«Iván Duque contribuirá a la profundización del ocaso de la OEA»

José Negrón Valera

La Organización de Estados Americanos (OEA) está nuevamente en el centro del debate político en América Latina. A menos de tres meses de que finalice el mandato del secretario general Luis Almagro, comienzan a perfilarse posibles candidaturas para liderar el organismo hemisférico.
Entre los nombres mencionados para liderar la organización regional destaca el del expresidente colombiano Iván Duque, cuya postulación ha generado controversia y tensiones política en Colombia.
El propio presidente de Colombia, Gustavo Petro, habría dicho hace algunos meses, frente a la posible postulación de Iván Duquecomo secretario de la organización multilateral, que este último habría sido figura responsable en el debilitamiento de la integración regional.
«La Celac no puede tomar decisiones porque se toman por consensos y hay quien ya quiere destruirla. La Unasur desapareció bajo la orden de Duque, que quiere ser ahora el Secretario General de la OEA», afirmó Petro.

Duque y la OEA: ¿una posible continuidad del intervencionismo?

«Todo esto es parte de la lógica de estas organizaciones, cuyos mandatos están divorciados de las necesidades de la región y desatienden los desafíos de esta época», explicó Elizabeth Pereira, experta en relaciones internacionales, al ser consultada por Sputnik sobre el impacto de que Duque asuma el liderazgo de la OEA.
Para la analista, la posible llegada del exmandatario colombiano no haría más que profundizar la crisis de legitimidad que enfrenta el organismo.

«El liderazgo en la OEA también es un liderazgo desgastado, con muy poca ascendencia en la población latinoamericana y del Caribe. Es una organización muy anacrónica e incongruente que, de ocurrir, tendrá en Iván Duque una figura muy deslegitimada, quien seguramente contribuirá a la profundización del ocaso de la OEA».

Pereira subraya que, de concretarse esta candidatura, Duque seguiría promoviendo iniciativas contrarias a la soberanía venezolana, perpetuando un esquema de injerencia que ha caracterizado la actuación del organismo en los últimos años.
«En este caso, no tenemos dudas de que Iván Duque, de ser postulado y electo, continuará impulsando iniciativas en contra de Venezuela, desconociendo nuestro ordenamiento jurídico, lo cual continuará desacreditando a esa organización», dijo.

La gestión de Almagro: un legado de polarización

La posibilidad de que Iván Duque suceda a Almagro plantea inevitablemente preguntas sobre el balance del actual secretario general. Según Pereira, el periodo de Almagro ha sido «el más oscuro de la OEA en relación a un país latinoamericano y caribeño», refiriéndose a Venezuela. «Destacaría la parcialidad manifiesta de Almagro contra el gobierno de Venezuela, su sistemática interferencia en los asuntos internos del país, violando reiteradamente el principio de soberanía nacional consagrado en la Carta de la OEA», argumenta.
La experta no escatima críticas al describir cómo Almagro utilizó el organismo para promover agendas políticas que han exacerbado las divisiones en la región.

«Son incontables las declaraciones y acciones de Almagro que se consideran intervencionistas y contrarias a los principios de la organización. Además, denuncio su complicidad con sectores de la derecha latinoamericana que buscan desmantelar los procesos de integración regional y restaurar el neoliberalismo«, señala.

En este contexto, Pereira ve en la posible elección de Duque una continuidad del patrón intervencionista instaurado por Almagro. «Es claro que estas acciones seguirán socavando los mandatos de la OEA, que en el caso de Venezuela no tienen mayores efectos dado que el país decidió separarse de este espacio que servía y sirve como centro de intervención e injerencia».

El desafío de reformar la integración regional

Ante la crisis de legitimidad de la OEA, Pereira defiende la necesidad de buscar alternativas más inclusivas y soberanas.

«La relevancia de la OEA en la región es, como mínimo, cuestionable, y la apuesta del presidente Petro por ella se considera, en el mejor de los casos, ingenua, y en el peor, contraproducente», sostiene.

Para la analista, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) representan opciones más viables para una integración basada en el respeto a la soberanía y la igualdad entre los Estados.

«ALBA representa el modelo más exitoso y acorde con las necesidades de los pueblos de la región», destaca Pereira, quien también subraya el papel de CELAC como un foro inclusivo que rechaza la injerencia externa. «La participación activa en CELAC nos permite fortalecer nuestra voz en el escenario regional y global, promoviendo la unidad latinoamericana y caribeña».

Caracas y el cerco diplomático de Washington

En cuanto a las estrategias para superar el cerco político y diplomático impuesto por las medidas coercitivas unilaterales contra el país suramericano, Pereira propone un enfoque basado en el fortalecimiento de alianzas estratégicas y la diversificación de relaciones internacionales.
«Venezuela debe profundizar la cooperación con aliados como Rusia y China, consolidar los lazos en ALBA y CELAC, y ampliar su presencia en espacios como los BRICS plus y el Movimiento de Países No Alineados», detalla.
La experta también aboga por una participación activa en foros multilaterales como la ONU, presentando propuestas en temas clave como el desarrollo sostenible y el cambio climático, para demostrar el compromiso de Venezuela con el multilateralismo.
Según Elizabeth Pereira, este escenario plantea desafíos significativos para la región, que debe cuestionar la relevancia de un organismo ampliamente percibido como un instrumento de injerencia externa. «Apostar por la OEA, sea quien sea el actor que la lidere, es un error estratégico contrario a la senda de construir un futuro de paz y prosperidad para la región», concluye la experta
SPUTNIK

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