¿Hacia dónde nos dirigimos?

Por Juan Carlos Espinal.

■El acalorado debate social, político y económico que sobre las profundas transformaciones revolucionarias experimentadas se da en la opinión pública concentra las distancias socioculturales entre aquellos que en la era pos COVID-19 continúan sosteniendo las ideas del liberalismo capitalista frente al advenimiento del constitucionalismo progresista.

■En los 60 años que van desde la toma del poder en Cuba del líder guerrillero Fidel Alejandro Castro Ruz en 1959 hasta el afianzamiento del reordenamiento geopolítico de América Latina y el Caribe frente a Estados Unidos y la UE, la aparición del coronel Hugo Chávez así como la irrupción de inéditos procesos históricos en Perú, Ecuador, Chile, Colombia, México, Haití, República Dominicana, Argentina, Brasil, por ejemplo, han logrado penetrar la psiquis de amplios segmentos de clases medias y trabajadores, jóvenes universitarios, amas de casa.

■En el último medio siglo transcurrido, América Latina y El Caribe ha sido el escenario habitual de intervenciones militares norteamericanas, golpes de estado fabricados por la CIA de EU, magnicidios, bloqueos aéreos, terrestres y marítimas, sanciones económicas unilaterales, guerras híbridas contra estados soberanos, quiebras financieras, ingobernabilidad democrática y desestabilización hemisférica.

■En el Hemisferio Occidental, las sociedades han decidido desarrollar mecanismos de auto defensa que ameritan un riguroso análisis en prospectiva que vaya más allá de las ideologías de la pos guerra.

■En la era pos COVID-19, las clases trabajadoras han visto reducir sus capacidades de consumo de artículos de primera necesidad mientras la alta burguesía capitalista, la plutocracia y los intelectuales asimilados por el establecimiento mantienen niveles de desarrollo económico, seguridad ciudadana, servicios de calidad en clínicas privadas, salarios competitivos y súper estructuras transnacionales competitivas.

■Se privatiza la seguridad social, se politiza la salud pública fideicomisando patrimonio público.

■ Aumentan las epidemias y al mismo tiempo se disparan los precios de las medicinas cuando no escasean.

■El desempleo se ha disparado hasta 5 veces la media de 1990 creándose guettos alrededor de los bolsones de miseria de las metrópolis urbanas disparándose la criminalidad, el auge de la ola de violencia en una atmósfera de colapso de los servicios públicos.

■Los dueños de bancos anuncian ganancias extraordinarias, el peso pierde valor adquisitivo frente al dólar estadounidense.

■Los gobiernos nacionales se están derrumbando en toda la región hemisférica enfrentándose a la calamidad de la desigualdad, la enorme deuda externa, la hiper corrupción de pagos estructurados, el lavado de activos, la cooptación vía sobornos del Congreso, ayuntamientos, ministerios.

■En esta época del pensamiento líquido triunfan las multinacionales quienes a su vez gozan del beneficio que los presidentes de turno que realizan los contratos de las obras públicas, minas, comunicaciones, servicios y energía.

■ Las antiguas ideas del mercado libre y de la mano invisible del mercado capitalista se han derrumbado.

■ La imagen idílica del crecimiento sin desarrollo económico ha resultado ser una utopía de los gobiernos en favor de las empresas y por las empresas.

■ La lucha de clases en toda su expresión.

■La expoliación de las riquezas nacionales, el aumento del déficit fiscal, el afianzamiento del pensamiento neoliberal en su expresión cultural se manifiesta desde los discursos públicos hasta los medios de comunicación.

■ Los procesos de desestabilización se desencadenan de un día para otro resquebrajando las bases del Estado, destruyendo las instituciones nacionales, fuga de capitales, extractivismo acelerado e inflación sin control de precios.

■Cada día que pasa nuevos fenómenos sociales y políticos marcados por la ingobernabilidad emergen como respuesta al atropello del sistema de castas y su visión asocial y anti social de la vida.

■ El hombre común está girando hacia la convergencia opositora generando nuevas circunstancias que le permitan habilitar un mayor espacio de felicidad en sus aspiraciones.

■La espectacular caída de la economía norteamericana, el dramático derrumbe de la Unión Europea, el ascenso irreversible de China, Rusia, Irán, Sudáfrica, las alianzas multi sectoriales y multi partidarias en América Latina y El Caribe están impulsando el nuevo ordenamiento geopolítico que emerge como condición previa a las restricciones socio económicas y políticas de las sociedades capitalistas.

■Ya no se trata de ideas socialistas o capitalistas en contraposición sino de un nuevo ciudadano con mayor información, más interconectado con el mundo exterior, con mayores posibilidades de divulgación y capacidades múltiples de participación ciudadana.

■ Las alianzas asiáticas y europeas, la re conquista de Siria de parte de los árabes y la profundización de la era del multilateralismo está despidiendo el mundo bipolar que se ejerció con mano de hierro.

■ En República Dominicana avanzamos rápidamente hacia un nuevo modelo constitucional que aumenta los derechos de tercera y cuarta generación.

■ En nuestro país todas las condiciones psicológicas y materiales están dadas para construir desde abajo, con las clases medias y los trabajadores nuevos movimientos sociales progresistas, sociedad civil organizada y colectivos populares que afiancen la posibilidad de que se constitucionalicen los partidos políticos de pos guerra.

■ Las revoluciones democráticas en el siglo 21 fortalecen la idea de que en cualquier momento, dadas las circunstancias inéditas pos COVID-19 que se nos presentan, en República Dominicana surjan representaciones socio políticas y culturales de carácter únicos.

■ La historia del último medio siglo se ha encargado de negar las bondades del capitalismo neoliberal produciéndose una gran insatisfacción colectiva que no tenemos dudas desencadenará una serie de procesos históricos que darán la razón a la dialéctica de los pensadores que en su momento plantearon la aparición del mundo multipolar.

■ Así lo atestiguan los movimientos sociales progresistas del mundo que se está independizando.

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