Los partidos: como chivos sin ley
César Pérez.
La Resolución 13-23 de la Junta Central Electoral (JCE) es solo una campanada que advierte a los partidos que no la aceptan que sin reglas claras el sistema político dominicano trilla el camino a la perdición.
A nivel mundial, se verifica una crisis de los sistemas de partidos, la cual se conjuga y acentúa cada vez más con una angustiante crisis de la democracia. De esa circunstancia, son conscientes las direcciones esas colectividades políticas que, a pesar de eso, persisten en la mala práctica de despreciar toda regla tendente a hacer efectivos los derechos de participación y representación de su militancia, como es el espíritu/esencia de la reciente Resolución 13-23 de la Junta Central Electoral, JCE, basada en la sentencia del Tribunal Superior Electoral sobre el carácter de las reservas de candidaturas partidaria. En ella se establece con claridad que estas no son un 20% de la totalidad de cada agrupación, sino de cada uno de los niveles de elección.
Uno de los elementos más importantes de la presente crisis de la democracia, es la acentuada falta de calidad de la participación y de la representación, que se expresa en ese “dominio de los elegidos sobre los electores de los delegados sobre los delegantes, de los mandatarios sobre los mandantes”, de que habla Robert Michel, lo cual pervierte el ideal de representatividad democrática de la militancia en sus partidos y las funciones de las instituciones en que se ejerce el poder: el congreso y los municipios. Y no sólo de éstos sino de las demás instituciones y poderes del Estado. Como dicen Lenk y Newma, “los partidos son los órganos de creación de los demás órganos del Estado”, lo configuran y por tanto, de su funcionamiento y forma de elección de sus representantes en esos órganos dependerá la legitimidad del poder.