Evolución política del oligopolio de los medios de comunicación : 1966-2024.
Por Juan Carlos Espinal.
En la década de los 1960, los publicistas neo trujillistas dedicaron mucho tiempo a debatir si la televisión educativa representaba un papel progresista en la modernización de la sociedad liberal, o uno conservador.
Tras 31 años de dictadura militar, a la mayoría de los publicistas del estatus quo les pareció razonable que la transmisión de las señales en audio, video y en tiempo real vía satélite representaba la vanguardia contra revolucionaria que las contra reformas sociales y económicas pos Trujillo necesitaban.
Cuando los problemas sociales y políticos implicaban el desplazamiento de la oligarquía, y el acceso de la clase media al poder, los militares se impusieron por la fuerza del lado de la contra revolución capitalista.
En los estratos más progresistas, la televisión se había convertido en el centro de un fuerte movimiento cultural de carácter reformista desempeñando un papel más liberal en la movilización de la clase baja y, más conservador en la movilidad sociocultural de la clase media a la politica.
En los años 80s, Freddy Beras Goico demostró que la frecuencia de las imágenes en los hogares dominicanos tenía cierta relación con las dimensiones de la clase media urbano rural de principios de los años 70s.
En los años 70s, la política cultural del estado existía en todas las etapas de la movilizacion social de la burguesia neo conservadora fomentando la expansión del consumo de los periódicos de papel.
En los años 60s y los 70s, la política del estado trujillista seguía exhibiendo un estilo personalista y aún no había aparecido en escena la transmisión vía satélite para la clase media.
En las provincias en las cuales la clase media era mayor como en Santiago de los Caballeros, y representaba un alto porcentaje de la población pos Trujillo, era común y corriente que los grupos dominantes representarán un papel modernizador y reformista en las telecomunicaciones.
A medida que la sociedad Dominicana fue cambiando, comenzó a erguirse una sociedad de masas que se convierte en el sostén político del orden existente.
Comprensiblemente, cuanto más atrasada es una sociedad urbano-rural, más progresista resulta el papel de los intelectuales.
Cuanto mas avanzada la metrópoli, más conservador y reaccionario se vuelve el control social del estado.
En la medida en que se politizaban las instituciones y los empresarios se hacían más dependientes de la política mayor desempeño ejerció la concentración de los medios de comunicación.
La inestabilidad política de los años 80s trajo consigo el ascenso de la clase baja en la expansión de la participación política.
La clase baja intervino en los partidos políticos para colocarse a la misma altura de la clase media.
En los años 80s, la clase media era la vanguardia de las contra reformas sociales y políticas planteándose la integración nacional como punta de lanza de la nueva lucha de clases.
Más adelante, los grupos urbanos de la metrópoli accedieron a la señal de cable y en cierta medida a la participación política.
Los grupos económicos de los años 90s se convierten en elementos dominantes en política adoptando un papel hegemónico de árbitros y desestabilizadores.
La sociedad Dominicana de los años 60s y 70s paso de la participación de los militares a la de masas con instituciones políticas.
Como la fase de la participación de masas se desarrolló sin instituciones políticas efectivas y el sector privado emprendió esfuerzos conservadores en las reformas el sistema oligarca existente se protegió de la incursión de las clases bajas, en particular de las urbanas.
Los medios de comunicación tradicionales se convirtieron en guardianes del orden de clase media vigente.
En cierto sentido, la televisión satélite expandió la participación política en la sociedad oligarca.
Su papel político histórico consistió en abrir la puerta a la clase media y cerrarla a la baja.
La fase radical del cambio social y político desde las audiencias de la radio hacia la televisión satelital comienza con el golpe de estado de los militares de San Isidro al gobierno de Juan Bosch en 1963.
El golpe de estado de 1963 derriba la incipiente democracia, anuncia el nacimiento de la oligarquia pos trujillista y anticipa el neo conservadurismo político.
Termina con una sucesión de esfuerzos de democratización destinados a impedir que la clase baja ascienda al poder político.
En términos más específicos, la intervención militar norteamericana representó el interés de clase de los grupos empresariales que a su vez deseaban aislar al poder político.
El tránsito histórico de un sistema autoritario a uno de masas implicó un lento proceso de contra reformas económicas.
En tales circunstancias, la televisión de masas contuvo el ascendente proceso revolucionario al poder político evitando el ascenso de la clase media a la política gubernamental.
En pocas palabras, la reforma socioeconómica de Joaquín Balaguer 1966-1978 choca con la expansión de la democratizacion.
En esa sociedad de castas, la ciencia y la tecnología se encuentran en los estratos altos y en la parte media, antes que en las bajas.
La clase media engendra una elevada correlación entre la expansión de la tecnologia, la contra reforma constitucional de 1966 y la participación.
El resultado de estas contradicciones fue una expansión geográfica de la televisión satélite que fomentó y estimuló la división social ya existente.
En la medida en que la televisión estaba destinada a sustituir la radio y los periódicos la oligarquía prolongó el proceso histórico conservador.