Estados Unidos apuesta a recuperar tecnología en Taiwán
Alfredo Moreno.
Dibujo: «La mano del Tío Sam» de Cai Meng, China para China Daily.
Los semiconductores definen el campo de batalla entre EE.UU. y China en la lucha por la supremacía tecnológica. La redefinición digital del mundo y el nuevo orden comercial está en disputa, mientras la geotecnopolítica está en pleno desarrollo.
La disputa por el liderazgo global de las tecnologías digitales es una necesidad básica para la producción de los dispositivos de la economía del conocimiento, finalmente, se trata de seguridad nacional, de seguridad económica y laboral: políticas de Estado.
Tras varios meses de debate, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley “Chips and Science” (Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductors – CHIPS), que permitirá aplicar subsidios por hasta 52 mil millones de dólares para impulsar la producción de semiconductores al interior del país y contrarrestar la dependencia de las fábricas asiáticas.
Con la ley CHIPS que fomenta la fabricación de semiconductores, el gobierno de Estados Unidos quiere aumentar su competitividad frente a los fabricantes de la República Popular China. La Cámara Baja estadounidense presidia por Nancy Pelosi, aprobó el multimillonario proyecto de ley que proporciona un crédito fiscal del 25 por ciento para las instalaciones estadounidenses que producen semiconductores o equipos para la fabricación de chips y subsidiar con 52.700 millones de dólares la fabricación de microchips y que fortalecerá las cadenas de suministro para mejorar la posición de Estados Unidos frente a la competencia China. Este proyecto de ley, dijo Pelosi, “es una victoria rotunda para la población estadounidense”.
El ambicioso proyecto de ley de política industrial contempla una inversión total de 280.000 millones de dólares, de los que 52.700 millones están dirigidos a fomentar la construcción y ampliación de fábricas nacionales de semiconductores con subsidios y créditos adicionales.
Con los fondos destinados a la ciencia, la investigación y el desarrollo se busca disminuir las disparidades en la autorización de la financiación al respecto y así garantizar que más universidades y comunidades del país puedan participar en los esfuerzos federales para aumentar la autonomía estratégica de la industria nacional.
El Gobierno de EE.UU. considera la fabricación doméstica de microprocesadores una cuestión clave para la economía y la seguridad nacional, especialmente por el gran dominio de mercado que tiene China en este campo. Para Biden, el proyecto de ley acordado es una iniciativa histórica. El mandatario destacó que no solo potencia la fuera para competir con China en el futuro sino para “liderar el mundo” y “ganar la competición económica del siglo XXI”.
El presidente norteamericano considera que la aceleración de la fabricación de los semiconductores bajará los precios “a todo, desde automóviles hasta lavavajillas” y también “creará trabajos, trabajos bien pagados” en Estados Unidos.
La economía global se ha visto afectada desde 2020 por la escasez de microchips, causada en parte por los efectos de la pandemia de covid-19, las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y factores climáticos. En este contexto, los fabricantes de automóviles se vieron forzados a suspender durante semanas la producción por las medidas de confinamiento adoptadas en numerosos países. Simultáneamente, otros sectores de la economía experimentaron un aumento de la demanda de productos que requieren microprocesadores, por el mayor número de personas trabajando y estudiando desde sus hogares.
La escasez de semiconductores es uno de los ejemplos de faltantes de productos que merman la producción y encarecen las mercancías en Estados Unidos, azotado por la inflación. El presidente estadounidense insiste en que la inflación galopante está directamente relacionada con los problemas de las cadenas de suministro globales e insta a los fabricantes a recuperar la producción nacional, en particular de semiconductores.
Intel anunció que comenzará la construcción de dos fábricas de semiconductores cerca de la capital del estado de Ohio, Columbus, a finales de 2022, con el objetivo de iniciar la producción de chips a partir de 2025. “El anuncio de hoy es el último indicador de progreso en los esfuerzos de la administración Biden-Harris para acelerar la fabricación nacional de bienes críticos como los semiconductores y crear buenos empleos”, celebró la Casa Blanca en un comunicado. Intel planea contratar 3.000 nuevos empleados para estos sitios, cuya construcción involucrará a 7.000 trabajadores.
