El neo imperialismo tecnológico como estrategia colonialista
El imperialismo, en su insaciable sed de dominación global, ha mutado su rostro. Ya no se contenta con colonias físicas o invasiones clásicas; hoy, bajo el manto de la «innovación» y la «seguridad», avanza hacia un proyecto de control total mediante la *Inteligencia Artificial General (AGI)* militarizada, una herramienta que, en secreto, podría estar redefiniendo las guerras del futuro y consolidando un *tecnofeudalismo* sin precedentes.
La Guerra Cognitiva Permanente y la *guerra híbrida* desdibuja todo límite entre paz y guerra. Sus dimensiones son:
– *Psicológica*: La AGI perfecciona la manipulación masiva mediante *deepfakes*, noticias falsas y microtargeting emocional en redes sociales. ¿Su objetivo? Fracturar identidades colectivas, convertir a los pueblos en zombis digitales dóciles.
– *Tecnológica*:
Dominio de estándares globales. Quien controle la AGI controlará el Internet de las Cosas, transformando cada dispositivo en un espía.
– *Algorítmica*: Los algoritmos no son neutrales. Son códigos de opresión que vigilan, predicen y reprimen disidencias. La AGI militarizada podría bloquear revueltas sociales antes de que estallen, usando datos biométricos y patrones de comportamiento.
El tecnofeudalismo es la nueva Cara del Colonialismo. Es el modelo donde las megacorporaciones (aliadas al complejo militar-industrial) imponen un régimen de vigilancia y dependencia.
No necesitan ocupar territorios: extraen riqueza mediante plataformas digitales, patentes de AGI y el control de metadatos.
Los Estados se vuelven vasallos de estas corporaciones, que dictan políticas a través de lobbies y chantajes tecnológicos (ejemplo: la dependencia de microchips o software).
La Farsa de la «Neutralidad» Imperial El imperialismo repite su juego sucio de las dos guerras mundiales: mientras militariza Europa para enfrentarla a Rusia, también negocia en secreto con oligarcas y especula con la crisis.
Su «neutralidad» es un teatro para debilitar a ambos bandos, posicionándose como el poder hegemónico posguerra. Mientras Europa arde, los monopolios de Silicon Valley y el Pen_tago_no perfeccionan su AGI, lista para ser el «árbitro» de un nuevo orden colonial.
La AGI militarizada no es progreso: es la culminación de un proyecto de dominación total. Frente a esto, solo la unidad global de los pueblos, la soberanía tecnológica y la lucha por desmantelar los comandos imperiales pueden frenar esta distopía.
R.

