephanie Spera, una científica medioambiental de la Universidad de Richmond, está estudiando el impacto del cambio climático en las hojas de los árboles en otoño en el Parque Nacional Acadia de Maine.

“Estamos viendo que se produce una semana más tarde que en la década de los 1950”, y ahora ocurre en la segunda semana de octubre, dice a la AFP.

Barbara Brummer, bióloga de la organización para la Conservación de la Naturaleza en la oficina de Nueva Jersey, estima que este año se ha producido al menos dos semanas más tarde de lo que “ocurría normalmente hace 100 años”.

Pestes y enfermedades –

El turismo del cambio de colores de los bosques es un gran negocio en el noreste. Cada año, genera 300 millones de dólares para la economía de Vermont, según datos oficiales.

En otoño, más de 500 personas visitan a diario el Polly’s Pancake Parlor en Nuevo Hampshire para extasiarse con la explosión de colores en las White Mountains (Montañas Blancas).

El restaurante ha registrado la fecha en que las hojas cambian de color desde 1970.

“El otoño supone gran parte de nuestro negocio y los clientes suelen preguntar cuándo es el mejor momento para visitar”, dice a la AFP la propietaria Kathie Cote, quien asegura que está “muy preocupada” por el cambio climático.

Alejandro Bertagnoli, un turista de 31 años de Argentina, y su pareja, visitaron el Central Park de Nueva York a principios de noviembre y estaban sorprendidos de lo verdes que estaban todavía las hojas.

“Las fotos parecen muy diferentes a lo que se solía ver. Pero todavía es bonito”, dice a la AFP.

Asimismo, las temperaturas más altas y la mayor humedad están contribuyendo a que pestes invasivas y enfermedades vivan y se propaguen más, según Pete Smith, director de un programa forestal urbano de la Fundación Arbor Day.

“No hay nada peor para los colores del otoño que un árbol muerto”, dice a la AFP.

Los eventos climáticos extremos también están generando cambios.

En septiembre, las lluvias diluvianas y los fuertes vientos del huracán Ida arrancaron árboles y ramas.

Los ecologistas también están preocupados por los incendios, un fenómeno que se registró el pasado verano en el oeste.

Aseguran que hay que reducir las emisiones de carbono y conservar los bosques para proteger las hojas.

Aunque reconocen que las hojas no son una prioridad en la agenda de la COP26, unas hojas sanas significan bosques sanos, esenciales para el medio ambiente.

“La interrupción de estos ciclos tiene un impacto que probablemente desconocemos debido a la complejidad de la naturaleza”, dice Brummer. AFP/

por Peter Hutchison

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.