¡Eso es fanfarria militar!

Por Franklin Almeyda Rancier.

Localizar los indicadores adecuados para un plan de seguridad ciudadana, es hacer con una población lo que hace un médico con su paciente afectado de salud; el galeno pregunta por los síntomas que padece y procede a ordenar pruebas de laboratorios, para asegurarse ¿Qué busca el médico? Indicadores precisos que caracterizan la enfermedad de que se trata.

Algo muy parecido ocurre cuando se trata de saber sobre la salud económica de un país; se recurre a los indicadores macroeconómicos del producto interno bruto (PIB).

¿Cuáles son los indicadores para elaborar un plan de seguridad ciudadana? ¿Cómo atacar los crímenes y delitos? ¿Apresar todos los delincuentes” o “mano dura” y “tolerancia cero”? ¿Y cuáles son los delincuentes? Con ligereza inaceptable hay quienes dicen “están en los barrios” y desde los mismos barrios dicen “los tigres”.

Todo matizado por prejuicios tóxicos, pero que lleva a un presidente a errar lanzando a los barrios, por tierra y aire, fuerzas militares con toda su aparatosidad. Obviamente, es ridículo en un régimen democrático y propio en un régimen militarizado; en democracia se gobierna para que un pueblo ejerza sus derechos; en cambio, la aparatosidad militar es amedrentar a un pueblo y proteger un gobierno violador de derechos.

Para desentrañar los indicadores sobre seguridad ciudadana hay que ir a las características de los crímenes y delitos, y buscar sus orígenes, sus causales y contextos más inmediatos. Obsérvese que no se trata de lo que estudiosos e investigadores sitúan como multicausales a ser resueltas tan a largo plazo como lo es fortalecer las debilidades institucionales del Estado.

Para ser más explícito vale conceptualizar qué es seguridad ciudadana; en un régimen democrático se trata de la obligación del Estado de garantizar el ejercicio de los derechos. Por tanto, las violaciones a las normas que protege un derecho son un crimen o delito. Éstos son tasados conforme a los homicidios producidos, porque una persona muerta no puede esconderse, puede considerarse desaparecido.

De ahí que seleccionar de la data aportada por el “Observatorio de Seguridad Ciudadana” (oscrd@mip.do), órgano oficial del gobierno dominicano, los homicidios de los últimos 4 años (2018-2021), permite descubrir sus características para ver sus indicadores.

En esos 4 años se produjeron 4,227 homicidios, de ellos 2,780, el 65.7%, en la convivencia. A su vez, de esos 4,227, la delincuencia arroja 1,250 homicidios, el 29.57%; a esto se suman 197 por razones desconocidas y tres por uso excesivo de la fuerza policial. El promedio en ese tiempo fue de un 86.4% de hombres.

Este es un indicador relevante, si el 65.7% de los homicidios son en la convivencia, y de ellos 2,158 con armas de fuego, lo que constituye el 51% del total, y se geolocalizan en un 45% en tres lugares, Provincia de Santo Domingo con el 24.18%, le sigue Santiago con el 10.7% y el Distrito Nacional con 9.8%, del total nacional de los homicidios en esos 4 años, puede dar lugar a un programa dentro del plan de seguridad para enfocarlo en esos lugares.

Presidente Abinader los indicadores son para definir respuestas. Desplegar militares es aparatoso y no garantiza seguridad ciudadana. Desate la reforma policial, transfórmela en preventiva y que se asuma control de las armas de fuego, conforme a la Ley.

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