Hacia un nuevo orden social y político pos COVID-19.

Por Juan Carlos Espinal.

En Covid-19, la capacidad política del modelo neoliberal para intentar reducir el descontento de las clases medias y de los trabajadores por medio del proceso de absorción individual declina a medida que avanza la inflación.

Tras la pérdida de la hegemonía del sistema de partidos políticos tradicionales PRSC, PRD y PLD el gobierno del Presidente Abinader no puede absorber a una proporción importante de los movimientos sociales progresistas que empezó a aparecer después de la pos guerra 1966-2020.

A falta de considerables oportunidades de empleo en los negocios privados y dado el tradicional modelo de endeudamiento presidencialista es probable que la burocracia estatal carezca sencillamente de la capacidad financiera para absorber los colectivos de sociedad civil organizada que impulsa la desestabilización.

En ese caso los grupos empresariales se convierten en un factor de movilidad socioeconómica con capacidad de absorción de los medios de comunicación corporativos.

Además, en tanto que algunos de los partidos políticos tradicionales ascienden en la escala burocrática se identifican por entero con el presidencialismo que les proporciona la oportunidad de crecer mientras van albergando una ambigua lealtad hacia dicho sistema.

Los efectos de la absorción individual de los movimientos sociales es la de que si bien pueden abarcar a algunos de los partidos políticos tradicionales de clase media sin futuro en el sistema, para tales estratos sociales de clase media participar en ese tipo de política se debe a algún tipo de transacción.

En la sociedad Dominicana aparecen nuevos movimentos sociales con nuevos intereses políticos quienes representan un alto nivel de movilidad individual que a su vez impulsan referencias políticas importantes.

La sociedad civil organizada asimila las segundas alternativas electorales modernizando los esfuerzos de democratización de las estructuras de la democracia representativa.

El dilema del conflicto social nace de los esfuerzos de las tribus políticas tradicionales por fusionar la influencia de las reformas constitucionales.

Los partidos políticos tradicionales han abandonado la idea de la participación ciudadana convirtiéndose, en la práctica, en instrumentos clasistas del modelo de representación.

Quizás el problema de los partidos políticos tradicionales pueda resolverse haciendo más ágiles los procesos de reformas constitucionales pasando desde la transacción electoral a la garantía constitucional de los derechos fundamentales.

Es de suponer que los movimientos sociales pueden llegar a ser elementos de transformación social democráticos.

La competición entre los partidos políticos tradicionales y la sociedad civil organizada regula el ritmo y la dirección de los cambios revolucionarios en los distintos estratos de la sociedad.

Por lo general la política tradicional se encuentra vinculada a la cultura autoritaria de las instituciones nacionales del presidencialismo para mantener el control social mediante el debilitamiento político.

Los problemas fundamentales que atraviesa la democracia representativa se refieren al volumen de la violencia contra la sociedad que provoque su extinción.

Dentro del sistema oligarca liberal existen varias posibilidades para la creación de nuevas capacidades para la innovación política.

En un país como República Dominicana ese camino ha venido perdiendo credibilidad aún conserve el Poder Ejecutivo de manera efímera.

El sistema político tradicional de pos guerra degenera en la medida en que no satisface la demanda social de las clases medias y los trabajadores.

En ese caso, los movimientos sociales pasan a convertirse en una solución al orden político y social tradicional.

De ello nace la influencia de la comunicación alternativa.

En algunos partidos políticos tradicionales la sociedad civil organizada podría resultar demasiado intrusivas incluso para la renovación.

Sea cual fuere el camino que sigan, es indudable que así como se extinguieron el PRSC, el PRD y el PLD de esa misma manera la participación política descenderá.

El solo hecho de que predomine la division del PRM con 5 o 6 pre candidatos presidenciales en el gobierno sugiere que muchas de las causas que comúnmente generaron la desaparición de los principales partidos tradicionales de pos guerra que hegemonizaron entre 1966-1996 , por ejemplo, dará paso a una nueva etapa de inestabilidad.

Es posible que nuestras argumentaciones estimulen la independencia política de los movimientos sociales progresistas sugiriendo mayor influencia a los medios de comunicacion alternativos para tratar de consolidar un mayor desarrollo político.

La decadencia política del sistema de partidos tradicionales se explica a partir de las intervenciones del Ejército durante los últimos días del toque de queda.

En estas frágiles democracias representativas la política de endeudamiento carece de la autonomía, coherencia y adaptabilidad constitucional para mantenerse sin protección social ni producción nacional, seguridad jurídica, competitividad y soberanía alimentaria.

Las metas de los partidos políticos tradicionales son presupuestarias, especificas y difusas.

A la vez que limitadas y concretas.

Lo propio ocurre con los movimientos controlados por el gran capital como la Marcha Verde.

En un sentido general, la propaganda de la lucha contra la corrupción se vincula con la intervención de la concentración de la riqueza en la esfera política.

Todavía no existe una palabra que describa correctamente la baja participación de las mujeres y los estudiantes en los partidos políticos tradicionales.

El alto grado de politización de los asuntos estructurales del Estado pone el acento como rasgo distintivo de la descomposición sistémica.

A falta de sólidas instituciones políticas efectivas significa que el oficialista PRM esta fragmentado.

Su autoridad política se presenta transitoria y la debilidad de las instituciones públicas destinadas a facilitar la transición democrática hacen colapsar el Estado de derecho.

De tal modo que los cambios que se manifiestan suponen un traspaso de liderazgo desde un sistema de concesiones de un grupo económico hacia comunidades sociales y políticas en franco crecimiento electoral.

Puede que dentro del presidencialismo, en su forma más extrema, surja un demagogo popular, que logre alcanzar cargos políticos por votación y luego ser sobornado por los mismos intereses de siglos atrás.

En el plano oligarca puede existir cualquier nivel de involución política que permita una amplia participación de la sociedad conservadora de clase media.

En una sociedad sin instituciones políticas efectivas, e incapaz de desarrollarlas, el resultado final del inmovilismo social es el caos político.

A la larga, casi todas las oligarquías latinoamericanas se convierten en revolución.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.