La visión antropológica del arte es mucho más rica y compleja que la definición occidental tradicional centrada en la estética y la belleza

Por Sergio Terrero

La visión antropológica del arte es mucho más rica y compleja que la definición occidental tradicional, centrada únicamente en la estética y la belleza. La antropología no se pregunta tanto “¿qué es el arte?”, sino “¿qué hace el arte?” en una sociedad determinada.

Desde la antropología, el arte se entiende como:

Un hecho social y cultural (no solo individual)

El arte no se estudia como la genialidad de un individuo aislado, sino como un producto social profundamente integrado en la vida cultural, religiosa, económica y política de una comunidad. Su significado solo se comprende dentro de ese contexto.

Un sistema de comunicación y significado

El arte es un lenguaje que comunica ideas, valores, creencias e historias que, a veces, son difíciles de expresar con palabras. Un tótem, una máscara, un tejido o un canto tradicional contienen mensajes cruciales para quien sabe “leerlos”:

Transmite mitos e historias de origen de un pueblo.

Refuerza la identidad grupal y la pertenencia.

Educa a los más jóvenes sobre las normas y valores de la sociedad.

Una performance o acción (no solo un objeto)

Muchas formas de arte no son solo objetos, sino acciones y eventos (performances). Una danza ritual, un canto chamánico o la narrativa de una historia constituyen arte en acción. El proceso de creación (quién puede hacerlo y bajo qué rituales) es tan importante como el objeto terminado.

Un vehículo para lo sagrado y lo ritual

El arte es frecuentemente un puente hacia lo espiritual y se utiliza en rituales para:

Invocar a deidades o espíritus (máscaras, tallas).

Facilitar estados alterados de conciencia (cantos repetitivos, diseños hipnóticos).

Representar e interactuar con el mundo sobrenatural.

Un marcador de estatus y poder

Los objetos artísticos pueden ser símbolos de prestigio, autoridad y riqueza. Un jefe puede portar insignias especiales, o una familia puede demostrar su estatus a través de posesiones artísticas elaboradas y costosas.

Una mercancía en un sistema económico

En un mundo globalizado, el arte étnico o tradicional se convierte en mercancía. Su producción, circulación y consumo están sujetos a las leyes del mercado, el turismo y el coleccionismo, lo que puede alterar su significado y función originales.

Perspectivas clave de antropólogos sobre el arte

Alfred Gell (Teoría de la “Agencia”): Propuso que el arte no es un objeto pasivo, sino que tiene “agencia” (capacidad de actuar sobre el mundo). Una obra de arte puede intimidar, seducir, recordar o convocar poder espiritual. La considera no como un símbolo, sino como un agente social que media relaciones entre personas.

Clifford Geertz (Interpretación de los símbolos): Para Geertz, el arte es parte del “sistema de símbolos” de una cultura que debe interpretarse como si se leyera un texto. El análisis de una obra de arte revela cómo una cultura se ve a sí misma y al mundo.

Franz Boas (El primordial): Uno de los primeros en estudiar seriamente el arte de diversas culturas, argumentando que el impulso artístico (la búsqueda de la forma, el equilibrio y el ritmo) es universal, aunque se exprese de formas culturalmente específicas.

Ejemplos prácticos

Una máscara africana: En su contexto original, no es una escultura para exhibir en un museo. Es un objeto ritual con una función específica: puede representar a un espíritu durante una ceremonia, y su uso transforma temporalmente al portador en ese espíritu.

Los tatuajes maoríes (Tā moko): No son simples decoraciones. Constituyen un lenguaje visual que cuenta la historia, el estatus social, la genealogía y los logros de la persona que los lleva. Son la identidad grabada en la piel.

Un canto de trabajo: En muchas comunidades, los cantos que acompañan el trabajo (como sembrar o remar) no solo hacen la labor más amena, sino que sincronizan los movimientos del grupo, transmiten conocimientos técnicos y fortalecen la cohesión social.

Para la antropología, el arte es un fenómeno cultural multifacético que cumple funciones vitales más allá del placer estético. Es una forma de conocimiento, un mecanismo de cohesión social, una herramienta ritual y un producto económico. Su estudio nos obliga a abandonar nuestra mirada etnocéntrica y a entender que lo que una cultura define y utiliza como “arte” es una ventana a su cosmovisión más profunda.

 

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