José Antonio Salcedo
Biografías Patrias para Escolares
Por Juan Carlos Espinal
(1816-1864). Más conocido como Pepillo Salcedo. Nació en Madrid, España en 1816. Hijo de José María Salcedo y Luisa Ramírez, oriundos de la colonia de Santo Domingo, radicados en Monte Cristi. Se destacó como militar y primer presidente del Gobierno Restaurador.
Tenía un año cuando sus padres lo llevaron a Cuba y muy pequeño todavía vivió en La Colonia y luego en Puerto Plata. Se inició en la política nacional durante la Guerra de Independencia, en la que obtuvo el rango de coronel y luego el de comandante, por su participación en la Batalla de Sabana Larga.
Con motivo de la Revolución Cibaeña, de 1857, fue encarcelado y procesado, bajo acusación de conspirar contra el Gobierno provisional para producir un golpe de Estado y reponer en la presidencia a Buenaventura Báez.
Al proclamarse la anexión a España, parece que aceptó sin reparos la dominación extranjera y se dedicó a sus negocios, especialmente al corte de madera en Estero Balsa. Cuando se iniciaron las conspiraciones contra el gobierno español, José Antonio (Pepillo) Salcedo, formó parte de los independentistas. Señalado como enemigo del régimen fue perseguido judicialmente y encarcelado por la muerte de un hombre en terrenos de su propiedad, pero escapó y se dirigió a Guayubín, donde comandó una columna restauradora.
Participó en el asedio de Santiago y, en combate con armas blancas, se apoderó de la empinada posición conocida como El Castillo, lo que le permitió destacarse como personaje de primer orden.
El 14 de septiembre de 1863 fue acogido unánimemente como presidente del Gobierno Restaurador, pero en 1864 tuvo la debilidad de entablar negociaciones de paz con los españoles, tratando de que estos reconocieran la Independencia de los dominicanos. Esto facilitó insinuaciones tendenciosas de algu- nos restauradores.
Bajo el alegato de que era baecista, Gaspar Polanco reunió en la Fortaleza San Luis, de Santiago, a los principales líderes de la Restauración, el 10 de octubre de 1864, y desconoció su autoridad de presidente; aunque Pepillo Salcedo nunca había dejado de ser un patriota.
Detenido, no se le quiso encarcelar. Se prefirió el destierro como medio de alejar el supuesto mal que su presencia creaba a la patria. Luperón tuvo el encargo de custodiarlo hasta la frontera y ponerlo en manos de las autoridades haitianas. En el camino, Pedro Antonio Pimentel y Benito Monción quisieron arrebatárselo, para darle muerte y el gobierno haitiano se negó a recibirlo como exiliado.
Estando incomunicado en el Cantón de Las Jabillas, se decidió su muerte sin formación de causa, orden que fue cumplida por el Coronel Agustín Peña. Pepillo Salcedo fue fusilado el 5 de noviembre de 1864.