Espacio fiscal y monetario
Por Rolando Reyes
Primer Tiro
Cualquier analista con sano juicio económico podía predecir que la abrupta reducción del tipo de cambio registrada entre abril y junio no era compatible con la expansión monetaria generada por la no renovación de los vencimientos de los títulos del Banco Central y reducción del encaje legal. El rebote del tipo de cambio (hasta el nivel que tenía en marzo), y la presentación de una reformulación presupuestaria orientada a aumentar la inversión publica, son dos acontecimientos que deben ser analizados simultáneamente. Para eso es necesario tomar en cuenta los espacios existentes para la aplicación de políticas fiscales y monetarias expansivas, y sus posibilidades de producir resultados positivos, sin alterar los balances de riesgos macroeconómicos, y sin generar un aumento del costo del refinanciamiento de la deuda pública.
La inflación se encuentra en el centro de la meta, lo cual significa que existe muy poco espacio para la absorción de los efectos inflacionarios que tiene toda política monetaria expansiva. Mientras la FED no reduzca su tasa de política monetaria, tampoco existirá espacio para que el Banco Central reduzca la suya, y por eso trata de estimular la economía aumentando la cantidad de dinero, por lo cual tiene que aceptar el costo del rebote cambiario.
Segundo Tiro
En ausencia de un alto crecimiento del PIB nominal, el espacio para la expansión del gasto público financiado con nueva deuda también es inexistente en el marco de la restricción a la relación deuda/PIB impuesta por la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Un espacio transitorio proviene de la disminución (liquidación o venta) de activos financieros y no financieros como fuente de financiamiento de la expansión del gasto, y cuando el Gobierno decide utilizar esta fuente de financiamiento, elimina cualquier riesgo de que el aumento del déficit de RD$ 33,740.2 millones, resultante del reformulado, produzca un aumento del riesgo de insolvencia fiscal que pueda afectar negativamente la calificación crediticia y aumentar el costo del refinanciamiento de la deuda pública, pues el mismo será financiado con RD$ 23,112.4 millones de reducción de depósitos, y el monto restante con realización de otros activos financieros del Gobierno Central.
Tercer Tiro
La política monetaria expansiva de la liquidez debería ser paralizada, pues el efecto buscado será sustituido por el aumento de la inversión pública contemplada en el reformulado. En caso contrario, se intensificaría la presión sobe el tipo de cambio. Pero la expansión del gasto público tiene que ser complementada con el espacio que crearía un programa de reformas tendente a la reducción del triple déficit: El del Gobierno Central, las empresas eléctricas, y el del Banco Central.
El aumento de la eficiencia del gasto público a través de una recomposición del gasto corriente de los principales programas presupuestarios, el inicio de una reducción socialmente tolerable de los subsidios a los combustibles y a la tarifa eléctrica (posterior a la reducción de las perdidas de las distribuidoras, cuyas inversiones necesarias deberían incorporarse a la presupuestación plurianual), y la unificación del manejo de la deuda pública consolidada (con el Banco Central solo comprando y vendiendo títulos de corto plazo emitidos por Hacienda), son acciones a considerar simultáneamente a una reforma tributaria administrativa tendente a aumentar el cumplimiento tributario y reducir la evasión del ITBIS y el impuesto sobre la renta.