La Marcha del Pueblo.

Por Juan Carlos Espinal.

Los partidos políticos con vocación mayoritaria, sentimiento de comunidad, expansión geográfica y participación política el crecimiento electoral se manifiesta a partir de la identidad colectiva, la división social del trabajo y el reconocimiento.

En las próximas elecciones municipales, congresionales y presidenciales del año 2024, la polarización Luis Abinader- Leonel Fernández muestra con claridad que las convergencias electorales opositoras hegemóniza en 26 de 32 provincias.

La insatisfacción de los trabajadores con la política económica implementada por el Banco Central del PRM continúa siendo propiciada por la inflación sin control de precios, el alto costo de la vida, las altas tasas de interés, el desempleo, la inseguridad ciudadana y el acelerado deterioro de los servicios públicos.

Se espera que, una vez habilitadas las boletas electorales, la composición social y política del liderazgo opositor se unifique en todo el espectro nacional, defina una campaña presidencial basada en el análisis de datos, cifras, estadísticas e infografías sobre los problemas fundamentales que afectan a los trabajadores, que a su vez promueva la tendencia histórica exitosa del 50% + 1, para dar paso a un gobierno multipartidista de amplia participación política.

Para consolidar la unidad nacional de todo el espectro político opositor, construir nuevas mayorías electorales, presentar una alianza política que garantice el apoyo de los jóvenes universitarios, las amas de casa y los abstencionistas se debe explicar a la población el alcance de la misma.

Es posible suponer que la naturaleza divisionista de la reelección fomente el conflicto interno en el PRM, desestabilice la economía, fragmente la capacidad de movimiento de los grupos económicos suplidores del estado, cuya identificación tan directa con el presidente Abinader o con determinadas capas sociales sugiere una orden política existente.

En cierta medida, la reeleccion del presidente Abinader ha creado las condiciones para salir del PRM.

En 2023, es obvio que las tensiones sociales y políticas, la guerra civil haitiana, la ola de violencia y criminalidad y la incertidumbre generalizada impulsa la convergencia.

A diferencia de no ser un líder carismático o de poseer una determinada fuerza social propia determinante, el presidente Abinader encuentra en el conflicto político opositor la brecha que le permite mantener ciertas ventajas comparativas aún cuando imprevisibles.

La victoria política del PRM en 2020 es un excelente ejemplo de que los partidos políticos no ganan divididos; de que las instituciones nacionales pueden corromperse sin la participación de la militancia y de que al 2024 la inestabilidad continuará debilitándo la fortaleza del gobierno sirviendo de vehículo a las fuerzas sociales del gobierno que en su momento le dieron origen hasta desaparecer como partido hegemónico.

Una organización como el PRM a la cual no todos pueden pertenecer tiene menos posibilidades que otra de su misma identidad a la cual todos pueden participar.

Esto traerá como consecuencia que se unifiquen las antiguas tradiciones políticas que dieron origen a la estructura electoral de 1996-2000 y 2004-2012 en torno a Leonel Fernández.

En el PLD existen corrientes políticas que van desde el pragmatismo histórico, la vocación de poder y el sentimiento de restauración.

Fuerza del Pueblo se convertirá en la opción político electoral con potencialidad de unificar el polo opositor.

La innovación digital, la insatisfacción de diferentes segmentos de la población con el gobierno en medio de la pandemia, el inmovilismo del PLD derivado del profundo rechazo del voto independiente insta a tomar en cuenta que en 2024 se pudiese estar pensando en un nuevo ordenamiento político en primera vuelta.

Hay que tomar en cuenta que Danilo Medina y su grupo económico no sobrevivirá a la judicializacion política del gobierno de Luis Abinader.

Además, la legitimidad del gobierno de Luis Abinader esta estrechamente vinculada a generar confianza social para tratar de sensibilizar a sus electores.

En ese sentido, los esfuerzos en superar los efectos sociales de la pandemia COVID-19 supone alcanzar el ritmo de la popularidad que llevó al poder al PRM.

El crecimiento geográfico de Fuerza del Pueblo tiene tres explicaciones :

La inestabilidad política, la complejidad social de confinamiento en COVID-19 y los procesos de modernización respecto del PRM y el PLD y su movilización para la política.

Dentro de la sicología popular, la velocidad del desencanto posee una determinada conciencia social y política que no tiene partido y no se ve representada en la reelección.

La esencia de la movilidad política desde el PLD hacia Fuerza del Pueblo asimilará el liderazgo joven buscando espacios de participación electoral.

Una división política en el PRM no debería descartarse.

La auto flagelación del PRM será lenta y su hundimiento rápido. La secuencia de las deserciones se ampliara en la medida en que las aspiraciones de los peremeistas no logren ser satisfechas.

Entre una cosa u otra existe una diferencia fundamental en materia de secuencia histórica.

Como lo sugieren los ejemplos de las divisiones históricas del PRD, PRSC y PLD el PRM carece de legitimidad política ante la población.

El que Luis Abinader e Hipólito Mejía no alcancen imponer una nueva narrativa se debe al hecho de que Leonel Fernández está habilitado.

Ello completó el aislamiento de la Marcha Verde frente a la sociedad, privó a la reelección de la autoridad necesaria para contrarrestar las fuerzas desintegradoras representadas por los planes politico-empresariales y socavó la esperanza de sus militantes.

Con la quiebra moral del orden político 2020-2024 la balanza electoral impulsó el bipartidismo PRM-FP.

A la larga, Fuerza del Pueblo se habré espacio con su propio capital político irónicamente a expensas de otro que constituyó en su momento el equilibrio de fuerzas que permitió la gobernabilidad de entre 2012-2020.

Para el peledeista histórico, las fuerzas sociales y políticas de la alianza Progresista y los amplios segmentos de la economía activa se trata de la última fase de la lucha iniciada el 6 de octubre

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