En las últimas décadas los fabricantes de semiconductores se mudaron de EE.UU., actualmente el país invierte menos del 1% de su PIB en investigación y desarrollo de chips, lo que ha hecho que China lo supere en este sector. “Al final del día, esto es sobre seguridad nacional, seguridades económicas y sobre trabajos”. “Es exactamente lo que debemos hacer para hacer crecer nuestra economía en este momento. Al fabricar más semiconductores en los Estados Unidos, este proyecto de ley aumentará la fabricación nacional y reducirá los costos para las familias. Y fortalecerá nuestra seguridad nacional al hacernos menos dependientes de las fuentes extranjeras de semiconductores”, afirmo celebró Biden.
En un acelerado retorno a las políticas de Estado que motorizaron el Silicon Valley a comienzos de 1960, ya que al gobierno estadounidense le permite reducir la dependencia del país hacia las manufacturas asiáticas y así, reducir los impactos por conflictos geopolíticos alrededor de países relevantes en la fabricación de chips como Taiwán. Estados Unidos ha propuesto a Japón, Corea y Taiwán crear la alianza Chip4 para construir una cadena de suministro de semiconductores, dejando fuera de la iniciativa a la Unión Europea.
La situación planteada tras el impacto de la pandemia por Covid-19, tiene en el centro la escasez de dispositivos de cómputo como laptops, teléfonos y consolas, ante un alza atípica en la demanda y disrupciones a las cadenas de suministro. Se espera que empresas como Intel, Micron y la taiwanesa TSMC se vean beneficiadas por la nueva legislación. Ambas han adelantado sus planes para construir nuevas plantas de fundición de semiconductores en el país en estados como Arizona y Ohio. Según Micron, actualmente sólo 2 por ciento del suministro global de memoria se fabrica en los Estados Unidos.
Aunque la industria estadounidense cuenta con gran relevancia en aspectos clave de la cadena de valor de semiconductores como el diseño y el registro de patentes, actualmente son grupos asiáticos los que poseen la mayor capacidad de fabricación de este componente.
SEMI, la asociación global de empresas de diseño y fabricación de semiconductores estima que las ventas globales de equipos de fabricación de semiconductores por parte de los fabricantes de equipos originales alcancen un récord de 117 mil 500 millones de dólares en 2022, un aumento de 14.7 por ciento respecto al 2021, con la expectativa de alcanzar 120 mil 800 millones en 2023.
La Ley CHIPS incluye, además, 1.5 mil millones de dólares para el Fondo Público de Innovación de la Cadena de Suministro Inalámbrica que busca estimular el movimiento hacia tecnologías inalámbricas de arquitectura abierta y basadas en software.
Básicamente, impulsar el crecimiento del mercado de Open-RAN como tecnología para redes 5G. El gobierno y la industria estadounidense buscan dar un nuevo impulso al crecimiento de Open-RAN o redes abiertas de acceso inalámbrico, que reduzcan también la dependencia del país hacia fabricantes extranjeros de redes tradicionales y propietarias, como la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la china Huawei.
Los conflictos geopolíticos entre Estados Unidos y China llevaron a la imposición de restricciones comerciales en contra de Huawei, lo que provocó conflictos de acceso a tecnología para el desarrollo de redes 5G entre operadores estadounidenses y europeos.
¿La visita?
La presidenta de la Cámara Baja estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi se reunió con Mark Liu durante su reciente estadía a Taiwán. Liu es presidente de la compañía taiwanesa TSMC, que es el mayor fabricante de chips del mundo y abastece de semiconductores a la economía mundial: desde chips de alta calidad para la industria aeroespacial hasta productos de producción masiva para el control electrónico de automóviles o refrigeradores. Si la producción de chips se paraliza en Hsinchu, la gran metrópolis de semiconductores de Taiwán, los fabricantes de automóviles de alta tecnología caso Alemania tendrán que detener sus líneas de ensamblaje con consecuencias directas sobre los trabajadores.
