Los demonios salen del desván de Europa

M.K. Bhadrakumar.

Imagen: OTL.

En el período que se avecina, los principales intereses de Alemania se dirigirán hacia las fronteras nororientales de la Unión Europea -Polonia, los Estados bálticos y Finlandia-, lo que, unido a la continuación de la ayuda militar a Ucrania, supondrá una mayor «atlantización» de la estrategia alemana.


La visita de la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, a Nueva Delhi tuvo un final anticlimático. Baerbock habló elocuentemente de Alemania como dechado de valores democráticos y reivindicó su afinidad con India. Esperaba persuadir al gobierno de Modi para que abandonara la asociación estratégica con la «autoritaria» Rusia.

Sin embargo, cuando Baerbock regresó a su país, el gato estaba fuera de la bolsa: un (supuesto) intento de golpe de Estado en su país por parte del grupo nacionalista de extrema derecha llamado  movimiento “Reichsbuerger” , que niega la existencia del Estado alemán surgido de la posguerra y su sistema democrático.

Los Reichsbürgers utilizan elementos de los mitos de la conspiración antisemita propagados por los nazis y se aferran a la idea de que las fronteras de Alemania deben ampliarse para incluir territorios de Europa del Este, que fueron ocupados bajo el régimen nazi.

La presencia activa de redes de extrema derecha en los organismos de seguridad y las fuerzas armadas alemanas es conocida desde hace años. En julio del año pasado, la entonces ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, disolvió una compañía entera de las Fuerzas de Comandos Especiales de élite del ejército alemán tras varios incidentes de extrema derecha, en los que supuestamente se había utilizado el saludo prohibido a Hitler y se había puesto música de extrema derecha en fiestas.

Es un secreto a voces que los seguidores de la ideología nazi encontraron cobijo en la sociedad alemana en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Muchas personas con antecedentes nazis llegaron a ocupar altos cargos. Y se ayudaron mutuamente en secreto para rehabilitarse y restablecer sus credenciales y prosperar. Esas relaciones incestuosas entre los antiguos nazis les permitieron una especie de privilegios que superaban con creces los de los alemanes medios.

La ideología extremista y el revanchismo encontraron un terreno fértil en las décadas de 1920 y 1930 en Alemania. Si la crisis económica se agrava en Alemania, pueden volver a darse condiciones similares. Sin duda, el extremismo está aumentando  en Alemania.

Dicho esto, la mayoría de la gente sospecha que la represión de los Reichsbürger es en gran medida teatro político. ¿Es posible un golpe de extrema derecha en Alemania, una insurrección armada «para eliminar el orden básico democrático libre» atacando a políticos, asaltando edificios parlamentarios, derrocando al gobierno federal, disolviendo el poder judicial y usurpando el ejército? Imposible.

Entonces, ¿Qué pretende el gobierno de coalición del canciller Olaf Scholz? Francamente, la creación de tales mitos conspirativos sirve para fragmentar la opinión política, que está creciendo como una bola de nieve contra las políticas del gobierno de Scholz. En segundo lugar, la represión de los Reichsbürger puede desembocar en una supresión del partido político Alternativa para la Democracia (AfD), que está mejorando constantemente sus resultados electorales y es conocido por su oposición a la UE y al atlantismo. En tercer lugar, es una distracción útil en un momento en que el malestar social debido a la crisis económica (repercusiones de las sanciones contra Rusia en Europa) puede desencadenar disturbios políticos. Hay noticias de que el Gobierno ha puesto en alerta a las fuerzas policiales.

Mientras tanto, Scholz también toma prestado de la caja de herramientas ultranacionalista. En un artículo publicado la semana pasada en la revista  Foreign Affairs, Scholz abrazó abiertamente la causa del militarismo. Escribió:

Los alemanes quieren convertirse en garantes de la seguridad europea… El papel crucial de Alemania en este momento es convertirse en uno de los principales proveedores de seguridad en Europa invirtiendo en nuestras fuerzas armadas, reforzando la industria europea de defensa, fortaleciendo nuestra presencia militar en el flanco oriental de la OTAN… El nuevo papel de Alemania requerirá una nueva cultura estratégica, y la estrategia de seguridad nacional que mi gobierno adoptará dentro de unos meses reflejará este hecho….

