El BCE regala millones de euros a los ricos mientras aboca al desahucio a familias y pequeñas empresas

José Antonio Gómez

A lo largo de esta semana se han hecho públicos los resultados de la banca española en el primer semestre de 2023 y han sido espectaculares, sobre todo para alegría de los grandes especuladores que son los principales accionistas de las entidades.

En concreto, las seis principales entidades financieras españolas han generado 12.385 millones de euros en el primer semestre de este año. Esta cifra supone un incremento del 20,7% más con respecto al mismo periodo de 2022. Sólo Banco Santander, con 5.241 millones, ha acaparado un 42,32% de esas ganancias netas.

Estos beneficios son consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) que, al igual que la Reserva Federal de los Estados Unidos y otros bancos centrales, ha emprendido una estrategia de subida indiscriminada y salvaje de tipos de interés que sólo está beneficiando a las entidades bancarias y, evidentemente, perjudicando a las familias y a las pequeñas empresas.

La política monetaria internacional aplicada por los bancos centrales está orientada por la subida de tipos de interés como elemento para frenar la inflación provocada por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania. Esta política está basada en la más absoluta ortodoxia económica que, finalmente, está favoreciendo los beneficios de los bancos pero que tiene un grave peligro para las clases medias y trabajadoras.

Distintos expertos económicos, incluidos varios premios Nobel, ya han advertido de que esa política monetaria tendrá como principal consecuencia la pérdida de millones de puestos de trabajo. En España, a pesar de que los datos de empleo están siendo buenos, las subidas de tipos están ahogando a las familias y a las pequeñas y medianas empresas.

En concreto, las clases medias y trabajadoras están viendo cómo suben de manera desproporcionada las cuotas de sus préstamos personales e hipotecarios mientras que los salarios no suben. Esto impacta en las pymes porque, además del incremento indiscriminado de las cuotas, las líneas de crédito, que son fundamentales para el funcionamiento de este tipo de empresas, son mucho más caras, lo que, evidentemente, frena la creación de nuevos puestos de trabajo.

Ante la fuerte oposición social y política surgida contra la ortodoxia económica, los bancos centrales no han frenado su fanatismo y, según publicó el Wall Street Journal, han llegado a amenazar a los inversores que advertían contra la subestimación de la determinación del banco central de mantener las tasas de interés en niveles más altos para reducir la inflación.

Las prioridades de los bancos centrales están distorsionadas cuando llegan a sugerir que demasiados trabajadores tienen empleo. Da la sensación de que cuanto más se reducen los niveles de desempleo, más aceptan esos bancos centrales las subidas de tipos de interés que perjudican de manera desproporcionada a los trabajadores con ingresos más bajos y a las pymes en apuros.

La estrategia de los bancos centrales no ha hecho nada para terminar con el verdadero impulsor de la inflación: la codicia corporativa. Las grandes empresas siguen aumentando los precios de manera artificial a pesar de estar obteniendo miles de millones de beneficios que sólo benefician a los grandes inversores y especuladores.

El incremento de los tipos de interés sólo perjudica a las familias trabajadoras al impulsar a la economía hacia un precipicio. La recesión no es inevitable, pero eso sólo depende de las decisiones de los bancos centrales.

«A diferencia de muchos empleadores a gran escala que han asegurado financiación barata a largo plazo mediante la venta de bonos corporativos, las pequeñas empresas tienden a financiar sus operaciones y nóminas con una combinación de efectivo disponible, tarjetas de crédito comerciales y préstamos de bancos comerciales. Los tipos de interés más altos han hecho que las dos últimas fuentes de financiación sean mucho más costosas, lo que significa problemas para las empresas que pueden necesitar una nueva línea de crédito en los próximos meses», publicó recientemente el New York Times.

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