¡Influencers y políticos!

Por Franklin Almeyda Rancier.

Es relevante para influencers y políticos la afirmación del comunicador Jochy Santos, en entrevista concedida a “elCaribe”, y publicada el 10 de julio pasado, cuando se le preguntó “si había pensado alguna vez en introducirse en política”, aseguró: “Yo siento que la política es para los políticos, y entonces yo no soy político; y cuando te lo digo es por la sencilla razón de que hay gente que sí le gusta la política, que viven investigando y que son conocedores de la política. Yo no, yo veo un acontecimiento de momento y de presente pero no me dedico plenamente a eso”.

Dándole mayor relevancia a su pensamiento, asegura: “Eso es un compromiso muy fuerte; o sea, el que es político y es sinceramente político, tiene que resolver, tiene que tener muchas propuestas, estar 24-7 en eso, y entonces como yo no tengo esa virtud, yo me quedo en mi entretenimiento tranquilo, y no tengo que estar en eso”.

En esas palabras se encierran lecciones a influencers y a políticos. A los primeros porque deben siempre tener muy presente que si tienen muchos seguidores, y en muchos más impactan sus vídeos y comentarios, se trata de un público en redes y medios digitales con una inmensa variedad de formas de pensar, ver las cosas y actuar. Los influencers entretienen, informan, “abultan” e indefectiblemente, uno que otro, se presta para hacer viral una mentira o una verdad sesgada, la cual se convierte en mentira.

Inevitablemente un influencer, participando en política, pierde mucho de su efectividad y credibilidad en sus seguidores. Lo mismo sucede con un político acreditado y con liderato establecido, pierde seguidores originales porque se muestra diverso e incoherente dejando a un lado su condición para ganar nuevos seguidores.

El político debe ser eso que con tanta propiedad afirma Jochy Santos: investigador, conocedor de las políticas de Estado para manejo de crisis y tener muchas propuestas para el bienestar económico y social del país.

Las redes sociales borizontalizan el debate y la agenda nacional se torna viral con opiniones tan diversas, como diversos son los opinadores. No están sometidos a un filtro o a una censura. Molesta en ocasiones, pero supera a cualquier tiempo anterior en libre expresión, con la ventaja de que no tiene frontera.

Los partidos políticos que son invadidos desde las redes, peor con bots y medios electrónicos bloqueadores, no sobreviven en las redes a un proceso de debate y mucho menos si es electoral. Los partidos, a su vez, están obligados a entrar en las redes para salir adelante. Es que no decimos lo mismo cuando las redes entran al partido, a que cuando los partidos entran en ellas. No es igual que le traigan una narrativa, a que sea el partido que lleve la narrativa.

La Fuerza del Pueblo celebró su congreso constitutivo utilizando absolutamente los medios digitales; pasó a una campaña de afiliación en procura de un millón y ahora de dos millones de afiliados; avanza hacia una jornada de alfabetización y actualización digital con los dirigentes y participación voluntaria de los afiliados.

El proceso de desarrollo creciente de la Fuerza del Pueblo, con una composición estructural de última generación, novedosa, abierta y progresista, la sitúa en condiciones óptimas como formadora de líderes para un cambio de época.

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