En la zona libre de impuestos alrededor de la ciudad de Hsinchu, que tiene menos de 500.000 habitantes, la industria de los semiconductores ha sido el centro de atención desde la década de 1980 en el cuarteto de países conocidos como “Los tigres asiáticos”. Allí, a menos de 150 kilómetros de la China continental, se encuentran dos de las universidades más importantes de la isla, que forman especialistas para las empresas del Parque Científico de Hsinchu, donde tienen su sede la mayoría de las firmas tecnológicas de Taiwán. El corazón de este parque son los 20 fabricantes de semiconductores que producen chips para las grandes corporaciones digitales de la economía mundial. Desde allí, los dos mayores fabricantes de semiconductores del mundo, TSMC y UMC, suministran sus productos de alta tecnología.
TSMC es el líder indiscutible, con unos 65.000 empleados, no solo en Taiwán, sino en el resto del mundo, la empresa fabrica más de 10.000 productos diferentes y son pioneros del mundo tecno digital. El logotipo de la empresa no es visible en ninguno de los productos porque TSMC se encarga de la “fundición”, es decir la “materia prima tecnológica”. Son fabricantes que producen semiconductores de alta calidad por encargo de Apple y otras empresas de alta tecnología que producen sus propios dispositivos.
Poco antes de la ¿visita? de Pelosi, el jefe de TSMC advirtió en la cadena CNN que una invasión China a Taiwán provocaría la paralización de la producción de chips en las fábricas de TSMC. En caso de uso de la fuerza militar o de una invasión, “TSMC dejaría de ser operativa. Nuestras instalaciones de producción muy sofisticadas dependen de la conectividad en tiempo real con el exterior, con Europa, Japón y Estados Unidos”, afirma Liu.
TSMC domina más de la mitad del mercado mundial de semiconductores. De hecho, sus clientes son todos los grandes nombres de la industria mundial de estos: además de Apple, están el especialista en chips Qualcomm e Infineon. Los gigantes estadounidenses Intel y Broadcom también encargan la producción de sus semiconductores a TSMC, al igual que el especialista en procesadores gráficos Nvidia. Todos los pesos pesados tecnológicos que están involucrados actualmente en la digitalización, la inteligencia artificial o la conducción autónoma dependen de TSMC.
La empresa también es líder mundial en procesos de fabricación de chips de alta gama, por ejemplo, para las industrias aeroespacial y de defensa. En Estados Unidos, los chips de TSMC se instalan en los aviones de combate F-35 o en el sistema de armas antitanque Javelin, con el que Ucrania fue capaz de derribar tanques rusos. Los componentes de TSMC también alimentan las supercomputadoras de los Laboratorios Nacionales de Estados Unidos, donde se llevan a cabo investigaciones pioneras de interés nacional.
Los semiconductores son el cerebro de los dispositivos electrónicos, es la materia prima para la producción teco digital y definen el campo de batalla entre EE.UU. y China en la lucha por la supremacía tecnológica. Una lucha que tiene al mayor fabricante chino de chips de memoria como último protagonista del duelo. Yangtze Memory Technologies Co (YMTC) que anunció una nueva tecnología de chips de memoria que le ayudarán a alcanzar a sus rivales estadounidense Micron Technology y surcoreana SK Hynix. Y las luces de alerta se encendieron en Washington, que está considerando imponer mayores restricciones a las empresas chinas de semiconductores.
Estas restricciones llegarían después de que la empresa china haya presentado su chip NAND 3D de cuarta generación, el X3-9070, el primero de la compañía que cuenta con 232 capas de células de memoria, según Global Times. Un avance que la sitúa cerca de Micron Technology, que el mes pasado indicó que pretendía iniciar la producción en volumen de su chip de 232 capas a final de año, y de la surcoreana SK Hynix, que ha creado su primer chip de memoria de 238 capas, que supone una nueva referencia en el sector.
YMTC no es la única empresa china afectada por las presiones de Washington en la industria de los chips. También lo está el principal fabricante de chips de China, Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), que ya fue incluida en una lista negra comercial en EE UU en 2020.
Con “américa para los americanos” no alcanzó. Ahora la redefinición digital del mundo y el nuevo orden comercial está en disputa, la geotecnopolítica está en pleno desarrollo. Los países latinoamericanos debemos pensar en función de nuestros intereses y promover tecno políticas públicas a favor de nuestros estados solidarios y nacionales.