De los Campos de Bonao a los Laboratorios de Canadá: La Inspiradora Historia de Moisés R. Hernández

Por Julio César García.

Este pedazo de isla está lleno de grandes historias y personas que nos hacen sentir que, es posible luchar por nuestros sueños hasta alcanzarlos, recientemente hemos acudido a Rio Blanco en Bonao y allí hemos encontrado la historia inspiradora de Moisés R. Hernández.

En las tierras rurales de El Capaz, Bonao, nació Moisés R. Hernández, un joven cuya vida es un testimonio del poder de la determinación y la fe inquebrantable. Hijo de Osvaldo Domingo Rosario y Ana María Helena Hernández, campesinos dedicados al trabajo agrícola, Moisés creció rodeado del esfuerzo y la dedicación inherentes a la vida en el campo.

Desde una edad temprana, supo que su destino trascendería los límites de su humilde comunidad.

La educación en El Capaz solo llegaba hasta el tercer grado de primaria. Moisés, con una claridad de visión poco común para un niño, le expresó a sus padres su deseo de estudiar y buscar un futuro diferente al de cortar hierbas todos los días. «No critico a los que cortan hierbas, simplemente a mí me inspiraban otras cosas», nos dice.

«Para buscar una escuela y poder seguir estudiando debía dar 21 pasos al río, lo que, aunque era difícil estaba dispuesto a hacerlo», comenta con nostalgia.

Conmovidos por la determinación de su hijo, sus padres se pusieron en marcha para buscar una solución. En 2008, contactaron a Esteban Polanco, presidente de la Federación de Campesinos Hacia el Progreso, quien ofreció a Moisés un lugar para vivir y estudiar.

La llegada a la Federación de Campesinos Hacia el Progreso en el 2008 fue un punto de inflexión en la vida de Moisés. Con tan solo 50 pesos en el bolsillo, encontró en este espacio no solo un techo, sino una familia y un ambiente propicio para el aprendizaje. La Federación no solo proporcionaba alojamiento, sino también recursos educativos esenciales para estudiantes de comunidades aledañas de bajos recursos.

Esteban Polanco, junto con otros mentores como Moreno García y Ramón Velázquez, fueron pilares fundamentales en su desarrollo académico y personal.

«La Federación jugó un papel crucial en mi vida. Este espacio no solo servía para reuniones y discusiones comunitarias, sino que también funcionaba como un punto de alojamiento para estudiantes de comunidades aledañas de bajos recursos, como yo», explica Moisés.

Cuando llegué a la Federación, tenía 18 años y aún estaba en tercer grado.

Su habilidad autodidacta quedó evidente cuando, tras un examen, se determinó que sus conocimientos correspondían al séptimo grado, a pesar de haber llegado con un nivel de tercer grado. Este milagro educativo fue solo el comienzo de su ascenso. Moisés siempre se sintió impulsado por la curiosidad y el deseo de entender el mundo.

Durante su primer año de bachillerato, una conversación con un amigo ruso le reveló su vocación: la ingeniería química. Este encuentro encendió en Moisés una pasión por la ciencia que lo llevaría a lograr hazañas impresionantes.

Sin acceso a internet ni recursos sofisticados, aprendió francés para comprender un libro que lo inspiró profundamente, demostrando su capacidad para superar obstáculos a través del estudio disciplinado. Además, desarrolló una pasión por los idiomas, aprendiendo criollo, inglés y francés de manera autodidacta.

La vida en la Federación no solo le brindó conocimientos académicos, sino también valiosas lecciones de vida. Los mentores que encontró allí, como Esteban Polanco y Ramón Velázquez, jugaron un papel crucial en su desarrollo.

A pesar de las dificultades económicas, Moisés logró terminar el bachillerato y se propuso estudiar Ingeniería Química en Santo Domingo. Con una fe inquebrantable, consiguió un lugar en la Casa Universitaria Montesino, frente a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

La carrera de Moisés fue meteórica. Aprobado para estudiar en el programa de Inglés por Inmersión y para su carrera de ingeniería, equilibró sus estudios con un trabajo en un call center.

Su dedicación y esfuerzo lo llevaron a terminar su carrera en tiempo récord. Aunque tuvo la oportunidad de estudiar en Francia, eligió seguir a su corazón y mudarse a Canadá con su novia, donde continúa su educación en Ingeniería Nuclear.

Hoy, Moisés R. Hernández no solo es un ingeniero químico y nuclear en Canadá, sino también un creador de contenido y analista geopolítico. A través de sus canales de YouTube, comparte su vasto conocimiento y pasión por la ciencia, la ingeniería y la geopolítica.

Sus programas incluyen:

World Academic Podcast: Dedicado a explorar temas de ciencia, tecnología, ingeniería, geopolítica y economía, fomentando el aprendizaje y la curiosidad. https://youtu.be/skso0blDj1g

Ciencia & Ingeniería: Enfocado en explicar conceptos científicos y de ingeniería de manera accesible y atractiva, con el objetivo de inspirar a la próxima generación de científicos e ingenieros. https://www.youtube.com/@cienciaeingenieria

Moisés Hernández en Geopolítica: Analiza eventos y tendencias globales desde una perspectiva crítica y detallada, disponible tanto en inglés como en español.                                     https://www.youtube.com/@MoisesHernandezEnGeopolitica

Además de estos proyectos, está trabajando en la publicación de sus primeros libros, con el objetivo de inspirar a otros a seguir sus sueños.

La historia de Moisés es un faro de esperanza y determinación. Desde los campos de Bonao hasta los laboratorios de Canadá, su viaje demuestra que, con esfuerzo, disciplina y el apoyo adecuado, es posible superar cualquier obstáculo y alcanzar las estrellas. Su vida es una prueba viviente de que, sin importar cuán humildes sean nuestros comienzos, los sueños se pueden hacer realidad con trabajo arduo y fe inquebrantable.

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