Esta decisión marca el cambio más marcado en la política de seguridad alemana desde la creación de la Bundeswehr en 1955… Estos cambios reflejan una nueva mentalidad en la sociedad alemana… El Zeitenwende [cambio tectónico] también llevó a mi gobierno a reconsiderar un principio de décadas, bien establecido, de la política alemana sobre exportación de armas. Hoy, por primera vez en la historia reciente de Alemania, estamos suministrando armas a una guerra librada entre dos países… Y Alemania seguirá manteniendo su compromiso con los acuerdos de reparto nuclear de la OTAN, incluida la compra de cazas F-35 de doble capacidad… [Énfasis añadido].

Además, expresaba:

Alemania está dispuesta a llegar a acuerdos para mantener la seguridad de Ucrania como parte de un posible acuerdo de paz de posguerra. Sin embargo, no aceptaremos la anexión ilegal de territorio ucraniano… Para poner fin a esta guerra, Rusia debe retirar sus tropas.

Scholz se extralimita y olvida no sólo el pasado de agresión de Alemania en Europa del Este, sino también su debilidad como potencia militar cuando presenta al país como un baluarte contra Rusia.

Al tiempo que emprende esta vía militarista, Alemania desvincula a Francia. El eje franco-alemán ha sido el pilar de la política europea durante las últimas décadas. Pero la iniciativa de Scholz de crear un sistema común de defensa antiaérea en Europa (European Sky Shield Initiative) con otros 14 Estados europeos ¡excluye a Francia! En materia de tecnología de defensa, la cooperación de Alemania con Francia está pasando rápidamente a un segundo plano.

Una vez más, París está molesto porque su subvención de 200.000 millones de euros para la industria alemana se anunció sin consultar a Francia. La visita de Scholz a Pekín en noviembre, en la que señaló su disposición a aceptar inversiones chinas, ignoró la sugerencia del presidente francés, Emmanuel Macron, de planificar una iniciativa conjunta franco-alemana hacia China.

Todo ello señala la ambición de Berlín de asumir la unificación del liderazgo europeo en manos alemanas, tanto en términos políticos como económicos. Un gran interrogante se cierne sobre el futuro del Tratado de Aquisgrán de 2018, firmado por Macron y la entonces canciller Angela Merkel. Scholz propugna que la Unión Europea pase a votar por mayoría en lugar de por unanimidad. Al ser una potencia económica, Alemania ejerce una inmensa influencia y el plan de Scholz es aprovecharla para establecer el predominio del país en Europa.

Encontrará resistencia. Hungría se ha opuesto a nuevas sanciones de la UE contra Rusia. Ha vetado el afán de la Comisión Europea por pedir dinero prestado (acumular deuda) para financiar la decaída economía ucraniana y luchar contra Rusia. La reciente declaración del presidente francés Emmanuel Macron de que cualquier arquitectura de seguridad europea debería «garantizar» los intereses de Rusia también pone de manifiesto las líneas de falla.

Curiosamente, el veto contra la adhesión a Schengen de Rumanía y Bulgaria ha venido de los Países Bajos y Austria. El argumento es que ambos países no han implantado sistemas suficientemente sólidos para registrar a los refugiados en sus fronteras con países no pertenecientes a la UE. Rumanía tiene fronteras exteriores de la UE con Ucrania, Moldavia y Serbia, y Bulgaria con Turquía y Macedonia del Norte. La política de refugiados es donde Europa es más vulnerable y está más dividida.

Mientras tanto, el centro de gravedad de la política y la geoestrategia europea se ha desplazado últimamente hacia «Mitteleuropa» -Alemania y sus vecinos orientales- a medida que se acelera el conflicto en Ucrania. Mientras que el tándem franco-alemán solía ser el motor de la integración europea, París y Berlín se enfrentan ahora a la necesidad de buscar nuevos puntos de apoyo dentro de la UE, eligiendo incluso interlocutores alternativos.

En el período que se avecina, los principales intereses de Alemania se dirigirán hacia las fronteras nororientales de la Unión Europea -Polonia, los Estados bálticos y Finlandia-, lo que, unido a la continuación de la ayuda militar a Ucrania, supondrá una mayor «atlantización» de la estrategia alemana.

Desde una perspectiva india, la Zeitenwende de la que habla Scholz en su ensayo también implica que el enfoque de Alemania hacia el Indo-Pacífico se caracterizará por su reticencia a buscar la confrontación con China.

Traducción nuestra


*M.K. Bhadrakumar es Embajador retirado; diplomático de carrera durante 30 años en el servicio exterior indio; columnista de los periódicos indios Hindu y Deccan Herald, Rediff.com, Asia Times y Strategic Culture Foundation entre otros.

Fuente: Indian puchline

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