¿En el contexto socio-político, económico,cultural y educativo actual, de la nación dominicana, a qué nos remite la palabra maldito? Hay ‘amor maldito’, hay pintores ‘malditos’, hay ‘poetas malditos’, hay ‘discursos malditos’.
El «malditaje» tendrá un valor semántico, dependiendo de donde esté encuadrada o situada la palabra, dentro de la enunciación sintagmática.
En este caso, este término va más allá de los valores de significación que hemos planteado, porque se trata de un concepto que envuelve una acción ficcional, vinculada al imaginario de unos sujetos que interactúan como parte activa en este narrar.
Me refiero a los decires que el sujeto autor (OdalísG. Pérez), nos brinda esta vez en una de sus más recientes producciones literarias («El acto maldito».Edición Ramón Saba. Corrección de estilo hecha por Leibi Ng. Las ilustraciones son de OdalísG. Pérez. Impresora Soto Castillo, S A. 102 págs.).
Siguiendo los pasos a «lo maldito», en la biblia judeo-cristiana, en Gálatas1:8-9, nos dice lo siguiente:
«Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara {otro} evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema».
Ese tampoco es el «maldito» que discurre en estas narraciones, porque aquí, lo espiritual y las creencias en lo fantasmagórico y el más allá, procuran una aproximación a lo espiritual, desde el pensar del Ser y su destino.
Desde una narrativa breve, el sujeto narrador recurre a lo cotidiano, a la ironía y a lo sobrenatural, para exponer ante el lector sus visualizaciones, como parte de su imaginar y de su vivir, dentro del mundo de lo tangible.
Sin importarle la procedencia del «malditaje», tenemos aquí a un narrador que se integra a la escena y entra al escenario de los personajes, los hace suyos, entra en confianza con ellos, los convierte en parte de su dialogía y de su vecindad, para hacer de cada acto narrativo, una acción vital, un hacer para recrear sus escenas, con cierta jocosidad, desde lo absurdo.
Lo onírico envuelve gran parte de los planos narrativos, en estos cuentos. Y es que «el sueño» va junto a «lo maldito», como parte necesaria para la construcción de la esperanza hacia el porvenir, la espera, elmañana, «elparaíso, la construcción del futuro del sujeto, su apego a la llegada de nuevospanoramas.
En cada uno de los cuentos, los personajes son gentes del «quinto patio», delosdeapies, que pululan en sus múltiples laberintos, fijando en cada espacio su desvivir.
El hombre y sus rupturas, se coloca en cada narración de este «maldito narrar», desde un discurso metafórico, como si al final se tratara de un maldito poema en prosa, redefinido por espacios, dialogías y el juego con los tiempos verbales que constituyen el corpus arquitectónico de esta obra.
Lo maldito nos remite al misterio de sentirnos, como lectores, siendo parte del entramado que circunda a cada una de estas narraciones, aunque nos encontremos con algunos finales que merecen otra mirada, otra lectura, para penetrar en su correlato expresivo y argumental.
Por más que nos narre o que nos cuente, es el poeta el fluye. Su estética del Ser, es la que predomina en aquella voz narrativa que sondea los ejes de participación del narrador-testigo que se impone en esta obra.Veamos:
«Piensa mirando fíjamente un punto luminoso del horizonte. Respiras profundo. Cierras y abres los ojos. Se trata del mismo cuadro marino, pero la bruma te envuelve. Te levantas mirando el mismo punto, solo que ahora entras en la oscuridad de ese mar que te abraza, y lleva y te trae. Y duermes en él, flotas en él sin quitar tus ojos de ese extraño punto de horizonte».
Ver cuento «Punto de horizonte«, pág. 13, obra citada.
Alguien nos dice y le podemos responder a ese alguien, porque hasta nos provoca risa su decir. Realmente se trata de un maldito narrar desde la breve, con la marcada intención de ensanchar la provocación de seguir lo narrado, desde su lectura.
Reconozco mi desliz académico y crítico, ante este escrito. Volviendo a la obra, veo que «El acto maldito» induce a la pérdida de las reflexiones lógicas del lector, ahí está el ejemplo, me hizo traspolar mis sentidos al terreno de lo inexplicable. Al leerlo esta obra, cuídese, para que no lo arrastre a su mundo de magia, fantasmas y galipotes.
Hay aquí un discurso narrativo sustentado en el transcurrir del Ser, como ente subjetivo, aferrado al destino de su existir, en permanente construcción de nuevos senderos, sin poder escaparse de esa atmósfera maldita que le es consustancial a nuestro vivir.
Vida, muerte, espiritualidad, el mirar y el pensar del otro y el indagar en el origen de nuestros paradigmas existenciales, son las tangentes fundamentales de este narrar.
En el trasfondo de este contar de hechos, es la filosofía, como forma de vida y creencia del sujeto, la que va a mediar en este discurso creativo, en este caso, un filosofarmaldito que, contrario a la imagen de maldad, proclama un aprendizaje hacia la regeneración del Ser.