¿ La desglobalización económica Rusia-China impulsa la descolonización en el Caribe?

Por Juan Carlos Espinal.

Las emergentes coaliciones político- electorales, los movimientos sociales progresistas, la sociedad civil organizada, los jóvenes universitarios transforman el viejo orden político de pos guerra 1966-2024.

La insatisfacción de los trabajadores informales con el modelo político económico cambia el rostro de las instituciones políticas, cuestiona la permanencia de las estructuras socioeconómicas fondomonetaristas y niega la sociedad pos COVID-19 como paradigma del desarrollo económico desmitificando los valores de la democracia representativa.

La utopía neoliberal experimenta una serie de rebeliones histórico-sociales que se convierten en desestabilización política, militarización de las instituciones públicas materializando un Golpe de Estado a la participación.

La movilización popular de los núcleos sociales en conflicto implica que el Estado neoliberal comienza a revolucionarse.

Las insurrecciones sociales acelera la descomposición política, impulsa la creencia de que los trabajadores tienen derecho a cambiar su medio y que no solo poseen la capacidad, sino además que tienen derecho de hacerlo.

La violencia estructural desde el Estado se utiliza para evitar la caracterización de nuevas formas de producir el cambio social, político y económico.

La revolucion social del siglo XXI representa el dominio consciente del hombre común sobre las antiguas convenciones.

En el neoliberalismo, la transformación revolucionaria implica extender la conciencia social a los nuevos actores para impulsar su participación en la política.

Esa revolución ciudadana implica el desarrollo de nuevas técnicas politicas para promover la innovación en la sociedad pos COVID-19.

La esencia de las políticas públicas consiste en la expansión de la conciencia social a una velocidad suficiente que permita la existencia de la democratización en el seno de las instituciones liberales.

Sin tal ruptura político-cultural con la ideología del crecimiento económico sin desarrollo humano dentro de la sociedad del capitalismo neoliberal no habrá revolución ciudadana.

La revolucion ciudadana implica la creación de un nuevo orden político.

Una revolución ciudadana plena sugiere la construcción de nuevas instituciones sociopolíticas vinculadas a la rápida secuencia de los cambios científicos y tecnológicos globales.

En COVID-19, se han acelerado las insurrecciones desde arriba que han derrumbando las instituciones políticas del antiguo sistema liberal, que a su vez han terminado con el derrocamiento del viejo estatus quo.

La secuencia de los Golpes de Estado judiciales, el confinamiento por más de 550 días, el toque de queda y los decretos presidenciales de excepción muestran una tendencia global hacia la destrucción del orden político.

Las causas y las consecuencias de una revolución social y política se concentran casi siempre en las brechas económicas existentes.

La transformación política en el neoliberalismo comienza con un repentino reconocimiento de que el Estado Social y de Derechos, los partidos políticos tradicionales y lo que anteriormente se conoció como la separación de poderes no existe.

Empezó a colapsar sencillamente cuando desaparecen las condiciones sicológicas y materiales que permitían el sufragio universal.

Cuando la Revolución ciudadana comienza a gestarse, los grupos sociales luchan entre sí por el control del poder, el monopolio de la opinión pública tratando inútilmente de cooptar amplios segmentos de oposición.

La caída de la democracia representativa inicia con las divisiones políticas PRSC, PRD y PLD a seguidas de la ausencia de autoridad pública de las FFAA y PN hasta entregar patrimonio público al sector privado en tercerización con las multinacionales.

Las revoluciones sociales del siglo XXI son la combinación de antiguos vacíos de poder, discrepancias entre el mandante y los mandados, el inmovilismo social y político y la intervención en los gobiernos de nuevas fuerzas sociales en descomposición.

Si no existen grupos sociales y políticos dispuestos a hacer la revolución ciudadana se sustituyen los poderes públicos por la judicialización de los partidos para evitar la aparición del fenómeno revolucionario.

Durante las crisis, las razones politicas e ideológicas de los pensadores revolucionarios ensanchan la participación política, atraen nuevos actores sociales y acrecientan la influencia del poder popular.

Con la quiebra de las instituciones nacionales distintos grupos de poder económico y político han logrado cooptar y socializar el monopolio del orden establecido con cierta ventaja natural frente a sus rivales.

De ahí que la revolucion ciudadana se haga más radical en la medida en que las clases medias y los trabajadores son lanzados a la lucha política.

Este proceso sociocultural conduce a la redefinición de la comunidad política y crea los cimientos para un nuevo orden social.

En la actualidad, la caída simbólica o real del liderazgo de pos guerra 1966-2024 puede tener fecha vencida.

Estos períodos de distopías constitucionales señalan el comienzo de un largo proceso de ingobernabilidad, la movilización de nuevos grupos en política y el advenimiento de actores sociales en los partidos.

A medida que la división politica en PRM y PLD se acelera, las antiguas élites que luchan por el monopolio del poder se materializa la dinámica social que lleva a convocar a los colectivos más amplios del pueblo.

A la larga, la ilegitimidad democrática del proceso histórico-político derrumba el vacío de autoridad existente, conforma nuevos bloques políticos hegemónicos y construye nuevas mayorías.

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